El uso de huchas con forma de cerdo es una tradición común que,
aunque parece curiosa, tiene raíces históricas y culturales
fascinantes. La respuesta combina historia, simbolismo y hasta
malentendidos lingüísticos.

Para entender esta tradición, debemos remontarnos a la Europa
medieval. En aquel tiempo, las familias solían usar recipientes
hechos de una arcilla barata conocida como “pygg”
para almacenar
monedas y otros objetos pequeños. Este material era
especialmente económico y muy utilizado para fabricar artículos
cotidianos.
Con el paso de los años, la palabra “pygg” comenzó a sonar
fonéticamente similar a “pig” (cerdo en inglés). En el siglo XIX,
esta coincidencia lingüística dio lugar a que los artesanos
moldearan huchas en forma de cerdo, aprovechando el juego de
palabras y dándole un toque creativo al recipiente de ahorro. Así,
el “piggy bank” o hucha de cerdito empezó su camino hacia la
popularidad.
El simbolismo del cerdo
Más allá de la coincidencia idiomática, los cerdos han sido
considerados símbolos de prosperidad y riqueza en
diversas culturas. En China, por ejemplo, el cerdo representa la
abundancia y felicidad, motivos esenciales para atraer la buena
fortuna económica. Este animal,
que históricamente ha sido un recurso de sustento para muchas
familias, simboliza la capacidad de acumular y asegurar riqueza
para el futuro.
En Europa, durante siglos, criar un cerdo era considerado una
especie de “inversión” familiar, donde alimentaban al animal con
residuos y lo cuidaban en espera de un momento clave: su venta o
consumo durante el invierno, lo que aseguraba comida en tiempos
difíciles. De alguna manera, ese ahorro “encarnado en un cerdo” se
trasladó al concepto de las huchas.

Huchas en forma de cerdo en la historia
Otro dato interesante es la influencia de las alcancías
de cerdo indonesias que datan del siglo XIV y XV, las
cuales eran conocidas como “celengan”, derivadas de la palabra
“celeng”, que significa cerdo en la lengua local. Aunque no siempre
estaban hechas de barro, reflejan cómo el concepto de almacenar
riqueza ha sido atado al cerdo por mucho tiempo en diferentes
regiones.
Con los años, las huchas de cerdo comenzaron a extenderse
mundialmente. Al ser un símbolo visual claro y atractivo,
especialmente para los niños, su diseño icónico se convirtió en una
herramienta popular para enseñar el hábito del ahorro.
Malentendidos culturales y creatividad
Los cerditos, con su forma redondeada y simpatía natural, son
ideales para captar la atención de niños y adultos. Esto ayudó a
que el símbolo trascendiera su función práctica, convirtiéndose en
un ícono cultural.
Además, en las sociedades modernas, se ha reinventado el
concepto. Aunque las tradicionales huchas de barro o cerámica
siguen presentes, hoy las hay de plástico, metal y hasta versiones
digitales. Sin embargo, el cerdito sigue siendo el protagonista
indiscutible.
El uso de huchas con forma de cerdo no solo tiene un origen
histórico, sino también una función educativa, ya que estos
pequeños recipientes son una forma divertida de inculcar el hábito
del ahorro, especialmente en los niños. Cuando un niño coloca una
moneda en su cerdito, está aprendiendo a valorar el dinero y a
crear un hábito que le será útil para toda la vida.
Además, el hecho de poder “romper” el cerdito para acceder a los
ahorros también tiene un simbolismo poderoso: una pequeña
recompensa por la paciencia y la constancia. Este acto,
aparentemente sencillo, fomenta una mentalidad positiva hacia la
administración del dinero.
Más allá de su utilidad práctica, estas huchas nos recuerdan la
importancia de ahorrar y planificar para el futuro, todo con un
toque de ternura y creatividad que las hace únicas. Así que la
próxima vez que veas un cerdito, recuerda que guarda en su interior
una larga historia llena de significado.


