#Salud: ¿Qué tan saludable es el maíz dulce?

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El maíz dulce está en casi todas las mesas latinoamericanas, y
no solo ahí. Su sabor y versatilidad lo vuelven favorito en
ensaladas, sopas, guisos y hasta postres. Muchos lo ven como una
verdura llena de energía, pero, con tantas dietas cambiando la fama
de los carbohidratos, surge la duda: ¿el maíz dulce es realmente
saludable?

¿Qué contiene el maíz
dulce?

En 100 gramos de maíz dulce encuentras cerca de 86 calorías, 19
gramos de carbohidratos, 2.7 gramos de fibra, 3.2 gramos de
proteína y apenas 1.2 gramos de grasa. Este perfil lo hace un
alimento energético, bajo en grasa y con proteínas vegetales. Su
verdadero tesoro está en las vitaminas y minerales: vitamina C, A,
B1 (tiamina) y B9 (ácido fólico), junto con potasio, magnesio y
fósforo.

El maíz dulce es naturalmente libre de gluten,
por lo que es seguro para personas con celiaquía o sensibilidad al
gluten. Además, contiene antioxidantes poderosos como la
luteína y la zeaxantina
, fundamentales para la salud
ocular.

Su composición nutricional, aunque modesta en comparación con
otras verduras más densas en nutrientes, lo convierte en una buena
fuente de energía de fácil acceso, especialmente si buscas opciones
sin gluten y con fibra.

Beneficios
principales del maíz dulce para la salud

El maíz dulce puede aportar mucho más de lo que parece a simple
vista. Su fibra contribuye a una digestión
saludable. Los antioxidantes como la luteína y la
zeaxantina
ayudan a cuidar la vista, mientras que su
contenido de magnesio y ácido fólico tiene efectos positivos en la
salud del corazón. Al ser un carbohidrato complejo, brinda saciedad
y ayuda a regular el apetito, siendo una opción útil en dietas para
control de peso cuando se consume en cantidades adecuadas.

Además, aporta energía rápida sin exceso de grasas, lo que lo
hace ideal para quienes buscan mantener un buen rendimiento físico
y mental.

Aporte de fibra y salud digestiva

Uno de los problemas más comunes en la actualidad es el
estreñimiento y el maíz dulce es rico en fibra
insoluble
, lo que favorece el movimiento regular del
intestino. Este tipo de fibra aporta “volumen” al bolo fecal,
facilitando su paso y reduciendo el riesgo de desarrollar
hemorroides y diverticulosis.

El consumo habitual de fibra también se asocia con un menor
riesgo de cáncer de colon y puede ayudar a mantener un ambiente
intestinal saludable, estimulando el crecimiento de bacterias
buenas en el colon.

Antioxidantes y protección de la vista

El intenso color amarillo del maíz dulce se debe a los
antioxidantes luteína y zeaxantina. Ambos se
concentran en la retina y filtran la luz azul dañina, protegiendo
las células visuales y reduciendo la posibilidad de enfermedades
como la degeneración macular y las cataratas, problemas muy comunes
después de los 60 años.

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Estos antioxidantes no solo retrasan el envejecimiento ocular,
sino que además ofrecen cierto escudo ante la contaminación y la
alta exposición a pantallas.

Freepik

¿Es el maíz dulce
seguro para todos?

El índice glucémico del maíz dulce ronda 52, lo que significa
que eleva la glucosa en sangre de forma moderada,
más lento que el pan blanco pero más rápido que la mayoría de las
verduras de hoja. Por eso, las personas con diabetes deben
prestar atención al tamaño de las porciones
y evitarlo en
exceso.

En quienes tienen obesidad o buscan perder peso, el maíz dulce
puede formar parte de una dieta saludable, siempre que se controle
la cantidad para no sobrepasar los carbohidratos diarios
recomendados.

Comer grandes cantidades puede provocar molestias digestivas,
como gases o hinchazón. Otro detalle importante es el cuidado con
el maíz dulce industrial, especialmente los enlatados, ya que
pueden contener residuos de pesticidas o altos
niveles de sodio. Es preferible lavar bien el maíz fresco o elegir
productos orgánicos si es posible.

¿Cómo
incluir el maíz dulce en una dieta equilibrada?

El maíz dulce no necesita ser el centro del plato para aportar
sus beneficios. Puedes combinarlo con verduras
frescas
, agregándolo a ensaladas o guisos. Si lo mezclas
con una fuente de proteína, como pollo o huevo, y agregas grasas
saludables como aguacate o aceite de oliva, lograrás un plato muy
completo.

Al hacerlo parte de recetas con otros ingredientes ricos en
fibra y proteínas, mejorará el control de la glucosa y la absorción
de nutrientes, además de aportar saciedad. No es necesario
eliminarlo si buscas bajar de peso, pero sí evitar porciones
grandes o recetas con azúcares añadidos.

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