#Salud: Si tienes el colesterol alto, deberías saber esto antes de tomar vino

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El colesterol es una grasa que circula por la sangre que tu cuerpo la necesita, pero que en exceso se acumula en las paredes de las arterias y las va estrechando. Esto con el tiempo, aumenta el riesgo de infarto y de accidente cerebrovascular.

De forma sencilla, podríamos decir que el colesterol LDL es el “malo”, porque tiende a depositarse en las arterias, y el colesterol HDL es el “bueno”, porque ayuda a retirarlo. Cuando el LDL está alto y el HDL está bajo, el riesgo cardiaco sube de forma clara.

El alcohol, incluido el vino, entra también en esta ecuación, porque puede aumentar la presión arterial y elevar los triglicéridos, que son otro tipo de grasa en la sangre. Muchas personas adultas tienen colesterol alto o triglicéridos elevados, por eso la duda sobre si se puede beber vino es tan frecuente.

¿El vino tinto es bueno para el colesterol o es un mito?

Durante años se habló de la “paradoja francesa”, esa idea de que los franceses bebían mucho vino y, aun así, tenían menos infartos. Incluso, se llegó a decir que un consumo moderado de vino tinto podía proteger frente a las enfermedades del corazón.

Hoy los estudios grandes, con cientos de miles de personas, han puesto esta creencia en duda. Algunos trabajos antiguos parecían ver menos infartos en quienes bebían poco, pero análisis más recientes muestran que el riesgo total de enfermedad aumenta a medida que sube el consumo de alcohol. Por eso ya no se recomienda el vino como tratamiento ni como prevención del colesterol alto.

Polifenoles, resveratrol y “buen” colesterol HDL

Los polifenoles y el resveratrol son compuestos antioxidantes presentes en la piel de la uva. En teoría podrían ayudar a subir un poco el colesterol HDL y proteger las paredes de las arterias del daño oxidativo.

El punto importante es que no solo se encuentran en el vino. También están en la uva fresca, el zumo de uva sin alcohol, los frutos rojos, el aceite de oliva y en una dieta de tipo mediterráneo. Es decir, puedes obtener esos antioxidantes sin necesidad de tomar alcohol.

El problema del alcohol, el azúcar y los triglicéridos

El vino no es solo antioxidantes, ya que también contiene etanol, que es la propia molécula de alcohol, y azúcar. Este último favorece la subida de triglicéridos en sangre y, si la cantidad es alta o frecuente, empuja al aumento de peso.

Estudios recientes muestran que incluso el consumo llamado moderado se asocia con más riesgo de presión alta, accidentes vasculares cerebrales y algunos tipos de cáncer. Por eso los posibles beneficios del vino se quedan cortos frente a estos daños.

¿Puedo beber vino si tengo el colesterol alto y cuánto sería seguro?

La opción más segura para tu corazón es no beber alcohol, sobre todo si ya tienes colesterol elevado, otros factores de riesgo o estás con medicación. El vino no es un remedio y no mejora el efecto de los fármacos para el colesterol.

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Si aun así no quieres dejarlo del todo, es importante hablar con tu médico. Las guías de salud pública marcan límites bajos de alcohol semanal y recomiendan varios días sin beber. Son límites máximos para quienes ya consumen, no una invitación a empezar a tomar vino “por salud”.

Foto Freepik

Quién debería evitar por completo el vino

Hay situaciones en las que el vino resulta especialmente desaconsejado. Por ejemplo, si has tenido un infarto o un ictus, si tienes hígado graso o triglicéridos muy altos, si estás embarazada o en periodo de lactancia, o si tomas medicación que se lleva mal con el alcohol.

También conviene evitarlo si has tenido problemas de adicción al alcohol. En todos estos casos, el riesgo añadido no compensa en absoluto y lo más prudente es optar por bebidas sin alcohol.

Si decides beber vino

Si, después de hablar con tu médico, decides seguir tomando algo de vino, intenta que sea siempre con comida, en pequeñas cantidades y sin acumular copas el fin de semana. Procura dejar varios días a la semana sin nada de alcohol.

No uses nunca el vino como “medicina” para el colesterol. La base del tratamiento sigue siendo una buena alimentación, ejercicio regular y, cuando hace falta, los fármacos indicados por el profesional de salud.

Mejores alternativas al vino para cuidar el colesterol

La buena noticia es que hay muchas formas de cuidar el corazón sin recurrir al alcohol. Una dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado azul y aceite de oliva, ha demostrado mejorar el perfil de colesterol y reducir el riesgo cardiovascular a largo plazo.

Si te gusta el gesto de la copa al comer, puedes probar vino sin alcohol u otras bebidas sin etanol, como agua con gas y rodajas de fruta, infusiones frías o zumos sin azúcar añadido. Mantienes el ritual, pero sin castigar a tus arterias.

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