#Salud: ¿Por qué es importante revisarse periódicamente los lunares?

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Durante años un lunar se veía como un toque de belleza, casi una firma personal en la piel. Hoy se sabe que, aunque la mayoría son normales, algunos pueden cambiar de forma peligrosa. Esa doble cara de los lunares convierte la observación de la piel en un hábito de salud básico.

La mayor parte de los lunares son benignos y acompañan a la persona toda la vida sin dar problemas. Sin embargo, un pequeño porcentaje puede relacionarse con el melanoma, el cáncer de piel más agresivo. Detectarlo cuando solo afecta a la capa superficial marca una enorme diferencia en las posibilidades de curación. Por eso, mirarse la piel con calma y acudir al dermatólogo ante cualquier duda no es solo una recomendación estética, es una forma real de proteger la vida.

Qué son los lunares y cuándo pueden ser peligrosos

Un lunar es una mancha en la piel formada por grupos de melanocitos, las células que fabrican el pigmento que da color. Pueden ser planos o algo elevados, de tonos marrones, castaños, rosados o casi negros, y aparecer en cualquier parte del cuerpo. Muchos surgen en la infancia y la juventud, siguen cambiando unos años y después se estabilizan, incluso algunos se aclaran o desaparecen con la edad.

La mayoría de estos puntos en la piel son completamente normales. Sin embargo, existen lunares llamados atípicos o nevos displásicos, que suelen ser más grandes, de contorno irregular y con varios colores mezclados. Tener uno de ellos no significa tener cáncer, pero cuando hay muchos, el riesgo de melanoma aumenta. En estos casos se aconseja un control más estricto, sin alarmismo, pero con vigilancia regular.

Melanoma, el cáncer de piel más peligroso

El melanoma es un tumor que nace de los melanocitos y que tiene gran capacidad para infiltrarse en profundidad y diseminarse a otros órganos. Cuando se detecta en fases iniciales suele bastar una cirugía limitada y las tasas de curación son altas. Si se deja avanzar, puede afectar ganglios y órganos internos, y el pronóstico empeora de forma clara.

La ventaja es que la piel se ve a simple vista. Si la persona se observa y el especialista revisa los lunares con regularidad, es posible encontrar un melanoma muy temprano, cuando el tratamiento todavía es sencillo.

Regla ABCDE para revisar lunares en casa

La regla ABCDE es una guía fácil que ayuda a recordar qué detalles deben llamar la atención al mirar los lunares. La letra A corresponde a la asimetría, es decir, cuando al imaginar el lunar dividido en dos mitades, estas no se parecen. La letra B alude a los bordes, que se vuelven irregulares, mal definidos o con forma extraña.

La C se refiere al color, que puede ser muy oscuro, negro o mezclar varios tonos en un mismo lunar. La D recuerda al diámetro, que crece y supera varios milímetros, sobre todo si sigue aumentando de tamaño en poco tiempo. La letra E habla de la evolución, cualquier cambio reciente en forma, relieve, color, picor, sangrado o costras.

Un lunar que cumple uno o varios de estos criterios, o que la persona percibe como diferente a los demás, necesita valoración por un dermatólogo para descartar un melanoma.

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Foto Freepik

Cómo y cada cuánto hacer un autoexamen de la piel

El autoexamen de la piel se puede realizar una vez al mes, preferiblemente con buena luz y frente a un espejo grande, ayudándose de un espejo de mano para las zonas difíciles. Es importante revisar el cuerpo completo, incluida la espalda, el cuero cabelludo, las plantas de los pies, las palmas, las uñas y los pliegues entre los dedos. Cuando es posible, pedir ayuda a otra persona facilita la revisión de la nuca y la parte posterior del tronco.

Se recomienda una revisión médica de la piel al menos una vez al año. En quienes tienen muchos lunares, piel y ojos muy claros, quemaduras solares repetidas, antecedentes familiares de melanoma o lunares atípicos, se aconsejan controles cada seis meses. La autoexploración no sustituye la consulta con el especialista, sino que la complementa.

Por qué la revisión periódica de lunares puede salvar vidas

La combinación de autoexamen regular y revisiones dermatológicas permite detectar cambios sutiles en los lunares antes de que el melanoma se extienda. Cuando el tumor se identifica a tiempo, suele bastar una pequeña intervención local y el impacto en la calidad de vida es mucho menor. En fases avanzadas, en cambio, los tratamientos son más complejos y las posibilidades de curación se reducen.

Entre los factores de riesgo destacan la exposición intensa al sol, las quemaduras solares en la infancia, el uso de cabinas de bronceado, la piel muy clara con tendencia a quemarse, los ojos claros, la presencia de numerosos lunares o nevos displásicos y los antecedentes familiares de melanoma. Conocer estos datos ayuda a entender por qué algunas personas requieren controles más estrechos.

La persona tiene un papel activo en el cuidado de su piel. Convertir la observación de los lunares en un hábito tan automático como cepillarse los dientes es una forma sencilla de prevención.

Revisar los lunares con regularidad, conocer la regla ABCDE y pedir cita con el dermatólogo ante cualquier cambio sospechoso puede marcar la diferencia entre una cicatriz pequeña y una enfermedad grave. La información, la mirada atenta y la revisión periódica son herramientas simples que colocan la prevención del melanoma al alcance de la mano de cada paciente.

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