#Salud: ¿Por qué los dientes se van volviendo amarillos con el paso del tiempo?

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Al mirarse al espejo, muchas personas notan que sus dientes amarillos no son los mismos que en la juventud. El cambio suele ser lento, casi discreto, hasta que el tono se ve claramente más oscuro. No siempre se trata de mala limpieza, ni de descuido extremo, sino de una combinación de factores que acompañan a la vida diaria.

El envejecimiento dental forma parte del envejecimiento general del cuerpo. Con los años, la estructura interna del diente cambia y la superficie externa sufre pequeños daños repetidos. A ese proceso se suman la alimentación, la forma de masticar, el hábito de fumar y la salud de las encías.

Cómo cambia el diente por dentro con el paso de los años

Por dentro, el diente no es uniforme. Tiene capas con colores y funciones distintas que se van modificando con la edad.

Esmalte más fino, dentina más visible y genética

El esmalte es la parte más externa y dura, de tono blanco o ligeramente azulado. Debajo se encuentra la dentina, menos dura y de tono amarillento. Con los años, el uso diario provoca desgaste del esmalte, que poco a poco se hace más fino.

Al hacerse más delgado, deja ver con más claridad la dentina, y el diente parece más amarillo aunque esté sano. Cada persona nace con un color natural del diente distinto, más claro o más oscuro, y esa base genética marca una gran diferencia. Por eso, en algunas familias los dientes tienden a verse amarillos incluso con una buena limpieza diaria.

Medicamentos, flúor y otros factores internos que influyen en el color

No todo el cambio de tono se debe al paso del cepillo y los años sobre el esmalte. Algunos medicamentos tomados en la infancia, como ciertas tetraciclinas, pueden alterar la forma en que se forma la dentina. El exceso de flúor durante el desarrollo, conocido como fluorosis, deja manchas que van del blanco tiza al marrón suave.

También hay defectos en esmalte o dentina que acompañan a la persona desde pequeña y modifican el color. El bruxismo, al apretar o rechinar los dientes, acelera el desgaste y deja al descubierto capas internas más oscuras, lo que refuerza estas causas internas del amarillamiento.

Hábitos diarios que vuelven los dientes más amarillos con la edad

Además de los cambios internos, los dientes conviven cada día con alimentos, bebidas y sustancias que dejan huella sobre su superficie. Con el tiempo, los pigmentos se acumulan como si fueran capas finas de pintura.

El café, el té, el vino tinto, los refrescos oscuros y algunas salsas intensas se adhieren al esmalte y favorecen las manchas externas. El tabaco añade otro problema: la nicotina y el alquitrán se fijan a los dientes y provocan un tono amarillento o marrón, sobre todo cerca de las encías. Estos cambios se suman al envejecimiento dental natural, por lo que la diferencia de color se nota cada vez más.

Alimentos, bebidas y tabaco que tiñen la superficie del diente

Los pigmentos de bebidas como el café y el vino tinto tienen gran afinidad por el esmalte, en especial cuando este ya está algo rugoso o desgastado. Si se consumen varias veces al día, la superficie del diente se va oscureciendo poco a poco. Lo mismo ocurre con refrescos oscuros y condimentos muy coloreados, que dejan un tono amarillento o parduzco.

Quien mantiene el hábito de fumar ve cómo estas manchas se vuelven más profundas con los años. La mezcla de nicotina y alquitrán se fija en fisuras y en zonas porosas, donde el cepillo limpia con más dificultad, y acentúa de forma clara el cambio de color.

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Foto Freepik

Higiene bucal, sarro y productos que pueden empeorar el color

Cuando la higiene bucal no es constante o es apresurada, se acumula placa bacteriana sobre los dientes. Con el tiempo, esa placa se endurece y se transforma en sarro, de aspecto amarillo o marrón, que ya no se quita con el cepillado normal. El sarro se acumula cerca de la encía y rompe la sensación de blanco uniforme.

Algunos enjuagues muy coloreados o pastas abrasivas, usados sin control, pueden dañar el esmalte y favorecer un tono apagado. También los productos con demasiado flúor, cuando se usan de forma prolongada sin indicación, pueden alterar el aspecto del esmalte en personas sensibles.

Qué se puede hacer para prevenir y mejorar el color de los dientes amarillos

Aunque el cambio de tono forma parte de la edad, sí es posible frenar su avance y mejorar la apariencia de la sonrisa. Una limpieza correcta, el control del tabaco y de las bebidas que manchan, más las revisiones con el dentista, marcan una diferencia real con el paso del tiempo.

El profesional puede realizar limpiezas en profundidad para retirar sarro y pigmentos superficiales. En algunos casos, propone un blanqueamiento dental controlado, que aclara varios tonos de forma segura cuando el diente es sano. En cambios de color muy marcados, o cuando el esmalte está muy dañado, las carillas ofrecen una solución estética que cubre la superficie visible del diente.

Pequeños cambios diarios para que los dientes se vean menos amarillos

Los hábitos diarios tienen más peso del que parece. Un cepillado cuidadoso, el uso de hilo dental y la reducción de café, té y tabaco ayudan a mantener a raya las manchas. Beber agua después de bebidas intensas limpia parte de los pigmentos antes de que se fijen del todo.

Este tipo de cuidado preventivo resulta más sencillo y menos costoso que corregir años de manchas profundas, por lo que conviene incorporarlo como una rutina estable.

Cuándo pedir ayuda profesional y qué tratamientos existen hoy

Cuando el color preocupa, o cambia de forma rápida y marcada, es momento de consultar con el dentista. El profesional valora si basta con una limpieza profesional, si un blanqueamiento dental será efectivo o si las carillas se ajustan mejor al caso. No todos los dientes responden igual, sobre todo si hay alteraciones internas de esmalte o dentina.

El plan de tratamiento se adapta a cada persona y tiene en cuenta hábitos, expectativas estéticas y salud general de la boca, para cuidar no solo el tono, sino también la función y el confort diarios.

Los dientes se vuelven más amarillos por una mezcla de envejecimiento natural, genética, hábitos y pequeños daños acumulados en el tiempo. Con cuidado dental regular, atención a la alimentación y apoyo profesional cuando hace falta, muchas personas consiguen mantener un color más uniforme y una sonrisa luminosa, acorde con su edad, pero también con su forma de cuidarse.

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