#Salud: Poca gente cocina el brócoli de esta forma (y es la más saludable)

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El brócoli se ha ganado un lugar en la mesa por ser una verdura muy rica en vitamina C, vitamina K y compuestos antioxidantes como los glucosinolatos y el sulforafano, relacionados con la protección celular. Sin embargo, la forma de cocinarlo cambia por completo lo que llega al plato. Hervirlo mucho o freírlo hace que parte de esas vitaminas se queden en el agua o se destruyan con el calor intenso, algo que han señalado estudios comentados por Europa Press y otros medios de salud. Frente a eso, cocinarlo al vapor corto aparece como una de las mejores opciones, y además existen métodos menos conocidos que también respetan muy bien sus nutrientes.

Por qué la mayoría cocina mal el brócoli sin saberlo

En la cocina diaria el brócoli suele prepararse muy hervido o salteado a fuego muy alto, y ahí empiezan los problemas. Cuando hierve largo rato, la vitamina C, algunos azúcares y proteínas solubles pasan al agua y se pierden si no se usa ese caldo. Cuando se saltea fuerte, el calor intenso daña más los glucosinolatos y reduce la formación de sulforafano. Resúmenes de estudios recogidos por Europa Press describen que estas técnicas concentran las mayores pérdidas de antioxidantes, justo las más frecuentes en casas y restaurantes.

La forma más saludable: brócoli al vapor corto y bien cortado

El brócoli al vapor, cocinado solo unos minutos, resulta una forma práctica y muy saludable de prepararlo. Al usar vapor, los ramilletes no tocan el agua, se calientan de manera suave y se reduce la fuga de nutrientes. Cuando el tiempo es corto, alrededor de cuatro a seis minutos, la verdura queda tierna, con un verde brillante y una textura algo crujiente que muchos agradecen. Investigaciones comentadas en la revista Journal of Zhejiang University Science B y difundidas por Europa Press señalan que este tipo de cocción conserva mejor sus vitaminas antioxidantes, los minerales y la clorofila que otros métodos más agresivos.

Para sacar más partido, ayuda cortar el brócoli en ramilletes de tamaño parecido, dejarlo reposar unos minutos tras cortarlo y luego llevarlo al vapor solo hasta que tome un color verde intenso. Ese breve reposo permite que la enzima mirosinasa transforme parte de los glucosinolatos en sulforafano antes de que el calor la inactive. Un truco sencillo es combinar una ración al vapor con un poco de brócoli crudo en ensalada, lo que suma textura fresca y más nutrientes sin complicar la receta.

Cómo hacer brócoli al vapor que conserve más sulforafano

Para preparar un brócoli al vapor que cuide al máximo su sulforafano, la persona puede empezar lavando y cortando los ramilletes en piezas pequeñas y similares. Después conviene dejarlos reposar entre diez y treinta minutos a temperatura ambiente para que la mirosinasa tenga tiempo de actuar. Pasado ese rato se colocan en una vaporera sobre una pequeña cantidad de agua hirviendo y se cocina solo unos pocos minutos, hasta que el tallo se atraviese con facilidad pero aún ofrezca algo de resistencia. El detalle clave es no sobrecocinar, retirar del fuego en cuanto está tierno y mantener el tiempo lo más corto posible, ya que ese margen limita la destrucción de compuestos sensibles al calor y ayuda a conservar mejor el sulforafano que se ha formado.

Un plus de salud: vapor corto con salsa de mostaza

Un recurso interesante para aumentar todavía más los beneficios es acompañar el brócoli al vapor con una pequeña salsa de mostaza u otras crucíferas crudas, como rábano o rúcula. Estas plantas aportan su propia mirosinasa y pueden favorecer la formación adicional de sulforafano cuando el brócoli ya ha pasado por el calor. Algunos trabajos recientes han observado que esta combinación permite aprovechar mejor los compuestos del brócoli cocinado. Una idea sencilla consiste en cocerlo al vapor corto, dejarlo enfriar unos minutos y aliñarlo con aceite de oliva, limón y una cucharadita de mostaza, lo que suma sabor y un plus de salud en un plato muy fácil de repetir a diario.

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Foto Freepik

Otros métodos poco conocidos que cuidan mejor el brócoli

Además del vapor corto, hay otras formas actuales y poco usadas que respetan bastante los nutrientes del brócoli, como el horneado o la air fryer con calor seco moderado y el salteado rápido tras un reposo previo del vegetal ya cortado. Aunque no llegan al nivel de protección del vapor corto en cuanto a vitamina C, resultan opciones más interesantes que el hervido largo o la fritura intensa, porque no tiran los antioxidantes al agua ni necesitan tanto aceite. Elegir estas técnicas permite jugar con sabores y texturas sin renunciar a un perfil nutricional sólido.

En la práctica, el consumidor puede alternar el brócoli al vapor con alguna preparación al horno o en salteado corto, de forma que su dieta incluya variedad sin perder de vista la conservación de glucosinolatos y otros fitoquímicos relevantes. De ese modo, el brócoli deja de ser una guarnición aburrida y pasa a ser un ingrediente versátil, capaz de encajar en platos fríos y calientes.

Brócoli al horno o en air fryer con textura crujiente

Cuando se asa el brócoli en horno o en air fryer a temperatura moderada alta, por ejemplo alrededor de ciento noventa grados, con un poco de aceite de oliva, se logra una superficie ligeramente dorada mientras el interior sigue verde y jugoso. El uso de calor seco evita que las vitaminas se pierdan en el agua, y algunos análisis comparativos señalan que esta cocción conserva mejor los antioxidantes que un hervido prolongado. Además, el sabor se vuelve más dulce, la textura queda crujiente en los bordes y esto puede ayudar a que los niños y quienes no son fans de las verduras lo acepten con más facilidad, sobre todo si se acompaña con una salsa suave de yogur o con un toque de queso rallado.

Reposo antes de saltear: el truco que casi nadie usa

Otra técnica interesante consiste en cortar el brócoli y dejarlo reposar antes de saltearlo rápido en wok o sartén amplia. Algunos estudios han observado que un reposo más largo, incluso cercano a la hora y media, puede multiplicar el contenido de sulforafano, ya que la mirosinasa actúa con calma antes de exponer la verdura al calor. Después se saltea pocos minutos con muy poco aceite, a fuego medio alto pero sin dejar que se queme, solo lo justo para que quede tierno y brillante. Frente a un salteado tradicional hecho de inmediato, esta estrategia puede llegar a obtener casi el triple de sulforafano, según investigaciones divulgadas en los últimos años, lo que convierte este pequeño gesto en un aliado interesante para quienes cuidan su salud a través de la alimentación.

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