Este 12 de abril entró en vigor una prohibición total de las
importaciones de carne y productos lácteos de la UE al Reino Unido.
Esta medida tiene como objetivo prevenir la fiebre aftosa y aunque
los motivos detrás de esta prohibición son técnicos y de salud
animal,
las consecuencias afectan no solo al comercio, sino también al
equilibrio del mercado alimentario.
La fiebre aftosa es una enfermedad viral altamente
contagiosa que afecta a animales de pezuña hendida, como
vacas, cerdos, ovejas y cabras. También puede infectar a animales
salvajes y de zoológicos, ocasionando graves problemas de salud en
el ganado. Aunque no representa una amenaza directa para los
humanos ni afecta la seguridad de los alimentos, su impacto
económico puede ser devastador.
En el caso de Alemania, el brote fue detectado en un grupo de
búfalos en la localidad de Hönow y a pesar de que la Unión Europea
había mantenido su estatus de “libre de fiebre aftosa” hasta este
incidente, las autoridades alemanas han tomado medidas inmediatas,
movilizando equipos de gestión de crisis para contener la
enfermedad.
Una medida preventiva
El gobierno británico justificó su decisión señalando el
riesgo que esta enfermedad representa para su propia
industria ganadera y para las exportaciones a otros
países. Por ello, se prohibió la entrada de ciertos productos
cárnicos como jamón, bacon, salami y carne fresca, además de
productos lácteos como quesos.
También se incluyó en la prohibición la importación de animales
vivos, como reses, corderos y cerdos, que podrían estar en riesgo
de portar la enfermedad. Adicionalmente, las
certificaciones sanitarias para carne fresca
proveniente de Alemania han sido suspendidas.

Consecuencias comerciales y en la cadena de suministro
Alemania es uno de los socios comerciales más importantes del
Reino Unido en productos como carne de cerdo y lácteos.
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- El 18% del mercado británico de carne de cerdo depende
de importaciones alemanas. - Alemania es el segundo mayor exportador de
productos lácteos al Reino Unido.
La interrupción en este comercio seguramente generará tensiones
en la cadena de suministro británica. Esto podría traducirse en un
aumento de precios en el mercado interno y una oferta limitada de
productos claves. Por otro lado, para los agricultores y
exportadores alemanes, la prohibición es un golpe directo a su
economía, afectando la rentabilidad de sus explotaciones
ganaderas.
¿Qué podemos esperar en el futuro inmediato?
El impacto de esta medida podría extenderse si la fiebre aftosa
se propaga a otros países europeos. De ser así, el Reino Unido ha
advertido que ampliará su lista de prohibiciones, lo que agravaría
aún más los problemas en el comercio internacional.
Ahora mismo, los agricultores británicos enfrentan un dilema:
satisfacer la demanda interna con recursos locales o depender de
nuevos acuerdos comerciales. Sin embargo, en términos de producción
nacional, la capacidad de cubrir el déficit generado no es
inmediata, ya que implica ajustes operativos y logísticos
importantes.
Por último, la prohibición del Reino Unido a la importación de
carne y derivados lácteos provenientes de Alemania es un reflejo de
cómo una crisis sanitaria en el sector agrícola puede
desestabilizar el comercio global. Aunque las razones son
comprensibles desde una perspectiva preventiva, las consecuencias
económicas y sociales se sentirán a ambos lados del canal de la
Mancha.