Cómo
afecta la mala absorción de vitaminas al organismo
El proceso que permite que las
vitaminas lleguen hasta las células comienza en el intestino
delgado. Allí, los nutrientes se absorben gracias a estructuras
especiales y enzimas. Cuando hay un fallo en estos mecanismos, el
cuerpo empieza a presentar síntomas de
deficiencia, incluso si la dieta es variada y
suficiente.
Las vitaminas más afectadas suelen ser la B12 y
la D. La vitamina B12 es esencial para la producción de glóbulos
rojos y el funcionamiento correcto del sistema nervioso. La
deficiencia prolongada puede provocar anemia, daño neuronal e
incluso alteraciones mentales. Por su parte, la vitamina D regula
la absorción de calcio y la salud de huesos y músculos. Su falta
influye en el crecimiento en niños y la fortaleza ósea en
adultos.

En adultos, la mala absorción puede pasar desapercibida durante
meses, pero acaba provocando fatiga, fragilidad ósea y mayor riesgo
de fracturas. En niños, estas deficiencias repercuten en el
crecimiento, desarrollo intelectual y hasta en la respuesta
inmune.
Manifestaciones
físicas por falta de vitaminas
Entre las señales más comunes destacan el cansancio
constante, la debilidad muscular y la pérdida de peso no
intencionada. Cuando el intestino pierde la capacidad de captar
vitaminas del grupo B, sobre todo la B12, y minerales, aumentan los
casos de anemia. Los afectados pueden presentar
dolor de cabeza, palidez, dificultad para respirar y ritmo cardíaco
acelerado.
La insuficiencia de vitamina D se manifiesta con dolor
en huesos y articulaciones. En los niños, aparece
raquitismo, que se traduce en deformidades óseas y problemas de
crecimiento. En adultos, el déficit conduce a osteoporosis y riesgo
de fracturas tras caídas leves.
Otro síntoma recurrente es la digestión difícil, que puede
alternar mucosidad en heces, hinchazón abdominal o diarrea
frecuente. El cuerpo, al no aprovechar los nutrientes, reacciona
mostrando debilidad generalizada y cambios en la
piel como sequedad, grietas o caída de cabello.
Efectos en el
sistema nervioso y mental
El cerebro y los nervios también dependen de
las vitaminas. Un aporte insuficiente de vitamina B12 desencadena
problemas como confusión mental, pérdida de
memoria y dificultad para concentrarse. No es raro que aparezcan
síntomas de irritabilidad o cambios de humor inexplicables.
Además, el déficit de B12 afecta directamente a la mielina, una
sustancia que protege los nervios. Esto genera
entumecimiento, cosquilleo en manos o pies y, en
casos avanzados, trastornos en el equilibrio. La falta de vitamina
D también se ha asociado con una mayor propensión a la depresión y
el deterioro cognitivo.
Niños con deficiencias persistentes pueden tener bajo
rendimiento escolar, problemas para socializar y retraso en el
desarrollo del lenguaje. Estas consecuencias a largo plazo ponen en
peligro la vida adulta y la autonomía.

Causas de
la mala absorción y cómo identificarla
La mala absorción de vitaminas no suele
aparecer de un día para otro. En muchos casos, existen enfermedades
digestivas que dificultan que el intestino procese y aproveche
nutrientes esenciales. La lista de causas es amplia y requiere
atención médica para un diagnóstico certero.
La detección precoz resulta clave para evitar daños
irreversibles. Los especialistas utilizan análisis de sangre,
estudios de imagen y pruebas funcionales del intestino para
corroborar un diagnóstico. Identificar la raíz del problema ayuda a
diseñar un tratamiento eficaz y prevenir futuras
complicaciones.
Trastornos
y factores que causan mala absorción
Enfermedades inflamatorias como la celiaquía o
la enfermedad de Crohn dañan la mucosa intestinal, impidiendo que
las vitaminas se absorban. Las intervenciones quirúrgicas que
reducen la superficie de intestino, como resecciones por cáncer o
tratamientos para obesidad, disminuyen la capacidad de aprovechar
los nutrientes.
Las infecciones digestivas crónicas, ya sean bacterianas o
parasitarias, alteran la flora y empobrecen la función de
absorción. Algunos medicamentos, sobre todo los
usados a largo plazo como antiácidos o antibióticos, modifican el
equilibrio necesario para asimilar vitaminas.
En casos menos frecuentes, la producción insuficiente de bilis o
de enzimas pancreáticas afecta la absorción de vitaminas
liposolubles como la A, D, E y K. Problemas de motilidad intestinal
o lesiones por radioterapia también pueden estar detrás del
cuadro.
Diagnóstico y abordaje
médico
Para confirmar la deficiencia vitamínica
provocada por malabsorción, el equipo médico solicita análisis de
sangre que permiten conocer los niveles de vitaminas y otros
marcadores nutricionales. Los estudios de imagen, como ecografías o
endoscopias, exploran la estructura y funcionalidad del intestino
delgado.
La evaluación clínica cobra importancia cuando los síntomas no
son específicos. Un examen físico completo puede aportar pistas,
observando cambios visibles como piel pálida, pérdida de masa
muscular o dolor óseo.
El tratamiento combina la suplementación oral o
inyectable de las vitaminas
faltantes con ajustes en la dieta. En algunos casos, resulta
necesario introducir enzimas para apoyar la digestión o cambiar
medicamentos que interfieran con la absorción. El
seguimiento profesional evita complicaciones y
asegura la recuperación del estado nutricional.



