#Salud: ¿Te duele la cabeza en cuanto bebes vino tinto? Te explicamos por qué

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El papel de la
quercetina en el vino tinto

Una de las causas más investigadas recientemente es la
quercetina, un flavonol presente de forma natural
en el
vino tinto
, así como en algunas frutas y vegetales. Según
estudios recientes, este compuesto puede interferir con la
capacidad del cuerpo para metabolizar el alcohol. Cuando se consume
vino que contiene quercetina, el cuerpo convierte este compuesto en
quercetina glucurónido. Este derivado interfiere
con una enzima clave llamada ALDH2, responsable de
descomponer el alcohol en el organismo.

La inhibición de esta enzima genera un aumento de
acetaldehído, una sustancia tóxica e inflamatoria
que provoca síntomas molestos como dolor de
cabeza, náuseas y enrojecimiento facial en algunas personas.

Factores
genéticos y susceptibilidad individual

No todas las personas reaccionan de la misma manera al consumir
vino tinto. Los investigadores han identificado que cerca del
8% de la población mundial tiene una variante
menos activa de la enzima ALDH2. Esta predisposición genética, más
común en personas de origen asiático, incrementa la acumulación de
acetaldehído en el cuerpo y hace que estas personas sean más
susceptibles a experimentar estos síntomas.

Incluso quienes no tienen esta variante genética pueden
experimentar molestias tras consumir vinos tintos, especialmente si
estos tienen un alto contenido de quercetina. Esto demuestra que el
efecto no depende únicamente de la predisposición genética, sino
que también influyen otros factores relacionados con el vino y la
respuesta inmune individual.

Los sulfitos, otro
posible culpable

Además de la quercetina, los sulfitos son otra
causa común detrás de los dolores de cabeza por vino tinto. Estas
sustancias, utilizadas como conservantes en la producción de vino,
pueden desencadenar respuestas en quienes son sensibles a ellas.
Aunque los sulfitos están presentes en varios productos
alimenticios, el vino tinto puede contener niveles más altos,
especialmente en ciertas variedades.

Para algunas personas, incluso pequeñas cantidades de sulfitos
pueden provocar malestar, incluyendo migrañas o
dolores similares. Sin embargo, esto no afecta a todos por igual, y
algunas variedades de vinos, como los orgánicos, suelen tener
niveles más bajos de sulfitos.

Foto Freepik

El impacto de
los taninos y las histaminas

Los taninos, responsables de la sensación
astringente del vino tinto, son otro elemento a considerar. Estas
moléculas naturales, presentes en las pieles de las uvas, pueden
provocar dolores de cabeza en personas propensas a la liberación de
serotonina. Esta sustancia química juega un papel crucial en la
regulación del dolor y, en exceso, puede intensificar la sensación
de incomodidad.

Por otro lado, las histaminas, que también
están presentes en el vino tinto, pueden desencadenar reacciones
adversas. Las personas con una baja actividad de la enzima DAO,
encargada de descomponer las histaminas, tienen mayor riesgo de
padecer dolores de cabeza al consumir esta bebida. Estas reacciones
son más comunes en personas con alergias o
sensibilidad alimentaria.

Condiciones
externas y proceso de elaboración

El contenido de quercetina y otros compuestos en el vino puede
variar según diversos factores. Por ejemplo, la exposición
al sol
durante el cultivo de las uvas y las técnicas de
producción utilizadas por los productores de vino influyen
significativamente en los niveles de quercetina en el producto
final. Curiosamente, algunos estudios señalan que los vinos más
baratos tienden a tener niveles más bajos de quercetina, lo que
podría hacerlos más tolerables para ciertos individuos.

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Además, el añejamiento y otros procesos químicos durante la
elaboración pueden alterar la composición del vino, afectando su
impacto en el cuerpo. Esto explica por qué algunos vinos tintos
producen dolores de cabeza más intensos que otros.

Cómo
minimizar el dolor de cabeza al beber vino tinto

Aunque no hay una solución universal, hay medidas que pueden
ayudar a reducir el riesgo de molestias:

Elegir variedades con menos taninos y sulfitos:
algunas etiquetas indican el contenido de estos compuestos, lo que
facilita elegir opciones más ligeras.

Hidratarse correctamente: beber agua antes,
durante y después de consumir vino puede ayudar a diluir los
compuestos problemáticos y reducir su impacto.

Optar por vinos orgánicos o más baratos: estas
alternativas suelen tener menos conservantes y contenido de
quercetina.

Probar suplementos como DAO: para quienes
tienen sensibilidad a las histaminas, ciertos suplementos
enzimáticos pueden resultar útiles.

Los dolores de cabeza por el consumo de
vino tinto
no son un misterio sin solución. Entender cómo el
cuerpo reacciona a los distintos componentes del vino permite
disfrutar de esta bebida moderadamente y minimizando los efectos
adversos.

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