¿Se puede transformar una noche tranquila en una pérdida
irreparable? Una niña sonámbula de cuatro años
sufrió una caída desde un quinto piso, en plena
madrugada, y murió días después en el hospital. El caso conmueve
por su brutalidad y por lo silencioso que puede ser el sonambulismo
cuando no se detecta a tiempo.

Según reportes locales, la pequeña cayó a la calle mientras
dormía. Impactó sobre un coche, lo que redujo el golpe, pero las
lesiones fueron muy graves. Fue atendida de urgencia y trasladada a
Alicante, donde falleció cinco días después. Hoy, más que mirar con
miedo, conviene entender qué pasó y cómo reducir riesgos para que
algo así no vuelva a ocurrir.
¿Qué pasó?
La madrugada del 7 de septiembre, en Alicante España, una niña
de 4 años trepó la barandilla del balcón del quinto piso durante un
episodio de sonambulismo. No había adultos presentes en la vivienda
y estaba acompañada por una prima adolescente y un bebé. En ese
estado de sueño, cruzó el límite del balcón sin conciencia del
peligro y se precipitó a la vía pública.
La niña cayó sobre un vehículo estacionado, lo que amortiguó
parte del impacto pero sufrió heridas críticas. Los padres la
llevaron de inmediato a un centro de salud cercano y, después, fue
trasladada al Hospital. Tras varios días
ingresada, murió por las lesiones.
La investigación inicial de la Guardia Civil
La Guardia Civil abrió una investigación desde el primer
momento. Las primeras conclusiones señalan un accidente por
sonambulismo, sin indicios de negligencia ni de conductas
delictivas. El historial de episodios nocturnos de la menor
refuerza esta línea de trabajo. La atención se centra en cómo se
produjo el acceso al balcón y en las circunstancias del entorno,
con el objetivo de cerrar el caso con claridad y respeto a la
familia.

¿Qué es el sonambulismo y por qué afecta a los niños?
El sonambulismo en niños es un
trastorno del sueño en el que una persona actúa
sin estar despierta del todo. Puede caminar, abrir puertas o
trepar, con los ojos abiertos y sin mostrar conciencia. En la
infancia es relativamente común. Estudios señalan que puede afectar
hasta a un 29% de los niños en algún momento, con
un fuerte componente familiar, en torno al 60%
cuando hay antecedentes en casa.
En edades tempranas, los episodios suelen aparecer en la primera
mitad de la noche, durante el sueño profundo. Además, los niños
pueden levantarse, desplazarse por el hogar y realizar acciones
simples o peligrosas. En pisos altos o viviendas con balcones, el
riesgo crece y lo más complejo es que el niño no percibe el
peligro, no responde a órdenes y, al despertar, no recuerda lo
ocurrido. Por eso, la prevención no depende solo de vigilar,
también de adaptar el hogar a la realidad del
niño.
Causas comunes del sonambulismo en la infancia
El sonambulismo tiene varias raíces posibles. La
genética juega un papel clave, sobre todo si alguno de los
padres tuvo episodios y la falta de sueño aumenta la probabilidad
de que aparezcan, igual que el estrés, los cambios de rutina o la
fiebre. Es más frecuente entre los 3 y 12 años, y
en muchos casos se reduce con la edad. Aun así, cuando los
episodios son frecuentes o intensos, conviene buscar ayuda clínica
para estudiar el caso.
Por otro lado, los peligros no están dentro del sueño, sino en
el entorno. Un niño sonámbulo puede salir de su cuarto, abrir una
puerta, tomar una escalera o asomarse a un balcón. También puede
cruzar a una cocina o manipular objetos. La tragedia de Calpe
muestra el escenario más extremo. Por eso, la vigilancia es
importante, pero la clave está en bloquear accesos
y reducir alturas que puedan convertirse en un
riesgo real.
Cómo prevenir accidentes por sonambulismo en casa
La prevención se basa en dos pilares: hábitos de sueño estables
y un hogar ajustado a la seguridad nocturna. Mantener horarios
regulares, reducir pantallas antes de dormir y crear una rutina
calmada puede disminuir episodios. Evitar despertar de forma brusca
a un sonámbulo también ayuda. Lo mejor es guiarlo con calma de
vuelta a la cama, con una voz suave y una luz tenue.
En casa, las medidas de seguridad hogar deben
ser prácticas y constantes. Cerrar con pestillos las ventanas,
instalar seguros en puertas que dan a balcones o escaleras, y
colocar topes altos en barandillas marca una diferencia real. Las
alarmas discretas en el marco de la puerta del cuarto pueden avisar
si el niño sale durante la noche. En apartamentos o pisos altos,
retirar muebles que faciliten trepar cerca de balcones y ventanas
es una acción directa y efectiva. Si hay episodios frecuentes,
dormir al niño en una habitación interior reduce riesgos de
caída.
Cuándo buscar ayuda médica profesional
Pide cita con un especialista si los episodios son frecuentes,
si el niño muestra conductas arriesgadas o violentas durante el
sueño, o si hay heridas repetidas. Un pediatra o un médico del
sueño puede indicar estudios, ajustar hábitos y valorar
tratamientos. También puede identificar problemas asociados, como
apnea o estrés, que empeoran el cuadro. Consultar a tiempo da
tranquilidad y reduce el riesgo de accidentes.



