La obsesión por alcanzar un peso ideal ha llevado al auge de
medicamentos diseñados para ayudar a
perder peso. Sin embargo, tras esta prometedora solución, los
médicos han comenzado a alertar sobre los efectos
psicológicos que estos fármacos pueden tener en las
personas que los consumen. Aunque muchos concentran su atención en
los beneficios físicos, los impactos emocionales a menudo pasan
desapercibidos.
Cambios en el estado de
ánimo
Los especialistas advierten que algunos medicamentos, como
liraglutida o semaglutida
(conocidos comercialmente como Saxenda o Wegovy), pueden generar
efectos secundarios emocionales. Entre estos, se han reportado
síntomas de ansiedad, irritabilidad e incluso
depresión. Estas reacciones parecen estar vinculadas con
los cambios en la química cerebral que producen dichos fármacos al
actuar sobre sistemas relacionados con el control del apetito.
Algunas personas han señalado que, mientras experimentan una
marcada disminución del hambre, también sienten una desconexión
emocional, como si los medicamentos “apagaran” ciertas respuestas
naturales del cerebro. Esto puede llevar a
desmotivación o pérdida de interés en actividades
cotidianas.
La
relación entre la pérdida rápida de peso y la
autoestima
Otra advertencia frecuente es que, si bien bajar de peso de
manera significativa puede elevar la
autoestima en algunos casos, también puede generar un contraste
psicológico difícil de manejar para otros. Por ejemplo, la
dismorfia corporal es un problema que podría amplificarse,
haciendo que las personas se sigan percibiendo de forma negativa
incluso después de haber alcanzado su peso meta. Este fenómeno
puede convertirse en un detonante para la aparición de trastornos
alimentarios, como la anorexia o la bulimia, especialmente para
quienes ya tenían predisposición a estos problemas antes de iniciar
el tratamiento.
El peso y la
salud mental: un vínculo complejo
Los médicos también señalan que el uso de medicamentos para
adelgazar no resuelve la raíz emocional detrás del sobrepeso u
obesidad. Muchas personas recurren a estas soluciones sin abordar
problemas subyacentes, como la ansiedad o el
estrés, que frecuentemente llevan a comer en exceso.
Además, el hecho de que el ideal de belleza social esté tan
centrado en la delgadez puede crear una presión
excesiva en quienes inician estos tratamientos. La
expectativa de resultados rápidos puede convertirse en frustración
si los cambios no son lo suficientemente visibles o si hay
estancamiento en la pérdida de peso.

Efectos
secundarios psiquiátricos en medicamentos específicos
Aunque los beneficios físicos de medicamentos como
Ozempic o Saxenda están bien documentados, menos atención se
presta a riesgos como el insomnio, los episodios
de irritabilidad extrema o incluso la aparición de
pensamientos obsesivos relacionados con el peso y el control
alimenticio. Estos efectos parecen ser más pronunciados en
individuos con un historial de problemas psiquiátricos.
Rescatista explica por qué no pudieron salvar a Rubby Pérez – #DeInteres #FVDigital
Fallece Pedro Corporán presidente del PUN
Intervienen “Mi Gusto” y “Me HOME” tras detectar irregularidades en importaciones
Señor es viral escuchando a Rubby Pérez y conmueve en redes sociales
Sergio Vargas y su hija habían visto el deterioro del techo del Jet Set; empleado advirtió sobre el posible desplome
Una preocupación creciente es el uso de estos fármacos en
personas que no necesariamente tienen sobrepeso u obesidad
significativa, sino que buscan un “retoque estético”. En estos
casos, la obsesión por adelgazar puede provocar una dependencia
psicológica hacia el medicamento.
La
importancia del acompañamiento médico y psicológico
Los especialistas subrayan que estos tratamientos no deberían
iniciarse sin una valoración exhaustiva. Es fundamental que el
tratamiento farmacológico se combine con apoyo
psicológico para manejar las expectativas, prevenir
efectos adversos y abordar cualquier impacto emocional relacionado
con la pérdida de peso.
Además, el seguimiento constante le permite al médico ajustar
las dosis o detener el tratamiento si aparecen efectos secundarios
preocupantes, previniendo así complicaciones mayores a largo plazo.
La comunicación abierta entre paciente y proveedor de
atención médica es clave para lograr resultados
beneficiosos y sostenibles.
La balanza entre
riesgos y beneficios
A pesar de los avances en la ciencia médica,
perder peso continúa siendo un desafío tanto físico como
psicológico. Los medicamentos pueden ser una herramienta eficaz en
ciertos casos, pero su uso no está exento de riesgos. Las
decisiones informadas, asesoradas por un
profesional, son el camino más seguro para quienes desean mejorar
su salud sin descuidar el bienestar emocional.
Al considerar cualquier tratamiento, es esencial recordar que el
cuerpo y la mente están interconectados. Desatender uno a costa del
otro podría convertir una solución aparente en un problema
mayor.