#Salud: Los mejores pasatiempos para ejercitar la mente a partir de los 65 años

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Pasatiempos manuales y creativos: beneficios más allá del
entretenimiento

Los hobbies manuales como tejer, bordar y coser
han cobrado una nueva relevancia gracias a los múltiples beneficios
que ofrecen. Seguir patrones, contar puntos y corregir errores son
tareas que activan varias funciones cerebrales a la vez: requieren
concentración, memoria, planificación y una buena dosis de
creatividad. Este tipo de pasatiempos no solo mantienen viva la

mente
, también fortalecen la coordinación
mano-ojo
y mejoran la movilidad de los dedos, ayudando a
conservar la destreza manual y mejorando la circulación sanguínea
local.

Pero los aportes no se quedan ahí. El ritmo tranquilo y
repetitivo que suelen implicar estas actividades genera una
sensación de calma, muy similar a la de la meditación. Esta
tranquilidad ayuda a reducir la ansiedad y el
estrés
, dos factores que a menudo afectan a las personas
mayores. Además, la dimensión social es muy potente. Participar en
talleres, clubes o encuentros de tejido o costura fomenta la
creación de lazos sociales, combate la soledad y
permite compartir experiencias con personas de intereses
similares.

Estudios han comprobado que los pasatiempos manuales complejos
pueden estimular la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad
del cerebro para adaptarse y desarrollar nuevas conexiones
neuronales. Esto puede ayudar a retrasar la aparición de
enfermedades neurodegenerativas
como el Alzheimer o el
deterioro cognitivo leve. El hecho de producir un objeto tangible,
como una bufanda o un mantel, potencia la autoestima y brinda un
sentido de logro inmediato. En algunos casos, al donar creaciones a
causas solidarias, el pasatiempo adquiere un propósito mayor y
contribuye a fortalecer la sensación de utilidad y pertenencia.

Foto Freepik

Otras actividades recomendadas para ejercitar el cerebro
después de los 65

Existen muchas alternativas para mantener el cerebro activo y
saludable. La lectura regular estimula la
imaginación, mejora el vocabulario y mantiene la agilidad mental.
Sumergirse en diferentes libros o aprender cosas nuevas promueve la
flexibilidad cognitiva y fomenta un pensamiento crítico más
ágil.

La jardinería no solo cuida la mente, también
obliga a planificar, memorizar rutinas de cuidado y relacionar
distintos movimientos físicos. Estar en contacto con la naturaleza
aporta tranquilidad, mientras que la organización de las tareas y
el seguimiento de los ciclos de las plantas ejercitan memoria y
atención.

Los juegos de mesa que requieren estrategia,
como ajedrez, damas o dominó, son excelentes para el razonamiento,
la anticipación de movimientos y la toma de decisiones. Mantener la
mente ocupada con estos desafíos promueve conexiones neuronales
nuevas y puede mitigar los efectos del deterioro asociado a la
edad. Sumar amigos o familiares a la partida multiplica los
beneficios, ya que la interacción social es uno de los pilares del
bienestar emocional.

La música también tiene un rol protagonista.
Aprender a tocar un instrumento o cantar en coro activa áreas
cerebrales distintas a las de otras actividades. La memoria
musical, la coordinación y el ritmo generan beneficios reales,
incluyendo el fortalecimiento emocional y la reducción del estrés.
Participar en grupos musicales fomenta relaciones personales y
estimula la memoria a largo plazo.

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Por último, los talleres y clubes sociales
ofrecen espacios ideales para aprender habilidades nuevas,
compartir intereses y mantener el cerebro en movimiento. Ya sea
pintura, fotografía, escritura creativa o idiomas, cada nueva
destreza trabaja diferentes regiones cerebrales y refuerza la
capacidad de adaptación.

Dentro de todas estas opciones, la variedad es clave. Alternar
entre actividades ayuda a mantener distintos estímulos y evita la
rutina. Casi todos estos pasatiempos requieren solo materiales
accesibles y pueden practicarse de manera individual o en grupo,
cada persona puede avanzar según sus ganas y posibilidades, sin
presión.

El sentido de los pasatiempos en el envejecimiento activo

A partir de los 65 años, la
mente
necesita desafíos que mantengan activas las conexiones
neuronales y saquen el máximo provecho de la plasticidad cerebral.
Los pasatiempos manuales despiertan creatividad y destreza; los
intelectuales, como la lectura o juegos de estrategia, refuerzan la
agilidad mental y la memoria; mientras que la música y la
jardinería suman tranquilidad y bienestar emocional.

Priorizar pasatiempos con sentido, que resulten placenteros y
adaptados a cada persona, puede elevar notablemente la calidad de
vida. El secreto no está solo en mantenerse ocupado, sino en
encontrar actividades que aporten motivación diaria, permitan
socializar y brinden alegría, logrando así un envejecimiento más
saludable, autónomo y feliz.

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