Un caso insólito sorprendió a Santa Cruz de
Tenerife- España. Un hombre fue procesado por vender como propios
sesenta coches que, en realidad, solo había alquilado en empresas
de alquiler. El beneficio superó los 252.000 euros
y la noticia sirve de claro ejemplo de cómo pueden darse fraudes en
la compraventa de vehículos.

Este caso llamó la atención por su magnitud, pero también porque
muestra lo fácil que pueda ser caer en la trampa si no se toman las
precauciones adecuadas. Aquí te contamos cómo funcionaba el engaño,
qué consecuencias tuvo y, sobre todo, cómo puedes protegerte ante
fraudes similares.
¿Cómo funcionaba la estafa de los coches alquilados?
El método era simple pero muy efectivo. El procesado acudía a
empresas de alquiler, conseguía coches durante
días o semanas y después los ofrecía a particulares interesados en
comprar un vehículo de ocasión. A los compradores les resultaba
imposible sospechar, ya que el estafador se encargaba de presentar
documentación falsa o dar explicaciones muy
convincentes sobre el origen del coche.
La mayoría de las víctimas veían papeles en regla, contratos
aparentes y hasta recibos falsificados. El acusado recurría a
historias tranquilizadoras para no levantar sospechas. Por ejemplo,
aseguraba ser el dueño anterior o decía que el coche provenía de
familia o amigos.
La estafa se sostenía gracias a la confianza de quienes buscan
coches usados y el desconocimiento sobre cómo
funcionan los trámites oficiales. En muchos casos, los compradores
no verificaban en Tráfico la titularidad real del coche, ni
consultaban la documentación original. Por eso, el fraude era
posible: bastaba con aprovechar la buena fe y la falta de control
en el proceso.
Comprar un coche sin comprobar toda la información se convirtió
en un riesgo claro. Quien caía en la estafa, no solo perdía su
dinero, también enfrentaba problemas legales y la imposibilidad de
registrar el vehículo a su nombre.
Consecuencias para las víctimas y empresas afectadas
La estafa dejó secuelas fáciles de adivinar, pero difíciles de
superar. Los compradores, al darse cuenta del engaño, se
encontraron con un coche que no era suyo. Legalmente, esos
vehículos no podían transferirse y, en muchos casos, las empresas
de alquiler reclamaron sus coches de vuelta.
El daño económico fue alto y las sesenta operaciones
fraudulentas sumaron más de 252.000 euros. La mayoría de las
personas perdió sus ahorros en un coche que nunca pudo ser suyo.
Además, tuvieron que enfrentarse al enfado y la frustración de
haber sido engañados.

Las empresas de alquiler también sufrieron grandes pérdidas. No
solo perdieron parte de su flota durante semanas o meses, también
tuvieron que lidiar con reclamaciones, denuncias y problemas
legales que alteraron su actividad diaria. Sin contar la mala
imagen que el caso proyecta sobre el sector.
La respuesta de la justicia y cómo evitar fraudes
similares
La Fiscalía ha solicitado tres años de cárcel para el acusado
por. un delito continuado de estafa impropia. Este tipo de delito
ocurre cuando alguien, con apariencias legales y sin violencia,
abusa de la confianza para obtener un beneficio económico
perjudicando a otro.
Es sencillo protegerse si se conocen los pasos correctos antes
de cerrar una compra. Pedir toda la documentación original ayuda a
identificar posibles falsificaciones. Comprobar quién es el titular
en la Dirección General de Tráfico es clave y se puede hacer en
minutos. Además, las ofertas demasiado atractivas suelen esconder
un problema, así que mejor desconfiar si el precio es
sospechosamente bajo.
También compensa pedir asesoramiento a un experto o acudir a un
concesionario o gestoría de confianza. Si algo en el proceso no
parece claro o la persona que vende el coche pone excusas o trata
de apresurar la venta, más vale detenerse un momento y consultar a
alguien con más experiencia.
La información y la precaución siguen siendo las mejores armas
contra estos engaños. Nadie quiere verse en los titulares como
víctima de una estafa que podría haberse evitado con un par de
trámites sencillos.


