¿Sabías que hay partes de las frutas y verduras que solemos
desechar y que en realidad tienen más nutrientes que la propia
pulpa? Tirar las cáscaras es perder fibra, vitaminas, antioxidantes
y hasta sabor. Aprovecharlas no solo cuida tu salud, también ayuda
al planeta al reducir basura orgánica y aprovechar mejor los
alimentos.
La próxima vez que estés a punto de pelar una manzana, una
zanahoria o una patata, piensa en el impacto que puedes lograr con
un gesto tan sencillo como comerlas con todo y piel.

Valor
nutricional y propiedades saludables de las cáscaras
Las cáscaras concentran fibra, fitonutrientes y
vitaminas esenciales que no siempre están presentes en
igual cantidad en el centro del fruto o verdura. Por un lado, la
fibra mejora la digestión y cuida tu microbiota intestinal. Además,
ayuda a regular el
azúcar en sangre y el colesterol.
En la superficie también se concentran
antioxidantes como polifenoles, flavonoides y
betacarotenos. Estos compuestos protegen a las células del daño
oxidativo, refuerzan el sistema inmune y previenen enfermedades
como la
diabetes y diversos tipos de cáncer. Muchas pieles contienen
altos niveles de vitamina C, A y E, así como minerales como
potasio, magnesio, zinc y calcio.
Incluso la Organización Mundial de la Salud recomienda consumir
frutas y verduras enteras, con cáscara siempre que sea posible y
seguro, para aprovechar todos sus beneficios.
Siete cáscaras
que nunca deberías descartar
Cuando pienses en tirar la piel de la manzana, la zanahoria o la
papa, recuerda que ahí puede estar hasta la mitad de los
nutrientes. Hay siete cáscaras que, más allá de aportar textura y
color, son verdaderos tesoros nutricionales y culinarios.

Manzana, uva y cítricos
La manzana tiene su mayor concentración de
fibra en la piel, que mejora el tránsito intestinal y protege la
salud cardiovascular. También contiene vitamina K, antioxidantes y
compuestos bioactivos que ayudan a reducir la inflamación y el daño
celular.
La uva, especialmente la negra, guarda en su
piel el resveratrol, un poderoso
antioxidante que protege el corazón, ayuda a retrasar el
envejecimiento temprano y refuerza el sistema inmune.
Los cítricos como naranja, limón y mandarina
tienen la cáscara cargada de vitamina C y
flavonoides, como la hesperidina, que reducen el colesterol y
mejoran la
circulación sanguínea.
Plátano y sandía
La cáscara de plátano aporta potasio y
magnesio, claves para la salud muscular y el equilibrio de
líquidos en el cuerpo. También contiene triptófano, precursor de la
serotonina, que beneficia el ánimo y el sueño. Si la consumes
cocida o en batidos, aprovechas su fibra y micronutrientes.
La cáscara de sandía es rica en
citrulina, un aminoácido que favorece la
circulación y la salud cardiovascular. Además, suma fibra y ayuda a
hidratar el organismo en días de calor intenso.
Patata y zanahoria
La piel de la patata guarda la mayor parte
del potasio, hierro y vitamina C. Mantenerla al
horno o cocida ayuda a bajar la
presión arterial y refuerza tus defensas. Además, contiene
antioxidantes que protegen las células del estrés y el
envejecimiento.
La zanahoria con piel es fuente de
betacarotenos, fibra y antioxidantes. Estos
nutrientes refuerzan la protección visual, el sistema inmune y
ayudan a mantener el azúcar estable en sangre. Solo basta lavarla
bien antes de consumirla cruda o cocida.
¿Son seguras todas
las cáscaras?
No todas las pieles son comestibles o recomendables. Algunas,
como la del aguacate, melón, piña y frutas con
cáscaras gruesas o cerosas pueden ser difíciles de digerir,
contener compuestos alergénicos o residuos de pesticidas.
La clave está en:
- Lavar muy bien todas las frutas y
verduras antes de comerlas, usando agua y si puedes, un poco de
vinagre. - Preferir productos orgánicos o de
cultivos locales para reducir carga química. - Evitar cáscaras dañadas o con señales de moho.
Si tienes dudas sobre la procedencia de tus alimentos, retira la
piel de frutas de cáscara gruesa o desconfía de las que se ven
enceradas o con capas plásticas.
Ideas
prácticas y recetas para aprovechar las cáscaras
Incorpora las cáscaras a tu cocina diaria de forma sencilla y
deliciosa, puedes hacer chips crujientes de papa o
zanahoria en el horno, usar ralladuras de cítricos
en postres, salsas y ensaladas, o añadir piel de manzana a batidos
y avena.
Las infusiones con piel de manzana, naranja o
sandía quedan aromáticas y ayudan a la hidratación.
También puedes añadir restos de cáscara a los caldos, para
potenciar sabor y nutrientes, o prepararlas en snack deshidratado
para picar entre horas.
Al hacer estas pequeñas modificaciones en tu cocina, reduces el
desperdicio y sumas sabor, color y salud a tus platos.


