#Salud: nunca debes comer esto en un avión

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Viajar en avión significa estar varias horas en un espacio
reducido, con aire reciclado y un ambiente presurizado que
transforma la manera en que el cuerpo reacciona a los alimentos y
bebidas. Los
auxiliares de vuelo
, verdaderos expertos en bienestar en las
alturas, han compartido sus experiencias y consejos sobre lo que se
debe y no se debe consumir durante el trayecto.

Sus recomendaciones ponen énfasis en cómo ciertas comidas pueden
ser responsables de molestias digestivas, malestar general o
riesgos para la salud en vuelo. Tomar decisiones acertadas respecto
a la alimentación no solo ayuda a sentirse mejor, sino que
favorece una experiencia cómoda y segura para todos a
bordo.


Alimentos y bebidas que los auxiliares de vuelo desaconsejan
a bordo

La comida que se consume durante un vuelo importa más de lo que
parece. En la cabina, la baja presión y la sequedad afectan la
digestión y la hidratación. Los alimentos ricos en sal, aquellos
que provocan gases, los productos lácteos, las comidas fritas y
ultraprocesadas suelen estar detrás de incomodidades frecuentes en
vuelo. Muchos asistentes coinciden en evitar también agua del
grifo, café y té hechos con el agua del avión debido a los posibles
riesgos microbiológicos. Comprender el efecto que tienen estos
productos en el organismo ayuda a tomar mejores decisiones antes y
durante el viaje.

Alimentos
que causan hinchazón, gases y malestar

Productos como cebolla, col
rizada
, frijoles,
brócoli, coliflor y
repollo son conocidos por generar gases e
hinchazón. Bajo la presión de cabina, el aire atrapado en el
sistema digestivo se expande, lo que provoca molestias, dolor
abdominal y flatulencias. Estos ingredientes, aunque saludables en
tierra, pueden convertir un vuelo placentero en una experiencia
incómoda, sobre todo en trayectos largos o si se combinan con
posturas sedentarias.

Evitar los alimentos ricos en fibra insoluble puede ayudar a
mantener el vientre en calma. Los gases se intensifican con la
altitud. Por eso, minimizarlos resulta clave para no sufrir
molestias ni situaciones vergonzosas en el avión.

Comidas pesadas,
fritas y ultraprocesadas

Hamburguesas, nuggets, papas fritas y snacks altos en sal
ralentizan la digestión. Bajo la presión de cabina, el metabolismo
se vuelve más lento y estos alimentos incrementan la sensación de
pesadez y sed. Aparte, su alto contenido en grasas y sodio
aumenta la retención de líquidos y favorece el malestar
estomacal.

Los ultraprocesados acostumbran incluir aditivos y conservantes
que pueden causar reacciones en personas sensibles. Suelen dejar
olores fuertes en el ambiente, algo poco recomendable donde el aire
circula mal y el espacio es compartido. Además de hacer más
probable el mal aliento, pueden favorecer molestias digestivas que
afectan la experiencia del pasajero y de quienes lo
rodean.

Foto Freepik

Productos lácteos,
cremosos y picantes

Las pastas cremosas, ciertos quesos procesados y platos cargados
de condimentos picantes tienden a ser indigestos en las alturas. El
aire seco y la baja presión dificultan el procesamiento de los
lácteos, en especial para quienes tienen intolerancia a la lactosa
o sensibilidad estomacal.

El picante puede agravar la acidez y convertir un vuelo largo en
una lucha constante con el ardor estomacal. Estos productos no solo
incomodan al propio pasajero, también aumentan la probabilidad de
malos olores, lo que interfiere en el confort general a bordo.

Bebidas a
evitar: agua del grifo y alcohol

Los auxiliares advierten sobre el consumo de agua del
grifo, café y té
preparados a bordo. Los tanques donde se
almacena el agua rara vez se desinfectan a fondo y pueden contener
bacterias perjudiciales como coliformes e incluso E. coli. El
riesgo de ingerir microorganismos es mayor en el aire, donde la
inmunidad puede estar más baja por el estrés del viaje.

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El alcohol deshidrata y agrava los síntomas de
hipoxia (falta de oxígeno) que aparecen a gran altitud. Bebidas
gaseosas y carbonatadas, como refrescos y aguas con gas,
incrementan el volumen de gases en el tracto digestivo y causan
hinchazón. Un consumo inadecuado de estas bebidas reduce el
bienestar y puede restar energía para disfrutar del destino.

Alternativas
recomendadas y consejos de los auxiliares de vuelo

Seleccionar bien lo que se come y bebe en vuelo puede marcar la
diferencia. Los auxiliares recomiendan optar por opciones ligeras,
frescas y fáciles de digerir, priorizando alimentos de bajo olor y
evitando aquellos que tienden a causar molestias personales y a
terceros.

Alimentos ligeros y
frescos para volar

Las frutas frescas, verduras
crudas
, frutos secos naturales y
snacks bajos en sodio son aliados en el aire.
Estos alimentos aportan nutrientes valiosos y ayudan a la digestión
sin producir gases excesivos. Suelen ser menos pesados y no saturan
el sistema gastrointestinal, permitiendo al cuerpo adaptarse mejor
a las condiciones de la cabina.

Consumir productos sencillos, naturales y poco procesados reduce
el riesgo de intoxicaciones y facilita el tránsito intestinal.
Además, contribuyen a mantener el sistema inmunológico fuerte, algo
esencial cuando se viaja rodeado de otras personas por largos
períodos.

La
importancia de la hidratación y el cuidado personal

Mantenerse hidratado con agua embotellada es
fundamental. Beber pequeños sorbos de agua de forma regular
previene la deshidratación, la sequedad en la boca y las molestias
digestivas. Los expertos sugieren evitar el abuso de café y otras
bebidas estimulantes porque incrementan las ganas de orinar y
pueden alterar el ritmo cardíaco.

El cuidado personal va más allá de la dieta. Llevar un pequeño
kit de higiene, toallitas desechables y, si es posible, una manta o
almohada propia, ayuda a crear una burbuja de confort en medio del
ajetreo aéreo. Tomarse unos minutos para caminar por el pasillo,
estirar las piernas y relajarse reduce la hinchazón y el riesgo de
trombosis en vuelos largos.

Con estas recomendaciones, los pasajeros pueden elegir mejor lo
que llevan en su equipaje de mano y lo que piden cuando la
tripulación pasa con el carrito. Los
auxiliares de vuelo
insisten en que pequeños cambios en la
alimentación marcan grandes diferencias en el bienestar y la
comodidad durante el trayecto. Comer bien no es un lujo en el
avión: es una forma sencilla y efectiva de viajar mejor,
sentirse liviano y cuidar la salud
desde el despegue hasta
el aterrizaje.

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