#Salud: Qué tan saludable es realmente la sandía

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Refrescante, dulce y colorida, la sandía es mucho más que una
fruta de verano. Su fama de ser aliada de la salud no es
casualidad. Rica en agua y nutrientes clave, este alimento
conquista tanto por su sabor como por los beneficios que ofrece. Es
importante analizar su composición, sus aportes y también las
precauciones para quienes presentan condiciones
particulares de salud.

Un hidratante natural
infalible

La sandía está
compuesta en un 92% por agua, por lo que actúa
como un hidratante natural. En épocas de calor extremo, ayuda a
compensar la pérdida de líquidos y mantiene la piel fresca. Su
consumo se asocia a mayor facilidad para cubrir los requerimientos
diarios de agua, algo que interesa tanto a niños como a adultos
mayores.

Antioxidantes y
protección celular

Esta fruta destaca por su aporte de licopeno,
un pigmento rojizo conocido por su capacidad antioxidante. El
licopeno en la sandía se encuentra en una concentración hasta
40% mayor que en tomates crudos, lo que convierte
a una porción en un aliado para combatir el estrés oxidativo. Un
nivel alto de antioxidantes
fortalece la respuesta del organismo frente a los daños causados
por el sol, la contaminación y el envejecimiento celular. También
contiene vitamina C y vitamina A,
que respaldan la protección de la piel ante las radiaciones UV y
fortalecen el sistema inmunitario.

Apoyo a la salud
cardiovascular

La sandía ofrece un aporte significativo de
citrulina, un aminoácido que ayuda a la producción
de óxido nítrico. Este compuesto relaja los vasos sanguíneos y
facilita el flujo sanguíneo, lo que puede colaborar en la reducción
de la
presión arterial
. Además, el potasio y el
magnesio presentes en la fruta ayudan a mantener
el equilibrio de líquidos y la función muscular. Un consumo
regular, dentro de una alimentación balanceada, se vincula a
menores riesgos de enfermedad cardíaca.

Beneficios para la
visión y la piel

En cuanto a la salud ocular, la sandía contiene
luteína y zeaxantina además de
vitamina A. Estos nutrientes colaboran a mantener la vista en buen
estado y pueden reducir el riesgo de enfermedades como la
degeneración macular asociada con la edad. Su aporte de vitamina A
también es relevante para cuidar
dientes
, encías y la piel en general.

Apoyo para el peso
saludable

El alto contenido de agua y fibra en la sandía
promueve la sensación de saciedad. Esto puede ayudar a quienes
buscan mantener o perder peso, ya que una porción genera plenitud
sin aportar demasiadas calorías. La fruta contiene
bajos niveles de grasa y un nivel moderado de azúcar natural, por
lo que su inclusión en la dieta suele considerarse segura para la
mayoría.

Foto Freepik

Las otras
partes del fruto: cáscara y semillas

Pocos saben que la cáscara es comestible y
contiene más fibra y citrulina
que la pulpa. Su consumo ayuda a regular la digestión y podría
colaborar en la reducción de la presión arterial. Puede añadirse en
batidos, sopas o emplearse en encurtidos. Las semillas
negras
también son una fuente interesante de
proteína y grasas saludables.
Tostadas, ofrecen un snack nutritivo, además de aportar hierro,
magnesio y zinc.

Consideraciones
especiales en ciertas condiciones

Si bien la sandía es segura para la mayoría, hay que mencionar
que su contenido de potasio puede no ser
recomendable en casos de enfermedad renal o hiperpotasemia. Un
consumo elevado en estos contextos podría traer complicaciones. En
el resto de los casos, la evidencia clínica respalda que la sandía
puede formar parte de una dieta saludable, incluso en personas con

diabetes
, siempre en cantidades moderadas y dentro de un plan
alimenticio equilibrado.

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Mitos y
realidades sobre el consumo nocturno

Algunas creencias populares sugieren que comer sandía por la
noche podría causar malestares digestivos o aumentar el riesgo de
enfermedades. La evidencia médica descarta estos mitos: la sandía,
consumida en cantidades adecuadas, no genera problemas estomacales
ni incrementa el riesgo de enfermedades si se consume después de la
cena.

Tendencias y
aplicaciones modernas

El interés por la sandía va en aumento. Hoy se puede encontrar
en jugos prensados en frío con perfil hidratante y funcional,
ideales para quienes buscan una alternativa
natural
y refrescante. La versatilidad en la cocina
permite su utilización tanto en platos dulces como salados, y su
perfil nutricional la convierte en un ingrediente valioso para
menús saludables.

La investigación sobre la citrulina en la
sandía avanza, sobre todo en su potencial para mejorar el
rendimiento físico y la
recuperación muscular
en deportistas. Además, se exploran
posibles efectos en la prevención de algunos tipos de cáncer y en
la salud vascular.

Consejos para
elegir y aprovechar la sandía

Para obtener todos los beneficios de la sandía, elige frutos con
una mancha amarilla en la base, lo que indica
madurez. Un fruto pesado para su tamaño es señal de que contiene
más agua y está en óptimas condiciones. Recuerda que los golpes en
la cáscara no siempre indican mala calidad, aunque sí pueden
afectar la textura o el aspecto.

Aprovechar la sandía en su totalidad (incluyendo cáscara y
semillas) aumenta el aporte de nutrientes y reduce el desperdicio
en la cocina. Guardar la fruta troceada en el refrigerador en un
recipiente hermético ayuda a mantener su frescura por varios
días.

La sandía se posiciona
como una fruta que, además de ser refrescante, resulta nutritiva,
versátil y muy fácil de incluir en la alimentación diaria. Su
perfil la convierte en aliada de la hidratación, la salud
cardiovascular y el bienestar general.

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