#Salud: sigue estos 5 pasos y podrías salvarle la vida

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Convulsión a la vista: cómo reconocerla rápido y actuar con calma

Una convulsión es una descarga eléctrica anormal en el cerebro que produce movimientos involuntarios o una desconexión súbita. Puede parecer una sacudida intensa, una caída brusca o una mirada perdida que no responde. Lo primero es calma. Respirar hondo ayuda a pensar mejor, a observar y a priorizar lo que protege a la persona.

Las señales se ven en segundos. El cuerpo puede ponerse rígido, después iniciar sacudidas rítmicas, con mirada fija o desviada. A veces los labios se ven amoratados y la respiración suena fuerte o irregular. Puede haber saliva abundante o algo de espuma. También puede existir una breve ausencia, sin sacudidas, con parpadeo rápido o mirada fija. Al terminar, la persona suele quedar confusa, cansada o somnolienta, y eso es esperable.

La seguridad del entorno importa. Mirar alrededor y retirar objetos duros o filosos reduce el riesgo de lesiones. Un bordillo, una mesa baja, un escalón, una vitrina o una lámpara en el suelo pueden convertirse en un problema. Evitar empujones de curiosos y bajar el ruido también ayuda. Con un entorno más limpio y seguro, todo es más manejable. Lo que no se debe hacer es sujetar el cuerpo. Los movimientos son involuntarios y forzarlos puede causar lesiones en músculos, articulaciones o incluso fracturas. Proteger, observar y medir el tiempo orienta los siguientes pasos.

Señales típicas que cualquier persona puede identificar

Pérdida de conciencia y rigidez inicial, luego sacudidas rítmicas. Mirada fija sin respuesta, labios amoratados y respiración ruidosa. Babeo o espuma, y confusión al finalizar. También existen episodios breves con solo mirada fija o parpadeo rápido. Todos son signos visibles en segundos.

Tipos más comunes que se ven a simple vista

Las convulsiones tónico clónicas combinan rigidez y sacudidas y suelen ser las más llamativas. Las ausencias se ven como desconexiones breves con mirada fija. Las focales con conciencia alterada pueden parecer un estado extraño, con gestos repetidos y falta de respuesta. En todas, el primer auxilio es similar: proteger, colocar de lado al terminar y observar el tiempo.

Preparar el entorno en segundos para evitar golpes

Retirar objetos duros, filosos o inestables y crear un espacio libre alrededor. Alejar a la gente para dar aire y privacidad. Aflojar bufandas, corbatas o cuellos apretados que presionen. Proteger la cabeza con algo blando, como una chaqueta o mochila. Actuar con voz baja y sin gritar mantiene la seguridad y reduce el estrés.

Está teniendo una convulsión: sigue estos 5 pasos y podrías salvarle la vida

Primero, mantener la calma y mirar el tiempo desde el inicio. Saber cuánto dura orienta decisiones. La mayoría de los episodios se resuelven en pocos minutos, así que observar, contar y describir lo que pasa es clave. Un reloj o el cronómetro del móvil es suficiente para registrar la duración.

Luego, crear seguridad a su alrededor. Proteger el entorno y despejar objetos evita golpes. No se debe sujetar los brazos ni las piernas, no detiene la convulsión y puede provocar daño. Un gesto sencillo marca la diferencia, quitar gafas, alejar muebles, poner algo blando bajo la cabeza y aflojar el cuello de la ropa.

Cuando el movimiento cede, ayudar a girar de lado en posición lateral de seguridad. La boca hacia abajo permite que la saliva drene. Esto ayuda a mantener la vía aérea despejada y facilita que pueda respirar mejor. Vigilar el pecho y el ritmo es útil para detectar cambios.

No introducir objetos ni dedos, nada en la boca. La persona no se traga la lengua. Intentar abrir la mandíbula provoca lesiones en dientes, lengua o mandíbula y puede obstruir la vía aérea. Tampoco dar agua, pastillas o aerosoles. Seguir sin líquidos hasta que esté plenamente alerta y pueda tragar con normalidad.

Quedarse a su lado hasta que recupere la conciencia. Hablar con tono suave, decir el nombre y explicar lo ocurrido reduce el miedo. Revisar si hay golpes o sangrado y cubrir con una prenda si tiembla. Cuidar la privacidad, evitar multitudes y no permitir que conduzca o suba escaleras de inmediato. La tranquilidad y el acompañar son parte del cuidado.

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Foto Freepik

Mantener la calma y medir el tiempo

La calma evita errores y medir el tiempo guía las decisiones. La mayoría de convulsiones duran entre dos y tres minutos. Mirar un reloj o activar el cronómetro del teléfono ayuda a registrar la duración sin perder de vista a la persona.

Proteger sin sujetar y despejar alrededor

El objetivo es proteger, no sujetar. Quitar gafas y alejar muebles, botellas o bordes cortantes. Colocar algo blando bajo la cabeza y aflojar cuellos apretados. Ese entorno seguro previene golpes mientras el episodio pasa.

Colocar de lado para facilitar la respiración

Cuando cese el movimiento, girar con cuidado a posición lateral de seguridad. Mantener la boca hacia abajo para que la saliva escurra, cuidar la vía aérea y observar que siga respirar con ritmo regular.

No poner nada en la boca ni dar comida o bebida

No introducir objetos, nada en la boca. Evitar agua, pastillas y aerosoles, sin líquidos hasta que esté despierta y responda con claridad. Forzar la boca añade riesgo de lesiones y atragantamiento.

Quedarse a su lado hasta que recupere la conciencia

Hablar con calma, presentarse y explicar que pasó una convulsión, acompañar con tranquilidad. Valorar si hay heridas y ofrecer abrigo. No dejar que haga esfuerzos, como conducir o subir escaleras, hasta que esté totalmente recuperada.

Qué no hacer, cuándo llamar al 112, y cómo ayudar después

Hay errores que empeoran la situación. Sujetar el cuerpo, dar palmadas, forzar la boca u ofrecer agua durante la convulsión aumenta el riesgo. La indicación es clara, no sujetar y nada en la boca. La reanimación solo se considera si, al terminar, no respira y el operador lo indica por teléfono.

Hay señales para pedir una ambulancia sin esperar. Convulsión que supera más de cinco minutos, episodios que se repiten sin recuperación, primera convulsión, embarazo, diabetes, lesiones graves o dificultad para respirar. Color azulado que no mejora, golpe fuerte en la cabeza o un episodio en el agua también son motivos. Al llamar al servicio de emergencias, conviene decir cuánto duró, cómo empezó, qué movimientos se vieron y si toma medicación conocida. Indicar el lugar exacto, puntos de referencia y si la persona está despierta o aún confundida acelera la respuesta.

Después del episodio, ayudan datos simples. Anotar el tiempo total, el inicio de los síntomas y si hubo golpe o caída. Mirar si hay heridas y, si las hay, presionar con una gasa limpia y vigilar. Ofrecer un lugar tranquilo, poca luz y aire fresco aporta seguridad. Un video breve puede servir al médico, siempre que sea seguro, respetuoso y sin invadir la intimidad. También es útil preguntar, cuando despierte, si tiene un plan de acción o un contacto de confianza.

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