#Salud: Tomar té todos los días suena sano… pero, ¿cuántas tazas son seguras realmente?

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¿Cuántas
tazas de té se pueden tomar al día sin riesgo?

Para la mayoría de los adultos sanos, el rango seguro de
cafeína diaria suele estar entre 200 y 400
mg
. Este margen aparece en recomendaciones de
organizaciones de salud y se usa como guía práctica. En embarazo y
lactancia, varias entidades, como Roswell Park, sugieren limitarla
a 200 mg al día. En niños, la indicación es evitar
la cafeína.

Ese rango permite entender el número de tazas posibles. Un té
verde estándar aporta entre 30 y 50 mg por taza,
mientras que el
té negro
suele subir un poco más. Con un límite de 400 mg en
adultos, el máximo teórico oscila según el tipo y la preparación.
Aunque eso suene a muchas tazas, la práctica aconseja prudencia.
Fuentes como Consumer Reports proponen moverse entre 2 y 3
tazas al día
para obtener beneficios y reducir efectos
molestos. Algunas guías populares suman que, en adultos, no
conviene pasar de 4 o 5 tazas si hay cafeína de
por medio. Eso ayuda a dormir mejor y evita palpitaciones o
nerviosismo.

Beneficios reales
del té que sí se notan

El té aporta antioxidantes, compuestos que
protegen frente al desgaste celular. Ese efecto aparece una y otra
vez en reportes de salud y medios como AARP. También se habla de
impacto cardiovascular, control de peso y salud metabólica, con
evidencia más firme en el té verde. Marcas de
salud como Bupa resumen efectos que incluyen apoyo al control de
glucosa y respuesta inflamatoria más suave.

La L-teanina, un aminoácido presente en el té,
suma calma mental y enfoque. Combina bien con dosis moderadas de
cafeína. Por eso muchos notan una atención
tranquila
después de una taza. El té negro, por su parte,
muestra asociaciones favorables en estudios de población. Incluso
una segunda taza al día podría sumar beneficios de corazón, según
notas divulgadas por AARP. La clave es constancia y moderación.

Riesgos al pasarse de la
raya

El exceso de té con cafeína puede causar
insomnio, nerviosismo,
irritabilidad y malestar digestivo. Quien es
sensible lo nota con pequeñas cantidades. Los latidos se aceleran,
sube la ansiedad y el sueño se altera. Aun un consumo alto de té
verde puede resultar problemático. Organizaciones como Susan G.
Komen señalan que beber más de 8 tazas de té verde al
día
podría no ser seguro por la cafeína acumulada y sus
efectos secundarios.

El momento del día también influye. Una taza vespertina puede no
afectar a todos de la misma forma. Hay quien duerme sin problema, y
hay quien paga la noche entera. Por eso conviene probar y
ajustar
. Si aparecen molestias, se baja la cantidad o se
cambia a versiones con menos cafeína. La tolerancia personal
manda.

¿Qué
define el número seguro para cada persona?

Importa el tipo de té, la
tolerancia, el estado de salud y
el contexto. Si hay embarazo o lactancia, el
límite sugerido de 200 mg de cafeína al día marca
la pauta. Si hay ansiedad, hipertensión no controlada o problemas
de sueño, conviene reducir y observar. En niños y adolescentes, lo
mejor es optar por infusiones sin cafeína.

También cuenta lo que se toma en el resto del día. Si hay café
por la mañana o bebidas energéticas, el margen para el té se
reduce. La regla práctica es sencilla: sumar todo y no pasar del
rango seguro. Con eso, el té puede convivir bien con otros hábitos
sin sorpresas.


verde, negro o infusiones: qué cambia en la práctica

El té verde destaca por sus
polifenoles y un nivel de cafeína moderado. Su
perfil cae bien a quienes buscan claridad mental sin exceso de
estímulo. El té negro tiene más cafeína por taza,
además de un sabor más intenso. Para quienes son sensibles, dos
tazas pueden sentirse como un café cargado.

Las infusiones de hierbas no son té en sentido
estricto, ya que no vienen de Camellia sinensis. Aun así, son
aliadas para cerrar el día. La manzanilla, el rooibos o la menta
aportan sabor y cero cafeína. Sirven para mantener el ritual de la
tetera sin afectar el sueño.

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Recomendaciones
prácticas para el día a día

Un buen punto de partida son 2 o 3 tazas al día
si se elige té con cafeína. Esta cantidad encaja con beneficios y
baja el riesgo de molestias. A partir de la cuarta taza conviene
observar el cuerpo. Si hay tensión, falta de aire o alteración del
sueño, se reduce. También ayuda alternar entre verde y herbal, o
pasar a té descafeinado en la tarde.

El tamaño de la taza engaña. Muchas tazas grandes superan los
240 ml que se usan como referencia. Más volumen, más cafeína. La
forma de preparación también cuenta. Infusiones más largas y agua
muy caliente extraen más cafeína y taninos. Si hay sensibilidad,
bastan infusiones más cortas con agua algo menos caliente.

Señales de que
conviene bajar la cantidad

Si aparece temblor, agitación interna o
palpitaciones, hay un exceso. El
reflujo que empeora, los dolores de
cabeza
y la irritabilidad son pistas
claras. En ese caso, reducir una o dos tazas, espaciar el consumo y
moverlo a horas más tempranas suele ayudar. Si el sueño se corta o
cuesta conciliar, la última taza debería ser al menos seis horas
antes de dormir.

Cómo disfrutar el té con
cabeza

Elegir tés de calidad y variar orígenes mantiene el interés y el
sabor. Probar tiempos de infusión distintos da control sobre la
intensidad. Usar agua filtrada mejora el perfil en taza. Espaciar
las tomas a lo largo del día evita picos bruscos de cafeína.

Un consejo simple ayuda mucho: hidratarse
también con agua. El té cuenta para la hidratación, pero no debe
desplazar el agua pura. Otra idea útil consiste en fijar una
hora límite para el último té con cafeína. Para
muchos, las 3 o 4 de la tarde funcionan bien.

Cuándo pedir consejo
profesional

Si hay afecciones crónicas, medicación sensible o dudas sobre el
embarazo, conviene hablar con un profesional. La sensibilidad a la
cafeína cambia con la edad, el peso, el estrés y la genética. Un
ajuste pequeño puede mejorar el sueño, la energía y el humor.

En el caso de objetivos de salud concretos, como control de peso
o apoyo cardiovascular, un enfoque ordenado ayuda. Informes
divulgados por AARP y entidades clínicas señalan asociaciones
positivas, sobre todo con el
té verde
. Aun así, el té es un
apoyo, no un sustituto de hábitos clave como
actividad física, comida real y descanso.

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