#Salud: Se derrumba una iglesia del siglo XV en Portugal y encuentran 12 esqueletos ocultos entre sus muros

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Hace poco, la reparación del muro de una antigua iglesia en
Portimão, Portugal, sacó a la luz un secreto que dejó al
descubierto huesos de al menos doce personas, ocultos durante
generaciones bajo la estructura religiosa. La noticia ha causado
interés tanto en la comunidad arqueológica como entre quienes
buscan entender más sobre los rituales de muerte y la
espiritualidad en el pasado portugués.

El suceso ocurrió cuando un tramo del muro de la Iglesia
Parroquial de Portimão cedió por daños tras fuertes lluvias. En
medio de los trabajos de reparación, los obreros hallaron restos
humanos perfectamente conservados. Fue una sorpresa, aunque no
completamente extraña, ya que durante siglos, enterrar a los
muertos en los patios e incluso muros de las iglesias fue una
práctica habitual.

La iglesia de Portimão, construida en el siglo XV y ampliada en
estilos variados, fue testigo de múltiples etapas históricas. Los
primeros análisis apuntan a que las personas allí enterradas
vivieron hace al menos dos siglos. Podrían haber sido vecinos
ilustres, sacerdotes locales o fieles con recursos, ya que reposar
cerca del altar era símbolo de distinción espiritual.

Las primeras tareas arqueológicas han revelado no solo huesos,
sino también fragmentos de cerámica y botones, señales claras de un
pasado en el que los templos cumplían también la función de
cementerios, mezclando lo sagrado y lo cotidiano bajo un mismo
techo.

Cronología de los restos y prácticas funerarias
tradicionales

Los esqueletos encontrados probablemente corresponden a los
siglos XVII y XVIII. Esta datación se basa en el análisis de la
estratigrafía y los objetos recuperados. Además, en esa época, se
solía enterrar a los fallecidos envueltos en sudarios simples, con
las manos cruzadas sobre el pecho, siguiendo ritos humildes pero
muy precisos. Solo los más adinerados se permitían lápidas visibles
o ataúdes de madera.

La osteoarqueología permite saber mucho sobre la vida de estos
individuos: su edad, enfermedades sufridas y hasta el tipo de dieta
que llevaban. Las piezas dentales suelen mostrar señales de
desgaste o caries producidas por dietas ricas en pan y poca
proteína, reflejo fiel de la vida rural en la región del
Algarve.

La transformación de los cementerios en Portugal durante el
siglo XIX

Hasta mediados del siglo XIX, era común enterrar a los muertos
dentro o junto a las iglesias. Sin embargo, las epidemias y nuevas
teorías higiénicas forzaron un cambio radical. Las autoridades
ordenaron trasladar los cementerios fuera de las zonas urbanas y,
sobre todo, lejos de los templos y lugares de culto.

El hallazgo en Portimão marca la huella de ese momento de
transición. Los cuerpos allí hallados quedaron en el olvido,
sellados tras la nueva reglamentación. Hoy, estos esqueletos
cuentan la historia de una costumbre extinguida, cuando la muerte
convivía a diario con la comunidad y la fe.

Te podría interesar:

El simbolismo de los huesos en la cultura portuguesa: Capilla
de los Huesos y otros espacios sagrados

En Portugal, los huesos humanos han pasado de ser simple resto
biológico a símbolo cargado de significado. Espacios como la
Capilla de los Huesos, en Évora, recuerdan la fugacidad de la
existencia y son testimonio tangible de las creencias sobre la vida
y la muerte.

Construida en el siglo XVI, la Capilla de los Huesos utiliza
miles de cráneos y fémures para decorar paredes y techos. Este
estilo, lejos de ser macabro, invitaba a la reflexión sobre el
sentido de la vida y la humildad ante el destino final de
todos.

El hallazgo reciente en Portimão conecta con esta tradición
visual. Nos recuerda que, incluso sin saberlo, las comunidades han
convivido durante siglos con los restos de sus antepasados, ya sea
bajo ladrillos o a la vista en capillas.

Técnicas arqueológicas modernas para el estudio de restos
óseos

El estudio de los huesos hallados en Portimão aprovecha avances
que hace dos siglos eran impensables como a datación por carbono,
los análisis de ADN y los estudios osteológicos que permiten
reconstruir historias personales y colectivas.

Estas técnicas ayudan a entender enfermedades, migraciones y
hasta relaciones de parentesco olvidadas. También arrojan luz sobre
las dietas, costumbres y la
esperanza de vida
en épocas anteriores a la medicina moderna.
Los arqueólogos pueden así dar voz a quienes nunca dejaron rastro
escrito de su paso por el mundo.

Hoy, el hallazgo despierta respeto y curiosidad, y nos invita a
reconsiderar cómo enfrentamos la muerte, la memoria y los espacios
sagrados. En los huesos desenterrados, Portugal encuentra
fragmentos de su historia y renovadas preguntas sobre el valor de
la vida y la manera de despedir a los que se van.

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