#Salud: ¿Perimenopausia o estrés? Cómo identificar las señales y cuidar el bienestar

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Las mujeres que rondan los 40 o 50 años pueden experimentar
cambios físicos y emocionales que generan dudas: ¿Se trata de
perimenopausia o simplemente estrés? Los síntomas suelen
confundirse, desde los problemas de sueño hasta los vaivenes
emocionales. Diferenciar entre ambas situaciones es fundamental
para tomar decisiones que favorezcan la salud y el equilibrio
emocional.

Cómo la perimenopausia y el estrés afectan al cuerpo y la
mente

La
perimenopausia
es el período de transición
antes de la menopausia, cuando las hormonas femeninas, como el
estrógeno y la progesterona, empiezan a reducirse de manera
irregular. Generalmente ocurre entre los 40 y 50 años, pero puede
iniciar antes. Las causas principales radican en la disminución
progresiva de la actividad ovárica, que se refleja en altibajos
hormonales.

Durante esta etapa, el cuerpo experimenta cambios en el
ciclo menstrual
. Pueden aparecer menstruaciones más cortas
o largas, sangrados más ligeros o intensos, o incluso ausencia de
la regla por meses. Los ovarios se “desincronizan” y la ovulación
se vuelve menos predecible. Además, los síntomas incluyen
sofocos, problemas para dormir, sudoración
nocturna, sequedad vaginal y estados de ánimo variables.

El estrés, en cambio, se manifiesta como una
respuesta física y mental ante las demandas de la vida moderna.
Altos niveles de cortisol—la “hormona del estrés”—pueden generar
insomnio, fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse y,
algo que muchas desconocen, alteraciones en el ciclo menstrual. En
algunos casos, el estrés intenso puede adelantar la llegada de la
perimenopausia o hacer que sus manifestaciones sean más marcadas.
Cargas familiares, laborales y personales suelen intensificarse
entre los 40 y los 50, incrementando el malestar.

Ambas condiciones, con síntomas que se superponen, pueden hacer
muy difícil saber de qué se trata. Sin embargo, observar patrones y
persistencia de las molestias es clave para distinguirlas.

Foto Freepik

Claves para diferenciar entre perimenopausia y estrés

Los síntomas de la perimenopausia suelen
mostrar una constancia particular y algunas señales físicas
permiten sospechar de este proceso hormonal:

  • Irregularidad menstrual marcada: cambios
    persistentes en la duración y cantidad de los ciclos, a veces con
    sangrados muy leves o saltos de periodos.
  • Sofocos (oleadas repentinas de calor) y
    sudoración nocturna.
  • Sequedad vaginal y molestias durante las
    relaciones sexuales.
  • Niebla mental: dificultad para concentrarse o
    pequeños “olvidos”.
  • Alteraciones del sueño que persisten incluso
    en temporadas menos exigentes.
  • Cambios de humor inesperados, a veces sin motivo claro.

En contraste, el estrés suele expresarse en
síntomas como tensión muscular, dolor de cabeza, digestiones
dificultosas, insomnio puntual y un carácter más irritable o
ansioso. En muchas personas, estos síntomas mejoran cuando
cesa la situación estresante
, al disfrutar de vacaciones o
con técnicas de relajación.

Una diferencia importante es que los síntomas ligados a la
perimenopausia tienden a persistir y fluctuar, más
allá de variaciones en el entorno o la carga emocional. Llevar un
calendario donde se registre el inicio y fin de la regla, cambios
en el humor, calidad del sueño y otras molestias, puede revelar si
existe un patrón cíclico o si los síntomas coinciden con períodos
de mayor tensión.

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Consultar con un profesional de la salud siempre debe ser
prioridad ante dudas persistentes, si hay un impacto en la calidad
de vida o ante signos que no ceden. El médico puede recomendar
exámenes, guiar el diagnóstico y ofrecer opciones de alivio tanto
para síntomas físicos como emocionales.

Estrategias para cuidar la salud ante la perimenopausia y el
estrés

Reducir el malestar es posible con medidas sencillas enfocadas
en el bienestar global. Priorizar el descanso es
clave; establecer horarios y adaptar el entorno para dormir mejor
ayuda a restaurar la energía. El ejercicio
moderado
estimula la producción de endorfinas y facilita
el control de peso, que puede verse alterado durante la
perimenopausia. Actividades como caminar, yoga o pilates resultan
adecuadas.

En cuanto a la alimentación, conviene centrarse
en frutas, verduras y fibra, y limitar el exceso de cafeína, azúcar
o comidas ultraprocesadas, que suelen empeorar síntomas físicos y
mentales. Las técnicas de relajación, como la
respiración profunda o la meditación, colaboran a bajar el cortisol
y devolver la calma.

Cuando el malestar es intenso, un diagnóstico médico permitirá
valorar si es necesario afrontar la situación con terapias
hormonales, medicamentos específicos o apoyo psicológico,
personalizados a cada caso y preferencias.

Reconocer los síntomas y distinguir entre
perimenopausia
y estrés puede marcar un antes y un después en
la calidad de vida. Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino un
paso para recuperar el bienestar y acompañar los propios cambios
con información y comprensión.

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