#Salud: Trucos para que tus platos tengan sabor… ¡sin una pizca de sal!

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Hierbas
aromáticas y especias: los verdaderos héroes de la
cocina

Las hierbas y especias son esenciales para asegurar que los
platos sean sabrosos y complejos. Ingredientes como el
orégano, tomillo, perejil o albahaca funcionan
maravillosamente al realzar el gusto natural de las comidas. Por
ejemplo, una simple pasta puede transformarse al añadir un poco de
ajo triturado, pimienta negra recién molida y un toque de albahaca
fresca.

Para quienes prefieren un perfil de sabor más intenso, especias
como el comino, el curry o la cúrcuma son
opciones ideales. Estos ingredientes no solo aportan notas
aromáticas sino también profundidad, complementando especialmente
los guisos y platos de legumbres.

Zumo
y ralladura de cítricos: acidez que eleva el sabor

La frescura de los cítricos es una herramienta versátil para
sustituir
la sal.
Tanto el jugo de limón como la ralladura de su
cáscara
pueden aportar vivacidad a carnes, pescados y
ensaladas. Imagina un pescado al vapor cubierto con un chorrito de
limón fresco y un toque de perejil picado. ¿El resultado? Un plato
ligero y sabroso, sin necesidad de sal.

El zumo de naranja, por otro lado, es perfecto
para aportar un toque dulce ácido a marinados o incluso como base
para salsas sobre verduras asadas. Rallar finamente la cáscara de
cítricos sobre sopas o guisos proporciona una aromatización
delicada pero vibrante.

Sofritos
de vegetales: una base cargada de sabor

Ingredientes como ajo, cebolla, pimientos y
puerro
forman la base de muchos platos. Un sofrito bien
hecho libera los azúcares naturales de estos vegetales, creando una
base con un sabor profundo y reconfortante. Por ejemplo,
caramelizar cebollas hasta que estén doradas y dulces puede cambiar
la personalidad de un simple plato de
arroz
o puré.

El siguiente nivel incluye mezclar los sofritos con especias,
como el pimentón ahumado o el ají, para añadir capas adicionales de
carácter. Y no olvides que los vegetales como el apio o la
zanahoria también son perfectos para construir sabores complejos
sin nada de sodio.

Técnicas de
cocción que intensifican el sabor

Ciertos métodos de cocción son claves para potenciar los sabores
naturales de los alimentos. La plancha y el horno
son excelentes para crear el sellado dorado que realza el sabor,
gracias a la reacción de Maillard. Por ejemplo, las verduras como
calabacines y berenjenas desarrollan un perfil ahumado si son
asadas a alta temperatura.

Los alimentos salteados a fuego alto, como tiras de pollo o tofu
con ajo y jengibre, logran texturas crujientes en pocos minutos
mientras conservan su jugosidad interna. Incluso un plato sencillo
como el brócoli puede transformarse al tostarlo ligeramente y
agregarle un chorrito de aceite de oliva extra virgen.

Foto Freepik

Sustituye con
ingredientes umami

El sabor umami es una excelente manera de compensar la ausencia
de sal. Productos como quesos bajos en sodio,
tomate deshidratado y hongos shiitake secos son perfectos para
incluir notas saladas naturales en sopas, ensaladas o pizzas
caseras.

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Otro truco es el uso de elementos fermentados como el
miso bajo en sodio. Este ingrediente puede
mezclarse en sopas y salsas para agregar una complejidad rica y
agradable. Los encurtidos caseros, preparados con vinagre en lugar
de sal, también aportan acidez y textura sin sacrificar el
atractivo de un buen plato.

Vinagres y
aceites: aliados para sazonar

El vinagre balsámico, con su dulzura
ligeramente ácida, es perfecto para terminar platos asados o
ensaladas. Mientras tanto, el vinagre de manzana
combina maravillosamente con platillos más ligeros, como pescados
al vapor.

Además, los aceites aromatizados, como los
infusionados con ajo, hierbas o incluso chile, añaden profundidad
al regarse sobre verduras cocidas o pastas. La clave está en
usarlos al finalizar la cocción para que su aroma destaque y no se
pierda mientras cocinas.

Detalles
crujientes que marcan la diferencia

Los elementos crujientes no solo aportan textura, sino también
interés gustativo. Ejemplos como semillas tostadas, frutos
secos o incluso granos inflados
pueden mejorar el perfil
de sabor de un plato. Un puñado de almendras picadas en una
ensalada añade contraste y riqueza, además de ser un toque lleno de
nutrientes.

Otra opción es usar las puntas crujientes de ingredientes
horneados, como los bordes dorados de unas patatas al horno. Esto
no solo proporciona un toque salado natural, sino también una
dimensión que eleva el plato.

Vegetales
fermentados: el toque especial

Productos fermentados como el kimchi o el
chucrut
tienen sabores vibrantes y ayudan a equilibrar
platos más suaves. Al estar llenos de bacterias saludables, también
son aliados para una mejor digestión. Unas cucharadas en un taco de
pollo o incluso como acompañamiento de una carne magra pueden dar
ese toque que falta.

Al reinventar tu forma de cocinar con estas técnicas, no solo
cuidarás tu salud, sino que descubrirás un mundo lleno de
posibilidades culinarias donde el sabor nunca falta. Cambiar el
hábito de
usar sal
poco a poco y dar protagonismo a estos ingredientes es
un paso sencillo que hará la diferencia tanto en tu paladar
como en tu bienestar.

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