Las
enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en
el mundo. Muchas personas viven con presión alta, colesterol
elevado o antecedentes de
infarto. Los factores de riesgo están en el estilo de vida:
estrés, falta de ejercicio y, sobre todo, la alimentación. Una
dieta rica en vegetales reduce el riesgo de problemas
cardíacos, pero hay una verdura que ha llamado la atención
de científicos y médicos por su apoyo al corazón: la
remolacha. Presente en la cocina diaria y de sabor singular, este
tubérculo se ha convertido en un aliado natural, con beneficios
reales y comprobados para la salud cardiovascular.
¿Por qué la
remolacha protege al corazón?
La remolacha contiene nitratos naturales y
betalaínas, compuestos bioactivos que la hacen
especial. Los nitratos ayudan a que el cuerpo produzca
óxido nítrico, un gas que relaja y dilata los
vasos sanguíneos, mejorando el flujo y bajando la
presión arterial. Este efecto ayuda a prevenir infartos y
accidentes cerebrovasculares. Las betalaínas le dan su color
intenso y ofrecen propiedades antioxidantes y
antiinflamatorias, luchando contra el daño al ADN
y la inflamación de las arterias.

Estos beneficios no son solo anécdotas populares: la ciencia los
respalda. Varios estudios clínicos han comprobado que el consumo
diario de jugo de remolacha puede reducir la presión
arterial y disminuir el riesgo de sufrir eventos cardíacos
graves. Además, su aporte de fibra, vitaminas C y del complejo B, y
minerales como potasio, refuerzan la función cardiovascular.
Efecto
vasodilatador: control natural de la presión arterial
El secreto de la remolacha está en los
nitratos. Cuando una persona come remolacha, estos
nitratos se convierten en óxido nítrico en el
organismo. Este gas actúa sobre las paredes de los vasos
sanguíneos, permitiendo que se dilaten y se mantengan flexibles.
Así, la sangre fluye con más facilidad y la presión arterial baja
en cuestión de horas.
Varios ensayos controlados han mostrado que tomar jugo de
remolacha a diario reduce hasta 9 mmHg la presión sistólica, un
cambio significativo para quienes padecen
hipertensión. Menos presión significa menos tensión sobre
el corazón y menos riesgo de que una arteria se obstruya. Este
sencillo hábito puede aportar una protección efectiva para el
corazón, como complemento a las indicaciones del médico.
Propiedades
antioxidantes y antiinflamatorias
La betalaína y la betaína son
antioxidantes
abundantes en la remolacha. Estos compuestos luchan contra los
radicales libres, moléculas inestables que pueden
dañar las células y promover el envejecimiento cardiovascular.
Además, las betalaínas reducen la inflamación en las paredes
arteriales.
La inflamación crónica está detrás de muchos problemas del
corazón y del avance de la aterosclerosis. Al
mantener a raya estos procesos, la remolacha ayuda a preservar la
elasticidad y la integridad de las arterias. El resultado es un
corazón que funciona mejor, con menos probabilidades de fallar o
desarrollar complicaciones.

Formas
recomendadas de consumir remolacha para el corazón sano
Incorporar la remolacha a los menús semanales es sencillo. Se
puede comer cruda en ensaladas,
cocida como guarnición, o en forma de
jugo. Las preparaciones y cantidades también
influyen en su efectividad. Los expertos señalan que los nutrientes
pueden perderse si se hierve demasiado la remolacha, por lo que es
mejor optar por cocciones al vapor, asada o simplemente rallada en
crudo.
El jugo de remolacha ha demostrado ser la vía más rápida para
alcanzar beneficios, aunque no todas las personas disfrutan
su sabor intenso. En ese caso, las sopas frías, purés o
mezclada en batidos con frutas pueden ser buenas opciones.
Diversificar las preparaciones ayuda a no cansarse y a aprovechar
mejor sus nutrientes.
Consumo
crudo, cocido y en jugo: ventajas y desventajas
La remolacha cruda conserva la mayor parte de sus
nitratos y antioxidantes.
Añadirla rallada a una ensalada ayuda a aprovechar su potencial
completo. Cuando se cocina, especialmente al hervir durante mucho
tiempo, parte de los nitratos y compuestos antioxidantes se pueden
perder en el agua de cocción.
El jugo de remolacha concentra los nitratos y es eficiente para
lograr el efecto vasodilatador. Sin embargo, puede resultar fuerte
para estómagos sensibles. Cocinar al vapor o asar la
remolacha mantiene mejor sus nutrientes que hervirla.
Adaptar la forma de consumo según el gusto y la tolerancia personal
ayuda a incorporar este alimento de manera constante.
Frecuencia y cantidad
recomendada
Los estudios sugieren que consumir un vaso de 250 ml de
jugo de remolacha al día o media remolacha
grande cruda equivale a las dosis de nitrato utilizadas en
pruebas clínicas. Integrarla a la dieta de tres a cinco veces por
semana puede ofrecer efectos protectores sin riesgo de
acumulación.
No es recomendable exceder la dosis de nitratos de forma
cotidiana en personas con
problemas renales o tendencia a cálculos, por lo que la
moderación y la variedad siempre son lo mejor. Escuchar al
propio cuerpo y consultar con un profesional ante cualquier duda es
una clave de autocuidado.
La remolacha ofrece una forma sencilla y económica de apoyar la
salud del
corazón. Su incorporación regular y consciente en la dieta
puede marcar la diferencia para muchas personas y representa una
estrategia natural para complementar una vida saludable. La cocina
diaria tiene, en este tubérculo, un aliado tanto para el sabor como
para la salud cardiovascular.


