El despido de un director comercial de Pescanova, con casi tres
décadas de trayectoria en la compañía, ha causado revuelo al
evidenciar el rigor de las empresas frente a irregularidades en los
gastos corporativos. Este caso, respaldado por una sentencia del
Tribunal Supremo, destaca la importancia de la confianza y la ética
en entornos laborales.
¿Qué llevó al
despido disciplinario?
El conflicto inició tras una auditoría interna realizada en 2022
por Pescanova, la cual reveló
irregularidades graves en los gastos del director comercial.
Entre las anomalías detectadas, destacan cargos indebidos
en combustible, comidas y peajes. En total, los reportes
fraudulentos ascendían a más de 3.000 euros en gasolina y costes
adicionales como estacionamientos los fines de semana.

Uno de los puntos más críticos fue el registro de 68
comidas grupales durante un período de ocho meses.
Cuarenta y dos de estos encuentros se llevaron a cabo en un
restaurante cercano a la vivienda del trabajador, con un promedio
de más de 30 euros por persona. Además, muchas de estas reuniones
incluían asistentes ajenos a la empresa, como
amigos personales del director, lo que dejaba en evidencia usos
inapropiados de los recursos corporativos.
La
respuesta de la empresa y el procedimiento judicial
Pescanova inició un expediente disciplinario el
16 de febrero de 2022, notificando el despido disciplinario dos
días después. Desde un inicio, la empresa enfatizó que las acciones
del director violaban la buena fe contractual,
siendo incompatibles con la confianza que su posición requería.
El empleado, por su parte, optó por impugnar la decisión en
diferentes instancias judiciales. Primero ante un juzgado de lo
Social en Vigo, seguidamente en el Tribunal Superior de Justicia de
Galicia, y finalmente recurrió al Tribunal Supremo. Sin embargo,
todas las resoluciones concluyeron que el despido era procedente,
al considerar las irregularidades como una falta grave.
La postura del Tribunal
Supremo
El Tribunal Supremo reafirmó la validez de la decisión
empresarial, argumentando que el abuso de confianza fue
sistemático y reiterado. No solo rechazó la
defensa del despedido, quien señalaba prescripción de las faltas y
tolerancia previa de la empresa, sino también destacó la gravedad
de las acciones debido a la posición de responsabilidad
ocupada.
Según la corte, las infracciones se realizaron durante
diferentes etapas y tipos de gastos, dejando sin
lugar la teoría de un caso aislado. Además, subrayaron que
la prescripción no había comenzado, ya que las
faltas solo pudieron detectarse tras la auditoría interna que
reveló el alcance del fraude.
Aunque el trabajador intentó justificar sus gastos como
habituales y previamente conocidos por la empresa, el Tribunal
Supremo señaló que, dada la ocultación deliberada,
las faltas no podían interpretarse con la misma indulgencia que
otros precedentes legales.

¿Por qué este fallo
es relevante?
El caso establece un precedente importante para las empresas
sobre cómo abordar irregularidades en el uso de recursos
corporativos. Más allá de las cifras involucradas, la sentencia
refleja que incluso empleados con muchos años de
servicio pueden enfrentar consecuencias severas si
vulneran la confianza de manera significativa.
Este tipo de casos también sirve como advertencia para quienes
ocupan cargos directivos. Tener acceso a presupuestos corporativos
implica responsabilidades éticas y legales
estrictas. El abuso de estas facultades no solo genera
pérdidas económicas, sino que también erosiona la relación de
confianza fundamental en la estructura organizativa.
Lecciones para
trabajadores y empresas
Si bien pocos casos alcanzan este nivel de visibilidad, el
despido de este director recalca algunas lecciones claves para el
ámbito laboral:
Transparencia en los gastos: los informes de
gastos deben ser verificables y alineados con la actividad laboral.
Intentar encubrir movimientos financieros irregulares genera
riesgos legales para los empleados.
Tolerancia y precedentes: aunque una empresa
puede no actuar ante ciertas conductas en el pasado, eso no es
sinónimo de tolerancia continua. Las auditorías o cambios de
políticas pueden exponer eventuales irregularidades.
Auditorías frecuentes: para las empresas, este
caso subraya la importancia de implementar mecanismos de control
sobre los gastos corporativos, asegurando que se destinan
correctamente al desarrollo del negocio.
La historia de este
despido muestra cómo incluso empleados de alta jerarquía están
sujetos a las normas y reglas empresariales. El Tribunal Supremo
dejó claro que el abuso de confianza no tiene
cabida, y acciones como estas pueden comprometer no solo
la estabilidad de un puesto, sino también el legado de toda una
carrera profesional.
Las relaciones laborales basadas en la transparencia y el
cumplimiento ético son esenciales para evitar casos similares en el
futuro, beneficiando tanto a trabajadores como a las
organizaciones.


