#Salud: ¿Mozzarella o Burrata? Una nutricionista aclara cuál de los dos quesos tiene más calorías

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En verano es casi imposible evitar los platos frescos y
coloridos en los que el queso es protagonista. En la mesa de
cualquier reunión, pocas cosas decoran y conquistan como una
ensalada de tomate y albahaca con queso mozzarella o una burrata en
el centro. Ambas opciones despiertan pasión entre los amantes de la
cocina mediterránea, pero surge una duda que va más allá del sabor:
¿Cuál de estos quesos aporta más calorías? Entender las diferencias
entre ambos ayuda a disfrutar de sus sabores sin perder de vista la
salud ni el equilibrio en la dieta.

Diferencias clave entre mozzarella y burrata

La
mozzarella
y la burrata comparten raíces italianas, pero se
distinguen por su elaboración y sus cualidades sensoriales. La
mozzarella se crea a partir de leche de vaca o búfala mediante una
técnica llamada pasta filata, en la que la cuajada se estira y se
amasa en agua caliente hasta lograr una textura firme,
característica y fácil de cortar en rodajas.
Su estructura
es más densa y maleable, lo que la hace perfecta para derretir en
pizzas o para disfrutar en ensaladas caprese.

Por otro lado, la burrata nace en la región de Apulia. Su
apariencia exterior se asemeja a una mozzarella redonda, pero basta
abrirla para encontrar un relleno cremoso y untuoso llamado
stracciatella, una mezcla de tiras de mozzarella fresca y
nata.
La experiencia al cortarla es todo un espectáculo
culinario: el centro cremoso se derrama suavemente, aportando una
textura muy distinta a la firmeza de la mozzarella.

Esta diferencia en la técnica y en los ingredientes se traduce
no solo en matices de sabor y textura, sino en el aporte
nutricional de cada queso.

Comparación nutricional

La nutricionista Laurence Plumey ofrece datos útiles para quien
busca cuidar su alimentación. Tanto la mozzarella como la burrata
contienen una cantidad significativa de grasas y proteínas, pero el
contenido calórico y graso varía de manera importante entre ambas
opciones.

Una porción estándar de mozzarella de 100 gramos aporta unas
250-280 calorías y cerca de 18 gramos de
grasa
, dependiendo de si es de vaca o de búfala y del
grado de frescura. La burrata, en la misma cantidad, llega a sumar
hasta 350 calorías y supera los 28 gramos
de grasa
, cifras que la hacen considerablemente más
energética y rica en materia grasa que la mozzarella.

La explicación es clara: la burrata se rellena de nata mezclada
con tiras de mozzarella, lo que dispara sus calorías y la asemeja,
en cuanto a aporte graso, a tres porciones pequeñas de mantequilla.
Esto significa que, aunque ambas se consideran quesos frescos y
deliciosos para platos veraniegos, la burrata debe disfrutarse con
moderación, sobre todo si el objetivo es mantener el balance
calórico del día.

En cuanto a los nutrientes, tanto la mozzarella como la burrata
brindan proteínas de calidad y minerales como el
calcio y el fósforo. Sin embargo, la burrata es la opción más
calórica y con mayor aporte de grasas saturadas. La mozzarella
resulta una elección más ligera y se ajusta mejor a una dieta
equilibrada si se consume regularmente.

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Foto Freepik

¿Cómo integrar mozzarella y burrata de forma saludable en la
dieta?

El consumo inteligente de mozzarella y burrata es posible si se
mantienen ciertos hábitos. Es importante priorizar los vegetales
frescos, las legumbres y los cereales integrales como base del
plato, dejando el queso como un complemento y no el ingrediente
principal.

Para disfrutar la burrata sin excederse en calorías, conviene
reservarla para ocasiones especiales y optar por porciones
pequeñas, idealmente no más de 100 gramos. En ensaladas veraniegas,
es mejor combinarla con tomates frescos, brotes verdes y un
chorrito de aceite de oliva
, evitando agregar otros
alimentos grasos como frituras, embutidos o salsas pesadas en el
mismo menú.

La mozzarella, por su parte, permite mayor flexibilidad. Se
adapta a diferentes recetas y puede formar parte del día a día en
cantidades moderadas, sobre todo en preparaciones con alto
contenido vegetal. Una rodaja en una ensalada o sobre
verduras al horno
es suficiente para aportar sabor y
saciedad sin sumar demasiadas calorías.

Elegir productos frescos y de calidad ayuda a evitar
conservantes o aditivos innecesarios. Leer las etiquetas garantiza
que el queso provenga de leche real y no de preparados
industriales, lo que favorece el equilibrio nutricional y el placer
de una alimentación natural.

También es relevante recordar que el queso, aunque delicioso, no
debe desplazar a otros grupos alimenticios. La mejor forma de
incluir
mozzarella
o burrata en la dieta es hacerlo con
moderación y conciencia,
disfrutando el momento y la
variedad del menú.

Disfrutar del queso es compatible con una dieta sana si se
presta atención a las cantidades, las combinaciones y la
frecuencia. Elegir bien permite deleitarse con los sabores icónicos
del verano italiano, sin culpas y con responsabilidad.

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