La historia de Dmitry Nuyanzin golpea con fuerza porque rompe el tópico del deportista invencible. Era joven, estaba en forma, conocía el entrenamiento y la nutrición, y aun así perdió la vida después de un reto diseñado para redes sociales. Su plan consistía en ganar peso de forma rápida y agresiva para luego demostrar cómo perderlo con su propio método.

Este entrenador ruso, de apenas 30 años, comenzó a documentar en internet cómo aumentaba de talla día tras día a base de comida rápida y dulces. Su experimento avanzó deprisa, su cuerpo cambió a gran velocidad y las señales de alarma no tardaron en aparecer. Poco tiempo después, se fue a dormir y ya no despertó. El caso no solo impactó a sus seguidores, también dejó una advertencia clara sobre los límites del cuerpo humano y el precio de los retos extremos.
Quién era Dmitry Nuyanzin y por qué decidió ganar 22 kilos tan rápido
Nuyanzin era un entrenador personal ruso de Orenburg, con más de una década de experiencia en el sector. Había estudiado en escuelas especializadas en deporte y fitness, como la Escuela de Reserva Olímpica de Orenburg y la National Fitness University de San Petersburgo. Trabajaba con atletas y clientes exigentes, acostumbrado a planificar entrenamientos de alto nivel.
En redes sociales se había convertido en una especie de influencer del fitness, con una comunidad que seguía sus consejos y rutinas. Para destacar en un entorno saturado de contenidos, ideó un reto radical: subir unos 22 kilos comiendo comida muy calórica y después mostrar, en directo, cómo los perdería con su propio sistema. La idea no solo era didáctica, también funcionaba como publicidad de sus programas.
Quería demostrar que cualquiera podía bajar de peso, sin importar el punto de partida. Esa promesa, atractiva para muchos seguidores, acabó convertida en una trampa mortal.
Cómo logró consumir más de 10.000 calorías diarias y qué le pasó a su cuerpo
Su día a día se apoyaba en una dieta repleta de excesos. Pasteles, bollería industrial, pizza con extra de queso, hamburguesas dobles, salsas con mucha mayonesa, refrescos azucarados y patatas fritas formaban parte habitual de sus comidas. Llegó a ingerir alrededor de 10.000 calorías diarias, una cantidad varias veces superior a la que suele necesitar un adulto activo.
El resultado fue muy rápido. En cuestión de semanas ganó cerca de 13 kilos y superó los 100 kilos de peso. En sus propios vídeos ya se le veía más cansado, con respiración pesada y un gesto distinto al de sus entrenamientos habituales. Empezó a cancelar sesiones con clientes y comentó que se sentía mal, que pensaba ir al médico. Esa visita nunca llegó. Se acostó con la idea de revisarse al día siguiente y falleció mientras dormía, según medios rusos, por un fallo súbito del corazón.
Estrés extremo para el corazón y riesgo de paro cardíaco
Un aumento de peso tan rápido supone una carga enorme para el sistema cardiovascular. Cuando una persona gana muchos kilos en poco tiempo y los obtiene de grasas, azúcares y calorías vacías, el corazón debe bombear más sangre y trabajar con más fuerza, incluso en reposo.
La sangre se vuelve más densa, la presión arterial tiende a subir y el nivel de grasa circulante crece. El músculo cardíaco se ve obligado a rendir por encima de su capacidad normal. Ese esfuerzo extra puede disparar el riesgo de paro cardíaco, sobre todo durante el sueño, cuando los síntomas pasan desapercibidos. En el caso de Nuyanzin, los primeros informes apuntan a un paro cardíaco nocturno, relacionado con el estrés extremo al que sometió a su organismo.

Otros retos extremos similares y la advertencia de los expertos
El caso de Dmitry no es aislado. El culturista bielorruso Ilya “Golem” Yefimchuk también saltó a los titulares por su muerte tras mantener un peso cercano a los 158 kilos y consumir alrededor de 16.500 calorías al día. Su rutina combinaba masas enormes de comida con entrenamientos intensos, hasta que su corazón dijo basta y sufrió un paro cardíaco. De nuevo, un cuerpo grande, trabajado y musculado no pudo compensar el impacto de un exceso constante.
Ante estas historias, expertos en cardiología y nutrición, así como distintas universidades, recuerdan que el sobrepeso y las subidas bruscas de peso son un factor claro de riesgo para el corazón. Explican que el cuerpo necesita tiempo para adaptarse y que no está preparado para cambios tan agresivos ligados a retos extremos pensados para ganar atención en redes. Lo que se presenta como contenido “motivador” puede terminar en daños irreversibles, también en personas jóvenes y con un alto nivel de forma física.
El caso del entrenador ruso queda como un recordatorio incómodo: incluso alguien preparado, disciplinado y con conocimientos puede cruzar una línea que el cuerpo no perdona. La búsqueda de resultados rápidos, ya sea para impresionar a seguidores o para probar un método, tiene un coste que a veces se paga con la propia vida. Frente a los retos virales basados en calorías sin control y transformaciones exprés, el respeto por la salud debería pesar más que cualquier cifra en la báscula o cualquier número de visualizaciones.



