La seguridad en las transfusiones de sangre ha avanzado
enormemente en las últimas décadas. Sin embargo, el riesgo de
transmisión de enfermedades persiste, lo que hace crucial la
vigilancia y el control de cada proceso. Hablar de transfusiones no
solo es abordar un tratamiento médico, sino también reforzar
la confianza en un sistema sanitario que vela por el
bienestar colectivo. A nivel mundial y nacional, las
transfusiones salvan millones de vidas cada año, pero, sin
protocolos adecuados, pueden convertirse en una vía de entrada para
infecciones. Conocer estos riesgos y las formas de prevención ayuda
a que más personas confíen en la donación de sangre y en los
servicios de salud.
Principales
enfermedades transmisibles por transfusión sanguínea
Existen distintas causas de transmisión de infecciones en
transfusiones. Los agentes más frecuentes son
virus, bacterias y
parásitos, los cuales pueden encontrarse de forma
silenciosa en
la sangre donada. Aunque muchas complicaciones graves como la
incompatibilidad ABO han disminuido, el foco está puesto en reducir
la transmisión de enfermedades infecciosas. La lista de patógenos a
vigilar cambia a medida que surgen nuevos agentes y se detectan
brotes regionales que afectan la seguridad transfusional. La
vigilancia y la actualización continua son clave para evitar
contagios evitables a través de la sangre.

Infecciones virales: VIH, hepatitis B, hepatitis C y otros
virus emergentes
Las infecciones virales representan el mayor
desafío para los bancos de sangre modernos. Entre los más temidos,
destaca el VIH, causante del sida, cuya
transmisión por transfusión ha disminuido drásticamente gracias a
pruebas muy sensibles, pero jamás llega a cero. Por otro lado, los
virus de la hepatitis B y hepatitis
C pueden permanecer años sin causar síntomas, lo que
dificulta su detección únicamente mediante cuestionarios
clínicos.
La llegada de pruebas moleculares (NAT) ayudó a
reducir el llamado periodo ventana, ese tiempo en el que el virus
está presente pero aún no es detectable por otras pruebas. Sin
embargo, aún existe riesgo si la donación se realiza en etapas
tempranas de la infección. Otros virus menos conocidos, pero con
impacto en la actualidad, incluyen el virus del Nilo
Occidental, el citomegalovirus (CMV) y el
virus de la hepatitis G. En determinadas regiones,
la vigilancia para virus Zika,
dengue y variantes emergentes cobra mayor
importancia, sobre todo en épocas de brotes. La detección temprana
y la actualización constante de los protocolos permiten minimizar
el riesgo.
Enfermedades bacterianas y parasitarias: Chagas, sífilis,
babesiosis y más
Las bacterias representan una preocupación particular en el caso
de transfusiones de plaquetas, ya que se almacenan
a temperatura ambiente, favoreciendo la proliferación bacteriana.
La sífilis se encuentra en la lista de infecciones
obligatorias a detectar, aunque su transmisión por sangre es ahora
rara gracias a los controles. La contaminación
bacteriana puede originar cuadros severos capaces de poner
en peligro la vida del receptor.
Las infecciones parasitarias se presentan con
mayor frecuencia en regiones endémicas. El Chagas
(enfermedad causada por el parásito Trypanosoma cruzi) tiene alto
impacto en países de América Latina, donde la vigilancia es
intensiva. La babesiosis, transmitida
principalmente por garrapatas, preocupa en zonas con alta
incidencia y puede causar fiebre y anemia severa tras una
transfusión. Otras como la malaria y la
leishmaniasis también están presentes en
protocolos especiales, dependiendo del origen de la sangre y su
destino.
La presencia de estas enfermedades en el donante, aunque
asintomático, puede llevar a infecciones crónicas o agudas en los
receptores, especialmente en quienes tienen el sistema inmunológico
debilitado. Factores regionales, como la prevalencia del
Chagas en América o la babesiosis en Norteamérica y
Europa, determinan la inclusión o exclusión de ciertas
pruebas en los protocolos de los bancos de sangre.

Métodos
de prevención y control en bancos de sangre modernos
El avance en la seguridad de las transfusiones se debe a un
fuerte sistema de prevención y control, que abarca desde la
selección rigurosa de donantes hasta el uso de tecnologías de
última generación. Los bancos de sangre actuales cuentan con
esquemas de vigilancia epidemiológica que permiten identificar
brotes, ajustar protocolos y proteger tanto a donantes como
a receptores. La calidad, trazabilidad y seguimiento
estricto de cada unidad recogida sustentan la confianza del público
en el sistema.
Pruebas de laboratorio: serología, NAT y detección de
agentes emergentes
Las pruebas serológicas siguen siendo el primer
filtro para detectar agentes infecciosos en donaciones. Se aplican
a todas las unidades y buscan anticuerpos o antígenos de
enfermedades relevantes como hepatitis B,
hepatitis C, VIH y
sífilis. La incorporación de pruebas
NAT, que buscan directamente el material genético del
patógeno, es un avance que reduce el periodo en que una infección
pasa desapercibida.
A pesar de todos los controles, ninguna prueba logra eliminar el
riesgo al 100%, principalmente por el periodo ventana. Por eso, es
fundamental implementar pruebas adecuadas, así como adaptarse
rápidamente ante la aparición de virus emergentes. En países con
alta prevalencia de infecciones como dengue,
virus del Nilo Occidental o Zika,
se incorporan pruebas específicas durante temporadas de brote,
adaptando la estrategia de seguridad a las necesidades locales.
Medidas
adicionales: selección de donantes y nuevas tecnologías
La selección cuidadosa de donantes sigue siendo
la primera barrera de contención. Se realizan entrevistas y
cuestionarios para descartar factores de riesgo, viajes recientes a
áreas endémicas o antecedentes médicos que aumenten la probabilidad
de infecciones ocultas. Esta etapa es vital para reducir la entrada
de patógenos a la cadena de sangre.
El desarrollo de tecnologías innovadoras ha
llevado a la aplicación de procedimientos de inactivación
de patógenos, especialmente en componentes como plasma y
plaquetas, destruyendo agentes infecciosos potenciales antes de
transfundirlos. Se investiga también la sangre artificial, un campo
emergente que podría revolucionar la seguridad transfusional en el
futuro cercano.
El uso de componentes sanguíneos específicos
(como eritrocitos lavados o plaquetas de donantes seleccionados)
permite adaptar la transfusión a las necesidades y riesgos del
paciente, disminuyendo la exposición a agentes externos. El
monitoreo constante y la rápida respuesta ante eventos adversos
refuerzan aún más los estándares de seguridad.
La
importancia de la confianza y la prevención
La evolución de los análisis y los protocolos en bancos de
sangre demuestra que los avances técnicos y metodológicos son
el camino para prevenir infecciones por transfusión. La vigilancia
continua y la actualización de las estrategias garantizan que
la sangre utilizada en hospitales y clínicas cumpla con los
más altos estándares. Donar sangre de manera responsable
es un acto seguro y necesario para salvar vidas y fortalecer el
sistema de salud. Con conocimiento, prevención y tecnología, la
seguridad transfusional sigue creciendo y generando confianza en la
comunidad.


