La política comercial que implementó Donald Trump durante su
presidencia, caracterizada por un enfoque proteccionista, generó
tensiones económicas a nivel mundial. Aunque China muchas veces
dominó los titulares por su enfrentamiento comercial directo con
Estados Unidos, Canadá ha emergido como uno de los
países más afectados por estas medidas, sobre todo en comparación
con la segunda potencia mundial. Pero, ¿por qué exactamente Canadá,
y no China, está experimentando un impacto tan significativo?
Aranceles dirigidos al acero y aluminio: un golpe directo a
Canadá
Cuando
Donald Trump decidió implementar un arancel del 25%
sobre el acero y un 10% sobre el
aluminio, el foco de estas medidas no fue únicamente
China, como muchos podrían suponer. En realidad,
Canadá, el mayor proveedor de estos metales a
Estados Unidos, se convirtió en el principal afectado. Esto se debe
a que gran parte de la industria manufacturera canadiense depende
de la exportación de acero y aluminio hacia su vecino del sur.
Estas medidas provocaron un aumento del costo de los productos
canadienses en el mercado estadounidense, perjudicando la
competitividad de las empresas del país.
Mientras tanto, China reaccionó rápidamente diversificando sus
socios comerciales e impulsando el consumo interno, estrategias que
le permitieron amortiguar parte del impacto. En el caso de Canadá,
debido a su menor diversificación económica, la dependencia de
exportaciones hacia Estados Unidos complicó aún más la
situación.
Respuestas
limitadas frente a las represalias
En un intento por contrarrestar los aranceles, Canadá decidió
implementar sus propios aranceles en productos estadounidenses,
como bienes agrícolas y productos manufacturados. Sin embargo,
estas medidas, aunque simbólicas, no tuvieron el mismo alcance que
las adoptadas por China. Con una economía que depende fuertemente
de Estados Unidos —su principal socio comercial—, Canadá enfrentó
pocas opciones viables para responder sin afectar aún más su propio
mercado interno.
Por otro lado, China aprovechó su influencia global para ejercer
presión económica. Por ejemplo, impuso aranceles a productos
agrícolas estadounidenses clave, como la soja, el trigo, y la
carne, afectando significativamente a los agricultores
estadounidenses. Además, Beijing usó su poderío en sectores
estratégicos, como la tecnología, para proteger su posición en el
comercio mundial.
Impacto en la economía
canadiense
La dependencia de Canadá respecto a Estados Unidos se refleja en
cifras: cerca del 75% de las exportaciones
canadienses son destinadas al mercado estadounidense. Este
vínculo ha sido históricamente beneficioso para ambos países; sin
embargo, con las medidas de Trump, la vulnerabilidad de Canadá
quedó al descubierto. Sectores como la
construcción, las automotrices y
el industrial han sufrido un aumento significativo
en sus costos debido al incremento en el precio del acero y el
aluminio.
Además, las tensiones generaron incertidumbre en los mercados
financieros, impactando la confianza de los inversionistas y
ralentizando algunos proyectos de infraestructura en el país. Esta
incertidumbre económica también ha tenido repercusiones sociales,
afectando el empleo en sectores clave.

China, la estrategia
de la resistencia
China adoptó una postura muy diferente ante los aranceles.
Aunque inicialmente sufrió debido a los impuestos adicionales en su
mercancía, su economía diversificada le permitió compensar las
pérdidas. Por ejemplo, China fortaleció sus relaciones comerciales
con países como Rusia, Sudeste
Asiático y América Latina, mitigando así
el impacto de las barreras comerciales en su economía interna.
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A diferencia de Canadá, que se centró en negociaciones
diplomáticas con funcionarios estadounidenses en busca de un
compromiso, China aprovechó su relación con el resto del mundo para
enviar un mensaje claro de autosuficiencia. Incluso aumentaron su
inversión militar y tecnológica como parte de una estrategia para
consolidar su influencia a largo plazo, pese a las amenazas
económicas a corto plazo.
Una relación
económica insustituible
Aunque ambos países han sido parte de este enfrentamiento
comercial, las dinámicas son completamente diferentes. Mientras que
a Estados Unidos le resulta difícil prescindir completamente de
productos chinos debido a su alta demanda y bajo costo, la
relación comercial con Canadá es más flexible para
Washington. Esto coloca a Canadá en una posición menos
ventajosa, al carecer de la misma capacidad de negociación que
tiene China.
Asimismo, Estados Unidos continúa importando productos chinos
esenciales, como tecnología y bienes de consumo, a
pesar de los altos aranceles. Por el contrario, el acero y aluminio
canadiense, aunque necesario, tiene más competencia en el mercado
global, lo que reduce el poder de negociación de Ottawa.
Las
implicaciones de las políticas proteccionistas
El impacto de los aranceles impuestos por
Donald Trump evidenció las fragilidades económicas de algunos
países frente a socios comerciales dominantes. Aunque China
enfrentó golpes significativos, ajustó su estrategia para minimizar
el daño. Canadá, sin embargo, al depender en gran medida de Estados
Unidos y con una menor diversificación de exportaciones, sufrió
consecuencias más evidentes y prolongadas.
Este episodio también sirve como recordatorio de que las
políticas proteccionistas no solo impactan a las economías
objetivo, sino que crean ondas de choque globales, afectando
cadenas de suministro, empleos y precios en ambas partes del
acuerdo comercial. Los costos de estas tensiones son una lección
para socios económicos de todo el mundo, que ahora buscan
mayor diversificación y alternativas para reducir
riesgos frente a políticas inestables en el futuro.