#Salud: Mitos y verdades sobre las relaciones íntimas en un avión que deben conocer

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Ah, el amor en las nubes… Para muchas personas, es una fantasía
suprema, una aventura audaz por encima de los cielos. Pero, ¿por
qué la perspectiva de tener
relaciones sexuales
a bordo de un avión ejerce tal atracción?
¿Es realmente tan emocionante?

La
realidad del espacio reducido en los aviones

En primer lugar, debemos disipar cualquier ilusión romántica:
las relaciones sexuales en un avión no son tan glamorosas como en
las películas. Olvida las escenas dignas de James Bond en las que
los protagonistas se encuentran en un lujoso jet privado,
disfrutándose mutuamente en posiciones acrobáticas.

En realidad, el espacio en un avión comercial se asemeja más a
una lata de conservas que a una suite presidencial. Imagínate
retorciéndote entre los estrechos asientos o los baños, en un
espacio apenas suficiente para estirar las piernas. Además, la
impredecible turbulencia y las miradas curiosas de los demás
pasajeros crean un ambiente mucho menos glamoroso de lo
esperado.

La falta de
intimidad a bordo

En segundo lugar, está la cuestión de la intimidad. La idea de
un abrazo apasionado a 30,000 pies puede parecer tentadora, pero la
realidad es mucho menos romántica. Las cabinas de los
aviones
están diseñadas para maximizar el número de pasajeros,
lo que significa que hay poca o ninguna intimidad a bordo.

Las delgadas paredes de los baños no son propicias para
encuentros apasionados. Además, las cabinas suelen estar equipadas
con cámaras de vigilancia por razones de seguridad. Ser sorprendido
por el personal de vuelo o peor aún, por otro pasajero, no es
precisamente la situación más emocionante.

La cuestión de la
seguridad

Hablando de seguridad, este es un aspecto crucial a considerar.
Los aviones son entornos complejos y altamente regulados donde cada
movimiento está vigilado y controlado. Intentar tener actividades
sexuales en vuelo no solo puede dar lugar a sanciones legales, sino
que también puede poner en peligro la seguridad de todos los
pasajeros a bordo. Imagina las consecuencias desastrosas si
ocurriera una situación de emergencia mientras estás distraído por
actividades íntimas.

Higiene
e incomodidad: compañeros poco atractivos

Además, también está la cuestión de la higiene. Los aviones son
espacios compartidos donde cientos de personas se cruzan cada día.
Los asientos, los reposabrazos, las bandejas, todo es un terreno
fértil para los gérmenes y las bacterias.

Foto Freepik

A esto se suman los estrechos y a menudo poco cuidados baños, lo
que crea un entorno poco propicio para una escapada romántica.
Dejarse llevar por la pasión en este contexto podría exponerte a
todo tipo de enfermedades e incomodidades indeseables.

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La
ética y el respeto hacia otros pasajeros

Por último, está la cuestión ética. Los aviones son espacios
compartidos donde el respeto hacia los demás pasajeros es
primordial. Participar en actividades sexuales a bordo no solo
puede perturbar la experiencia de vuelo de otros pasajeros, sino
que también puede ser percibido como irrespetuoso e
inapropiado.

Después de todo, nadie quiere enfrentarse a escenas íntimas
mientras se dirige a una reunión de negocios o de vacaciones en
familia.

En conclusión, aunque la idea de hacer el amor en el aire puede
parecer seductora, la realidad es mucho menos glamorosa. Entre el
espacio reducido, la falta de intimidad, los riesgos para la
seguridad y la dudosa higiene, está claro que los aviones no son el
escenario ideal para escapadas apasionadas.

Es importante recordar que el respeto hacia los demás y el
cumplimiento de las normas de seguridad son fundamentales durante
los vuelos. En lugar de buscar emociones prohibidas en el aire,
aprovecha el tiempo de vuelo para relajarte, disfrutar de una buena
lectura o ver una película.

Recuerda que el romance puede esperar hasta que aterrices en
tierra firme.

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