¿Qué pasa cuando la plata de todos queda en manos de una sola persona y no hay controles? Una madre que administraba una billetera virtual con aportes para una fiesta de egresados terminó denunciada luego de admitir que apostó ese dinero en un casino. El caso impactó por el daño económico y emocional, pero también deja dos aprendizajes claros: entender qué se sabe del hecho y organizar recaudaciones grupales con reglas simples, sin usar la vergüenza como respuesta ante la ludopatía.
Según lo informado por medios locales y nacionales, unas treinta y cinco familias aportaron durante meses para cubrir salón, catering, música y otros gastos del evento. La recaudación, de acuerdo con las versiones más citadas, rondaba los diecisiete millones y medio de pesos, aunque otras notas mencionaron un monto mayor, cercano a veinticinco millones.

El problema estalló poco antes de la celebración, cuando se detectaron pagos pendientes de servicios clave y el salón figuraba sin cancelar. En ese contexto, padres y madres hicieron presentaciones formales y avanzaron con una denuncia penal, mientras intentaban sostener la fiesta con aportes extra para no frustrar a los chicos en un día esperado.
Cómo se juntó la plata y por qué una billetera virtual concentró todo el riesgo
La recaudación se habría organizado con cuotas mensuales y una administración centralizada. Esa practicidad tiene un costo: cuando todo queda en una sola billetera, sin firmas compartidas ni reportes periódicos, cualquier error, mal uso o crisis personal se transforma en un riesgo para todos. En un fondo de escuela, la confianza suma, pero la rendición de cuentas protege.
El audio por WhatsApp, la admisión de ludopatía y el giro judicial
Parte del quiebre se dio cuando circuló un mensaje de WhatsApp en el que la mujer reconoció haber usado el dinero para apostar y dijo tener ludopatía. Después, según relataron familias, dejó de responder y el conflicto pasó del grupo de chat al expediente. En la cobertura periodística se mencionan figuras como estafa y administración fraudulenta; actualmente la investigación seguía abierta, con declaraciones y pedidos de informes propios de una causa en curso.

Ludopatía: qué es, por qué no se cura con vergüenza y cuándo pedir ayuda
La ludopatía, o trastorno por juego, no se arregla con sermones. Se parece a una rueda que se acelera: se pierde, se intenta recuperar lo perdido, se vuelve a apostar y se oculta lo que pasa por miedo o culpa. El juego online y las apuestas rápidas pueden empeorar el problema, porque permiten apostar en segundos, a cualquier hora, con el celular en la mano.
Hablar del tema no implica diagnosticar a alguien en particular. Sirve para entender que la vergüenza suele empujar al secreto, y el secreto agranda el daño. Pedir ayuda temprano puede frenar la bola de nieve.
Señales de alerta comunes en el juego problemático
Suelen aparecer apuestas para “recuperar” pérdidas, promesas de dejar que no se sostienen, y cambios bruscos de humor. También se repiten secretos con el dinero, excusas, préstamos, y una sensación constante de urgencia. Muchas familias notan que el tema se vuelve intocable, y ese silencio se vuelve parte del problema.
Un primer paso es hablar con un profesional de salud mental. También se puede consultar en el sistema público local, y buscar grupos de apoyo presenciales o virtuales. Acompañar no es vigilar; es poner límites y buscar orientación para toda la familia, porque el impacto se reparte.
Cómo proteger fondos de una promo o evento escolar
Cuando hay un fondo común, lo más sano es que la organización no dependa de la memoria ni de la buena voluntad. Hace falta transparencia, registro y acuerdos escritos, aunque sean simples. La billetera virtual puede servir, pero no debería ser una caja negra.
Una regla útil es que cada gasto tenga respaldo, y que la información circule con frecuencia. No por desconfianza, sino porque el orden baja la ansiedad y evita conflictos.
Buenas prácticas como doble firma, cuentas separadas y comprobantes desde el día uno
Funciona bien nombrar al menos dos responsables, con autorización compartida para movimientos. Conviene usar una cuenta exclusiva para el evento, sin mezclarla con gastos personales. Y desde el primer aporte, guardar comprobantes y enviar un resumen breve y claro, para que todas las familias vean lo mismo.
Qué hacer si algo no cierra
Si aparecen inconsistencias, lo primero es chequear con proveedores y frenar nuevos pagos hasta aclarar. Reunir capturas, transferencias y recibos ayuda a ordenar hechos. También es razonable pedir asesoramiento legal. En el medio, hay que cuidar a los estudiantes y evitar exposición pública innecesaria, porque el daño emocional no se “devuelve” con un reintegro.



