#Salud: “Si existe una posibilidad de que la ciencia permita algún día la reanimación, mi hijo merece esa oportunidad”

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La tragedia de Clare McCann y su hijo Atreyu ha
tocado a miles de personas en todo el mundo, desatando debates
profundos sobre ciencia, ética y, sobre todo, sufrimiento social.
Atreyu, un niño australiano de tan solo 13 años, se quitó
la vida
después de enfrentar meses de acoso escolar y ver
cómo las instituciones a su alrededor fallaron en protegerlo. Su
madre, reconocida actriz, lucha ahora no solo por justicia, sino
también por cumplir el último deseo de su hijo: ser
criopreservado con la esperanza de un futuro
reencuentro.

Atreyu había sido educado en casa la mayor
parte de su vida. Cuando Clare McCann creyó que era momento de que
su hijo se integrara socialmente, lo inscribió en una escuela
pública en Nueva Gales del Sur. El sueño de una infancia normal se
convirtió rápidamente en pesadilla: burlas, aislamiento y maltrato
psicológico marcaban sus días. El hecho de haber tenido educación
en casa lo volvió blanco de juicios y marginación por parte de sus
compañeros.

Clare denunció lo que pasaba ante el colegio y
presentó reportes médicos que diagnosticaban a Atreyu con
trastorno de estrés postraumático. Ni la escuela
ni las autoridades actuaron, por lo que el sufrimiento empeoró y
las ideas suicidas aparecieron, hasta que un día, el dolor fue
insoportable y Atreyu se quitó la vida.

Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es una de
las principales causas de muerte en jóvenes, y el acoso escolar es
un factor de riesgo importante. El silencio y la inacción pueden
ser tan letales como el acoso en sí.

¿Qué es la criogenia y por qué una madre la elige como
esperanza?

Tras la pérdida de Atreyu, Clare McCann inició una campaña para
recaudar fondos con el objetivo de criopreservar
el cuerpo de su hijo. La criopreservación es un
procedimiento que consiste en enfriar el cuerpo a temperaturas
extremadamente bajas, usando nitrógeno líquido, con el fin de
detener el deterioro celular. La esperanza es que, en el futuro, la
ciencia avance lo suficiente como para revertir el proceso, curar
las causas de la muerte y devolver la vida.

El costo ronda los 300,000 dólares australianos
y el tiempo para realizar el procedimiento es muy corto: solo se
cuentan unos días después del fallecimiento. Hasta ahora, la
iniciativa ha recaudado una pequeña fracción de lo necesario.

Para Clare, no es solo una cuestión científica, ya que su hijo
había manifestado interés en la criogenia, y ella ve en este acto
una forma de respetar sus deseos y mantenerse conectada a la
esperanza de volver a verlo, algún día, si la ciencia lo
permite.

Crédito de la foto: Clare McCann / Instagram

¿Existe una posibilidad real de reanimación futura?

Científicos y expertos debaten sus límites constantemente. Hasta
ahora, nadie ha logrado reanimar a un ser humano
criopreservado
. Sin embargo, algunos avances en la
vitrificación y en la conservación de tejido han llevado a pensar
que, en el futuro, la medicina podría lograr lo que hoy parece
imposible.

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En Australia, centros como Southern Cryonics
ofrecen esta tecnología, aunque dejan claro que no existen
garantías. La comunidad médica insiste en que se trata de una
esperanza futurista basada más en el deseo que en la certeza
científica. Aun así, para familias como la de Clare, la mínima
posibilidad es suficiente para intentarlo.

Dilemas éticos y legales tras la pérdida de un menor

La decisión de criopreservar a un menor tras un suicidio ha
elevado la discusión ética y legal. Algunas personas
apoyan
el derecho de la familia a decidir sobre el destino
del cuerpo y consideran válido buscar cualquier rayo de esperanza
frente al dolor. Otros cuestionan si esta práctica responde
realmente a la voluntad del menor, al duelo de la familia o a una
negación del proceso de despedida.

Expertos en salud mental señalan que el duelo por la muerte de
un hijo es el proceso más duro que puede vivir una persona y aunque
la a criopreservación, aunque novedosa, puede generar un duelo no
resuelto si se convierte en una ilusión en vez de una
aceptación
. Además, existen desafíos legales relacionados
con el consentimiento, la edad de la persona fallecida y la
jurisdicción donde se realiza el procedimiento.

Por ahora, la decisión recae en los familiares directos y, en
casos como el de Atreyu, en la convicción de que están cumpliendo
su última voluntad. Sin embargo, el camino legal y social para
estas prácticas aún está lejos de definirse.

La historia de Clare McCann y su hijo Atreyu no deja a nadie
indiferente. Es un reflejo brutal de cómo la
indiferencia puede costar vidas, y una llamada urgente a no mirar
hacia otro lado. Más allá del debate sobre la criogenia, el mensaje
más fuerte es la necesidad de actuar como sociedad ante el acoso
escolar y el suicidio infantil.

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