#Salud: ¿Realmente necesitamos ocho horas de sueño?

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El debate sobre la cantidad ideal de horas de sueño ha sido
objeto de análisis durante décadas. La creencia popular de que
todos debemos dormir ocho horas diarias para estar
saludables y funcionales está profundamente
arraigada. Sin embargo, investigaciones recientes están
replanteando esta idea, sugiriendo que esta recomendación no es
universalmente aplicable.

¿De
dónde proviene la regla de las ocho horas?

La regla de las ocho horas tiene raíces históricas y culturales.
Durante la revolución industrial, el día se dividió en tres
bloques: ocho horas para trabajar, ocho horas para el ocio y ocho
horas para dormir. Este criterio de división más funcional que
científicamente respaldado, perduró como una norma social.

A lo largo de los años, los expertos en salud y bienestar
adoptaron esta recomendación general, pero no todos los cuerpos
funcionan igual. Nuestros ritmos biológicos y
necesidades individuales varían enormemente dependiendo de factores
como la edad, el estilo de vida, la genética e incluso el
clima.

La ciencia del
sueño: calidad vs cantidad

Estudios recientes muestran que no solo importa cuánto dormimos,
sino cómo dormimos. Tener un
sueño profundo
y reparador es más crucial que alcanzar un
número específico de horas. Por ejemplo, una persona que duerme
siete horas en un estado de sueño profundo puede estar más
descansada que alguien que duerme nueve horas con interrupciones
frecuentes.

El sueño está compuesto por diferentes etapas que incluyen sueño
ligero, profundo y REM. La calidad del sueño puede verse afectada
por factores como el consumo excesivo de cafeína, el uso de
dispositivos electrónicos antes de dormir y niveles altos de
estrés.

¿Cuánto sueño
necesitamos realmente?

La cantidad de sueño varía significativamente según la persona y
su etapa de vida. Los bebés y adolescentes
necesitan más horas debido a sus procesos de desarrollo, mientras
que los adultos mayores pueden sentirse descansados con menos de
ocho horas. En general, la ciencia sugiere que entre siete y nueve
horas es adecuado para la mayoría de los adultos.

Estudios de instituciones como la Universidad de Harvard
proponen que siete horas de sueño podrían ser
óptimas para muchos adultos sanos. Además, dormir de más no siempre
es beneficioso. Investigaciones relacionan el sueño prolongado (más
de nueve horas) con riesgos de obesidad,
enfermedades cardiovasculares
y depresión.

Foto Freepik

Factores
individuales que influyen en las horas de sueño

El cuerpo humano no es una fórmula matemática. Algunos factores
clave determinan nuestras necesidades de descanso:

Metabolismo: las personas con un metabolismo
rápido tienden a necesitar menos sueño.

Estilo de vida: una rutina activa física o
mental puede demandar más horas de recuperación.

Te podría interesar:

Genética: existe una variación genética que
explica por qué algunas personas son más funcionales con menos
sueño.

Ciclos circadianos: mientras algunos son
naturalmente nocturnos, otros despiertan antes del amanecer llenos
de energía.

Estos aspectos subrayan la importancia de escuchar a nuestro
cuerpo y no seguir recomendaciones genéricas sin adaptarlas a
nuestras circunstancias.

Los
peligros del sueño insuficiente y excesivo

La
privación del sueño
tiene efectos negativos bien documentados.
Conduce a fatiga, pérdida de concentración, irritabilidad, y en
casos graves, puede comprometer la salud cardiovascular y
el sistema inmunológico
. Sin embargo, el exceso de sueño
tampoco es inocuo. Dormir constantemente más de nueve o diez horas
puede asociarse con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como

diabetes tipo 2
y accidentes cerebrovasculares.

Lo ideal es encontrar un equilibrio. Escuchar
las señales de nuestro cuerpo y priorizar la calidad del descanso
puede ser más beneficioso que obsesionarse con alcanzar un número
específico.

Enfoque
personalizado: la clave para un descanso óptimo

La tendencia actual en el ámbito de la investigación sobre el
sueño es dirigirse hacia un enfoque más
personalizado
. Los expertos recomiendan observar patrones
propios, identificar cuánto tiempo se necesita para sentirse
realmente descansado y crear condiciones ideales para dormir.

Apagar dispositivos electrónicos al menos 30 minutos antes de
acostarse, mantener un horario regular de sueño y crear un ambiente
tranquilo en el dormitorio son acciones que pueden marcar una
diferencia significativa en la
calidad del sueño
.

El mito de las ocho horas como estándar universal está siendo
desafiado por una comprensión más profunda de las variables
individuales. Aunque ocho horas pueden ser un promedio popular, no
necesariamente se aplica a todos de manera uniforme.

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