#Salud: Los peores alimentos para las personas con presión arterial alta

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El manejo de la presión arterial depende en gran parte de lo que
se consume a diario. Mientras que algunos ingredientes pueden pasar
desapercibidos, los alimentos industriales y procesados contribuyen
de manera directa al aumento de la presión, muchas veces sin que la
persona lo advierta. Por eso, cuidar cada bocado se convierte en
una inversión para el corazón y la salud en general.

Alimentos que
elevan la presión arterial

Alimentos que parecen inofensivos, como algunos snacks,
embutidos y comidas rápidas, pueden hacer mucho daño cuando se
convierten en parte habitual de la dieta. El exceso de
sodio, presente en productos procesados como sopas
enlatadas, tocino y papas fritas, obliga al organismo a retener más
agua, lo que aumenta el volumen de sangre y presiona las paredes de
las arterias. Este efecto es como agregar más aire a un globo y
esperar que no reviente.

Las grasas saturadas y las temidas
grasas trans también están presentes en muchas
comidas cotidianas. Alimentos fritos, carnes rojas, margarina,
mantequilla y quesos curados contienen estas grasas, que poco a
poco obstruyen las arterias. Este tipo de grasas impulsan la
formación de placas en los vasos sanguíneos, volviéndolos menos
flexibles y obstaculizando la circulación.

Por su parte, los azúcares añadidos, típicos de
refrescos, postres y bollería industrial, no solo derivan en
aumento de peso, sino que también alteran la forma en que el cuerpo
maneja la insulina. Esta combinación favorece la resistencia a la
insulina, un problema que está conectado con la presión elevada y
el daño cardiovascular.

En el día a día resulta fácil incluir sin notarlo estos
alimentos, como galletas saladas, fiambres, comidas rápidas, o
bebidas gaseosas. Con el tiempo, su consumo frecuente forma una
base peligrosa para el desarrollo de hipertensión y enfermedades
cardíacas.

El papel del sodio en la
dieta

Gran parte del sodio que entra en el organismo
proviene de alimentos procesados, enlatados y de panadería
industrial. Aunque la sal de mesa es famosa por su impacto, la
mayor fuente de sodio no es la que se añade en casa al cocinar,
sino la que ya viene oculta en productos preparados: sopas
instantáneas, caldos, aderezos, comidas precocinadas y
embutidos.

El exceso de sodio provoca que el cuerpo retenga agua. Esa
retención eleva el volumen del líquido que circula por los vasos
sanguíneos, forzando aún más al corazón y aumentando la
presión arterial
. Es esencial leer las
etiquetas nutricionales y optar por productos bajos en sal siempre
que sea posible. El simple acto de elegir versiones reducidas en
sodio puede tener un resultado tangible en el control de la
presión.

Grasas
saturadas y trans en la hipertensión

Las grasas saturadas y trans contribuyen al endurecimiento y
estrechamiento paulatino de las arterias. Estas grasas, presentes
en productos como mantequilla, crema, margarina, carnes con alto
contenido graso, y alimentos preparados con aceites hidrogenados,
promueven la acumulación de colesterol LDL (el llamado “malo”).

Con arterias más rígidas y estrechas, el paso de la sangre
requiere más fuerza y la presión sube, como si intentáramos hacer
pasar agua a presión por una manguera cada vez más obstruida. Por
esto, reducir el consumo de alimentos ricos en grasas
saturadas y trans
puede ser un escudo para la salud
cardiovascular de quienes conviven con la hipertensión.

Foto Freepik

Azúcares
añadidos y su efecto en la presión arterial

La relación entre azúcares y presión alta va mucho más allá del
simple sobrepeso. Consumir refrescos, bollería, helados y dulces
dispara los niveles de glucosa en sangre, lo que suele llevar a un
aumento de peso y a la resistencia a la insulina. Ambas situaciones
están profundamente conectadas con la aparición y el empeoramiento
de la hipertensión.

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Sustituir estas opciones por alternativas naturales, como frutas
frescas o yogures sin azúcar, permite satisfacer el deseo de algo
dulce sin sumar riesgos ocultos.

Alternativas
saludables para controlar la presión arterial

Reemplazar los alimentos perjudiciales por opciones más
naturales y menos procesadas hace una gran diferencia. Eligiendo
vegetales frescos, frutas de
temporada
, cereales integrales como la
avena, el arroz integral o la quinoa, y proteínas
magras
(pescado, pollo sin piel, pavo, legumbres) se
aporta un abanico de nutrientes protectores, como el
potasio, magnesio y
antioxidantes.

El aceite de oliva y los frutos secos sin sal son ideales como
fuente de grasas saludables, mientras que el yogur natural sin
azúcar, las infusiones y el agua deben predominar como bebidas
preferentes. Así, los alimentos frescos y cocinados en casa otorgan
control sobre los ingredientes, algo fundamental para quienes
buscan mantener una presión estable.

La dieta DASH y su
impacto positivo

La dieta DASH figura entre las estrategias más
efectivas para bajar la presión arterial. Esta forma de
alimentación da protagonismo a los vegetales y frutas frescas,
cereales integrales, legumbres, frutos secos, lácteos bajos en
grasa y carnes magras, mientras reduce alimentos altos en sal,
grasas saturadas y azúcares.

Quien sigue esta dieta prioriza el consumo de pescados,
pollo sin piel, leche y yogur descremados, arroz integral,
legumbres
y posibilidad de frutas y verduras en cada
comida. Así se logra un plan rico en potasio, magnesio,
fibra y antioxidantes
, nutrientes que ayudan a relajar los
vasos sanguíneos y cuidar el corazón.

Consejos
prácticos para reducir el consumo de sodio y grasas

Cocinar en casa es la mejor forma de conocer todo lo que
contiene cada plato. Al sustituir la sal por hierbas aromáticas y
especias, se ganan aromas y sabor sin aumentar el sodio. Preferir
alimentos frescos a los precocinados, reducir el uso de salsas
comerciales, embutidos y productos ultraprocesados ayuda a
disminuir los ingredientes innecesarios y dañinos.

Elegir carnes magras, eliminar la grasa visible, optar por
cocciones al vapor, horno o parrilla, e incluir más vegetales en
cada comida son pasos sencillos que, con el tiempo, transforman la
alimentación en un aliado para controlar la presión y mejorar el
bienestar diario.

Adoptar estos cambios, aunque sean pequeños, puede favorecer la
salud del corazón y contribuir a mantener la
presión arterial
bajo control
a lo largo del tiempo. Alimentarse bien se convierte así en un acto
de cuidado diario que marca la diferencia.

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