En los últimos años, la sostenibilidad y el cuidado del medio
ambiente se han convertido en temas cada vez más relevantes. Sin
embargo, a pesar de la creciente conciencia sobre la importancia de
adoptar hábitos más ecológicos, existen numerosas prácticas que, si
bien parecen ser beneficiosas para el planeta, en realidad
no lo son tanto.

Comprar prendas orgánicas o recicladas no es sinónimo de
sostenibilidad
Una de las creencias más extendidas es que adquirir prendas de
vestir etiquetadas como “orgánicas” o “recicladas” es una elección
más sostenible. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja.
La producción de telas naturales como el algodón o el
cashmere puede tener un impacto ambiental devastador
debido a los altos consumos de agua y la afectación a la
biodiversidad. Además, el proceso de desteñido y envejecimiento de
los jeans también implica el uso de sustancias tóxicas que
perjudican a quienes los fabrican.
Por otro lado, si bien el reciclaje de prendas parece una
solución ideal, la verdad es que solo una pequeña fracción
de la ropa entregada para este fin se recicla realmente.
Muchas veces, estas iniciativas de reciclaje no son más que una
estrategia de “lavado verde” (greenwashing) por parte de las marcas
para fomentar el
consumo.
Las
bolsas de tela no son tan ecológicas como parecen
Otro hábito que se ha vuelto muy popular es el uso de bolsas de
tela reutilizables en lugar de las tradicionales bolsas de
plástico. Si bien esto representa un avance, la producción
de estas bolsas también conlleva un impacto ambiental
considerable, ya que requiere el uso de recursos como el
agua, la energía y los colorantes. Para que una bolsa de tela
compense su huella de carbono, tendría que ser utilizada al menos
7,000 veces.
Además, el rechazo generalizado al plástico ha llevado a
un mayor uso de bolsas de papel, las cuales también tienen
un impacto negativo, pues su fabricación genera más contaminación
que la de las bolsas de plástico. La solución ideal sería encontrar
un equilibrio entre ambos materiales, dándoles múltiples usos.
Los cosméticos “naturales” no son necesariamente más
sostenibles
La tendencia de los cosméticos “orgánicos” y “libres de
crueldad” también ha ganado mucha popularidad en los últimos años.
Sin embargo, la realidad es que la mayoría de estos
productos siguen conteniendo una gran cantidad de sustancias
químicas, incluso a veces en mayor medida que los
cosméticos convencionales. Además, el etiquetado “cruelty-free” no
significa necesariamente que el producto sea más sostenible, ya que
esta práctica ha sido ilegal en muchos países desde hace años.
Incluso, la producción de ingredientes naturales a gran
escala puede tener un impacto ambiental mayor que la
síntesis de moléculas en un laboratorio. Por lo tanto, no debemos
dejarnos engañar por las etiquetas y es importante analizar
detenidamente la composición y el origen de los cosméticos que
adquirimos.

Reciclar no siempre
es la mejor opción
El reciclaje es sin duda una práctica importante para reducir la
cantidad de residuos que terminan en vertederos y océanos. Sin
embargo, no todo lo que se entrega para ser reciclado
realmente se procesa de esa manera. Muchas prendas y
productos que contienen mezclas de materiales no pueden ser
reciclados adecuadamente, por lo que terminarán siendo
desechados.
Además, algunas iniciativas de reciclaje de ropa pueden
ser una forma de fomentar el consumo, ya que algunas
marcas ofrecen descuentos por entregar prendas usadas. En este
sentido, la mejor opción sería priorizar la donación de ropa en
buen estado antes que el reciclaje.
Las botellas de plástico recicladas no son tan ecológicas
como parecen
Una de las tendencias más recientes en la industria de la moda
es la utilización de botellas de plástico recicladas para la
fabricación de telas y prendas. Si bien esto suena como una
solución innovadora, la realidad es que sería más útil
reciclar esas botellas para producir nuevas botellas, en
lugar de destinarlas a la elaboración de textiles.
Además, el proceso de transformar las botellas en
tejidos también tiene un impacto ambiental considerable,
por lo que no necesariamente representa una alternativa más
sostenible. Es importante tener en cuenta que, si bien este tipo de
iniciativas pueden ser un paso en la dirección correcta, no son la
panacea para resolver el problema de la
contaminación por plástico.


