#Salud: ¿Realmente puedes cambiar la forma de tu cuerpo haciendo ejercicio con una faja?

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Las fajas han ganado popularidad porque prometen una solución
rápida para quienes buscan una silueta definida. Pero, ¿hasta dónde
llega el mito y qué hay de cierto en todo esto?

¿Cómo funcionan realmente las fajas moldeadoras?

Una faja actúa como una prenda de compresión,
que al ajustarse al cuerpo, empuja la piel y los tejidos para crear
una apariencia más estilizada. Los materiales suelen ser firmes y
elásticos, lo que permite redefinir la figura al instante y puede
mejorar el aspecto para una salida especial o una sesión de
fotos.

Sin embargo, este resultado inmediato solo es temporal, porque
el verdadero ajuste desaparece en cuanto la prenda se retira y el
cuerpo regresa a su forma real. El mito de que las fajas pueden
modificar la estructura del cuerpo de forma permanente
carece de fundamento. La ciencia indica que la
reducción de grasa solamente se logra con ejercicio regular,
alimentación balanceada y constancia, no con presión externa
constante.

Efectos inmediatos y estéticos de las fajas

La gran ventaja de usar una faja es la estilización visual,
puesto que al instante da la ilusión de una cintura más angosta,
reduce pliegues y alisa la apariencia bajo la ropa. Si buscas verte
mejor para una ocasión puntual, la faja cumple su propósito. Eso
sí, este efecto desaparece tan pronto te la
quitas, porque tu cuerpo en realidad no cambió.

Materiales y tecnología en fajas modernas

Las fajas actuales utilizan materiales como powernet,
osmotex, neopreno o supplex
y cada tejido tiene cualidades
específicas. Por ejemplo, el powernet ofrece una compresión muy
fuerte ideal para soporte en postoperatorios. El neopreno resalta
en fajas deportivas porque intensifica la sudoración. El supplex se
siente cómodo, suave y resistente, pensado para uso diario. Todos
estos materiales ayudan a mantener la prenda en su sitio, permiten
transpirar y dan soporte, pero ninguno es capaz de crear
cambios permanentes en la forma corporal
.

Freepik

¿Es posible modificar la forma del cuerpo solo con faja y
ejercicio?

Ojalá fuera así de sencillo. Ni el uso prolongado de faja ni
sumarlo a tu rutina de ejercicio hará que tu cuerpo cambie
estructuralmente. Las fajas no derriten grasa ni
desplazan los órganos y para lograr una transformación verdadera
necesitas ejercicio específico, buenos hábitos alimenticios y
tiempo. Las fajas solo suman un efecto visual.

Beneficios reales del uso de fajas en el ejercicio

Existen ventajas concretas en ciertos casos. Al ejercitarte, una
faja brinda soporte lumbar y puede proteger la
zona baja de la espalda. Algunas personas notan una mejora en la
postura porque la presión constante obliga a no encorvarse. También
puede que sientas la zona abdominal más firme, lo que aumenta la
confianza al entrenar. Esos beneficios pueden ser útiles, sobre
todo si tienes molestias en la espalda baja o necesitas recordar
que debes mantener el centro del cuerpo activo.

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Limitaciones y riesgos de usar fajas al ejercitarte

Un uso incorrecto o excesivo de la faja puede causar
compresión en exceso, dejarte sin aire, irritar la
piel o, peor aún, debilitar los músculos del
abdomen
. Si usas la faja todo el tiempo, el core se relaja
y pierde fuerza, porque dejas el esfuerzo en la prenda y no en tus
músculos. También existen riesgos de dependencia: sentir que el
cuerpo no se ve bien sin faja, o que no puedes entrenar sin
ella.

¿Cuándo es recomendable usar faja?

Las fajas cumplen una función valiosa después de una cirugía, en
procesos postoperatorios y de recuperación. Ayudan a mantener la
zona intervenida protegida, controlan la hinchazón y facilitan la
recomposición de los tejidos. También son útiles para quienes
sufren dolor lumbar o como complemento ocasional bajo un vestido
especial.

Se recomienda utilizarlas bajo supervisión médica, en casos
puntuales y por periodos limitados. El uso diario debe ser la
excepción, no la regla.

Siempre elige la talla correcta para evitar molestias y
problemas de circulación. Limita el tiempo de uso diario y nunca
duermas ni entrenes con una faja demasiado apretada. Recuerda que
lo ideal es combinar la faja con hábitos
saludables
: comer bien, hacer ejercicio y cuidar la
hidratación. No la uses como sustituto del esfuerzo físico
real.

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