Sentirse bien a diario está estrechamente relacionado con
mantener un buen equilibrio de nutrientes. Dentro de los más
esenciales, el grupo de la
vitamina B destaca por su impacto directo en
la energía, el cerebro y la sangre. Muchos ignoran lo que ocurre
cuando falta, hasta que aparecen problemas de salud complicados de
revertir.
Las vitaminas del complejo B no son una sola,
sino ocho que trabajan en equipo, como una orquesta afinada. Cada
una tiene su función, pero juntas logran que millones de procesos
internos marchen en armonía. Por eso la pregunta no es si hacen
falta, sino por qué el cuerpo reclama su presencia todos los
días.

¿Qué es el complejo
de vitamina B?
El humano necesita ocho formas diferentes de esta vitamina:
tiamina (B1), riboflavina (B2),
niacina (B3), ácido pantoténico
(B5), piridoxina (B6), biotina
(B7), ácido fólico (B9) y
cobalamina (B12). Todas pertenecen al grupo de las
solubles en agua. Esto significa que el exceso no se almacena, sino
que el cuerpo lo elimina por la orina. Por esta razón, la única
manera de mantener niveles correctos es a través de la dieta o
suplementos.
Cada vitamina cumple un rol preciso. La carencia de una afecta
sistemas distintos. Por ejemplo, la B12 y el ácido fólico son
indispensables para la sangre y el
sistema nervioso. Otras, como la B6 y biotina, ayudan en la
formación de células y la salud de la piel, respectivamente.
Transformadoras de
energía
La función más conocida del complejo B es la conversión
de los alimentos en energía. Desde el primer bocado, estas
vitaminas se activan y facilitan que carbohidratos, grasas y
proteínas se transformen en combustible útil. Sin suficiente
vitamina B, el cuerpo empieza a funcionar como si le faltara
gasolina, y eso se nota en la falta de energía, cansancio y
concentración pobre.
En términos simples, la vitamina B es la chispa que
enciende el motor metabólico. Si los niveles caen, hasta
las tareas diarias pueden sentirse como un desafío.
Cerebro, nervios y
estado de ánimo
El sistema nervioso necesita varias de estas vitaminas para
mantenerse fuerte y alerta. La B12 y la
B6 ayudan a crear neurotransmisores, esas
moléculas responsables de transmitir información entre neuronas.
Cuando estos elementos faltan, aparecen síntomas como confusión,
pérdida de memoria, irritabilidad y, en casos graves, daño
neurológico permanente.
Además, las investigaciones más recientes buscan entender si el
complejo B puede ayudar en la prevención o manejo de enfermedades
como depresión y migrañas. Aunque los resultados aún no son
concluyentes, la relación entre bajos niveles y problemas
emocionales es evidente.
Formación y salud de la
sangre
La vitamina B12, el ácido
fólico y la B6 son protagonistas en la
formación de glóbulos rojos. Estos glóbulos llevan
oxígeno a cada rincón del cuerpo. Cuando hay déficit, la producción
se ve afectada. Esto puede causar anemia, con
síntomas como fatiga intensa, debilidad y palidez.
En mujeres embarazadas, el ácido fólico adquiere aún mayor
importancia. Su rol en la síntesis del ADN ayuda a prevenir
defectos del tubo neural en el bebé en desarrollo. Por eso, la
suplementación es casi una regla antes y durante el embarazo.

Salud de piel, cabello y
uñas
La biotina, la niacina y la
riboflavina influyen en la apariencia y
resistencia de la piel, cabello y uñas. Si hay carencia, es común
notar piel seca, caída de cabello o uñas quebradizas. El cuerpo
revela hacia afuera lo que ocurre en el interior.
No se trata solo de belleza, sino de signos tempranos de un
problema general de absorción o dieta. Prestar atención a estos
detalles puede ayudar a detectar carencias antes de que se
transformen en una complicación mayor.
¿Qué
pone en riesgo la absorción de la vitamina B?
No todos absorben igual estas vitaminas. Problemas como la
gastritis atrófica, la cirugía gástrica o el uso
prolongado de medicamentos como metformina pueden reducir la
absorción correcta, sobre todo de la B12. Las dietas vegetarianas y
veganas sin una planificación correcta también pueden acabar en
déficit.
La edad avanzada es otro factor que reduce la eficiencia para
extraer vitamina B de los alimentos. Por esto, los controles
periódicos y la suplementación son tan importantes en estos
casos.
Síntomas y
consecuencias de la carencia
El déficit de vitaminas B no se siente de inmediato. El cuerpo
tiene reservas, sobre todo de B12, que puede almacenar en el
hígado por varios años. Cuando aparecen síntomas, suelen ser
lentos y progresivos. Entre los más comunes se encuentran
fatiga persistente, debilidad muscular, dificultad
para concentrarse, hormigueo en manos y pies, problemas en la piel
y cambios en el estado de ánimo.
Si la falta continúa, los daños pueden ser más severos e
irreversibles, sobre todo en el sistema nervioso. Por ello, no hay
que esperar a tener síntomas graves para revisar los niveles de
este nutriente.
Fuentes de vitamina B en
la dieta
Muchas personas obtienen suficiente vitamina B a través de una
alimentación variada. Las carnes, pescados,
huevos, lácteos, verduras de hoja verde, legumbres y cereales
enriquecidos son ricos en diferentes tipos de vitamina B. No
obstante, quienes mantienen dietas restrictivas, tienen
enfermedades digestivas o están en etapas especiales como embarazo
o lactancia, pueden necesitar suplementos.
El aporte regular y la variedad en el plato aseguran que el
cuerpo tenga lo necesario para operar a su máximo potencial.
Seguridad
en los suplementos y recomendaciones
Si bien el exceso de vitamina B por dieta rara vez causa
problemas, la suplementación sin control puede ser otro asunto.
Ciertas formas, como dosis muy altas de niacina, pueden producir
efectos secundarios. Por eso, siempre se aconseja buscar
productos certificados y orientación profesional
antes de tomar cualquier suplemento.
Mantener buenos niveles de vitamina B es
una inversión en energía, salud mental y
bienestar general. El cuerpo da señales claras cuando necesita
más, y es sabio hacerle caso antes de que el desequilibrio se
convierta en una condición crónica. Cuidar de este grupo de
vitaminas es tan básico como respirar, moverse o descansar
bien.


