#Salud: Soy entrenador deportivo y aquí están los 3 consejos que me ayudaron a perder 54 kilos

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Adoptar hábitos de alimentación sostenibles

La gran diferencia no estuvo en un menú milagroso ni en eliminar
grupos enteros de
alimentos
. El secreto fue elegir ajustes realistas y
permanentes
. En lugar de obsesionarse con listas
interminables de restricciones, la decisión fue simplificar: optar
por comidas accesibles, bajas en calorías y con alto valor
nutricional. Frutas, verduras, proteínas magras y una dosis
moderada de grasas saludables encabezaron el menú diario.

La reducción consciente de calorías nació de la
planificación anticipada, evitando los antojos
impulsivos. Los excesos puntuales ya no derrocaron los avances,
porque lo importante fue mantener la constancia y no la perfección.
Preparar de antemano varias comidas permitió controlar las
porciones
y sortear la tentación de recurrir a
ultraprocesados. Beber suficiente agua también ayudó a regular el
apetito y a tomar mejores decisiones al comer.

El riesgo más común es caer en el error de páginas o dietas
rápidas: generan frustración y el temido efecto rebote. La
estrategia real funcionó porque nunca se prohibió nada; en vez de
eso, se priorizó el equilibrio. Disfrutar del pan, del arroz o de
una pequeña porción de postre no frenó el progreso. Todo lo
contrario: al evitar la culpa y los extremos, la
alimentación se volvió sostenible, agradable y compatible con la
vida cotidiana.

Foto Freepik

Construir una rutina de entrenamiento funcional

Al principio, la tentación de sobreentrenar era muy fuerte,
buscando quemar el máximo de calorías en el menor tiempo posible.
Sin embargo, el avance más notorio surgió cuando se adoptó una
rutina funcional y variada, con ejercicios que
involucraran grandes grupos musculares. Incluir sentadillas,
flexiones, dominadas y movimientos compuestos resultó mucho más
eficaz para transformar la composición corporal.

Alternar entrenamientos de fuerza con
actividades aeróbicas suaves (como caminar o pedalear) aceleró el
metabolismo y ayudó a mantener masa muscular durante la pérdida de
peso. Lo crucial fue entender que no hay que agotarse para obtener
resultados; el descanso es parte esencial del progreso. Respetar
los días de recuperación evita el estancamiento, la fatiga y las
lesiones a largo plazo.

Moverse más a lo largo del día hacia objetivos realistas, sin
obsesión con cifras exactas, fue el cambio más sencillo y
subestimado. Caminar todos los días, subir escaleras, realizar
pequeñas pausas activas en el trabajo, cualquier excusa ayudó a
incrementar el gasto energético de forma natural. Esta
flexibilidad en la rutina permitió adaptarse a
días buenos y malos, manteniendo una adherencia sólida, mucho más
importante que la intensidad esporádica.

No hay una fórmula universal, y cada persona necesita adaptar
los ejercicios a su nivel, sus limitaciones físicas y sus
preferencias. Lo que nunca cambia es la importancia de la
regularidad, combinando movimientos útiles, variados y progresivos
para seguir motivado y observar avances reales.

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La mentalidad adecuada para un cambio duradero

El mayor desafío no estuvo en la comida ni en el gimnasio, sino
en la mente. Mantenerse enfocado requiere una
actitud positiva, resiliencia para enfrentar caídas y capacidad de
reconectar con la motivación inicial. Celebrar cada logro, incluso
el más pequeño, marca la diferencia entre una simple racha y un

cambio duradero
.

Fijar metas claras y alcanzables ayuda a sostener el impulso.
Sin embargo, los objetivos obsesivos como “ver cierto número en la
balanza” suelen conducir a frustración. El verdadero avance se ve
en el día a día: mayor energía, mejor ánimo, ropa que ajusta
distinto, confianza renovada. Entender que el proceso va a tener
altibajos, y aceptar que algunos días no serán perfectos, invita a
cultivar la paciencia y a no rendirse ante los
obstáculos.

El entorno es clave. Contar con apoyo de amigos, familia o
compañeros de camino refuerza la motivación, disminuye el estrés y
ayuda a enfrentar los momentos complicados. Hablar de las metas y
pedir respaldo hace que el compromiso sea más sólido.

Mantener la salud mental y emocional, cuidar el sueño,
diferenciar entre hambre real y emocional, buscar ayuda profesional
cuando se necesita, estas son piezas igual de importantes que un
buen plan de comidas o rutina de ejercicios. Sin una mentalidad
fuerte y flexible, el progreso se vuelve frágil. Con una actitud
firme y gentil a la vez, el cambio perdura.

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