#Salud: Las 3 peores prendas para viajar según una azafata

0
73


Viajar en avión implica algo más que seleccionar un destino o
elegir el asiento de ventanilla. Las decisiones respecto a la
vestimenta pueden influir en la seguridad
personal
, el confort a bordo y hasta en la higiene durante
el trayecto. Según la experiencia directa de azafatas, muchas
personas subestiman el riesgo que implica no cubrir adecuadamente
la piel o elegir prendas poco adecuadas si surge una emergencia en
pleno vuelo.

Riesgos
y razones detrás de las peores prendas para volar

Las azafatas,
que cada día viven la rutina y lo imprevisto de los vuelos,
advierten sobre ciertos errores habituales en la ropa de los
pasajeros. Los problemas asociados con los shorts,
leggings sintéticos y sandalias
van mucho más allá del estilo o la moda. Ante situaciones de
evacuación rápida como el uso de toboganes inflables, estas prendas
pueden dejar la piel desprotegida y aumentar el riesgo de lesiones
graves. Además, la cabina de un avión está lejos de ser un espacio
totalmente limpio, lo que expone a quienes llevan ropa corta o
calzado abierto a más gérmenes y suciedad. Optar por comodidad
ignorando la seguridad puede salir caro si ocurre lo inesperado a
bordo.

La falta de cobertura amplifica la vulnerabilidad. El contacto
con superficies contaminadas, la posibilidad de resbalones en el
baño o el roce con materiales abrasivos en caso de evacuaciones
urgentes representan riesgos que muchos subestiman. La ropa que
protege, en cambio, no solo aporta calor, también brinda una
barrera física crucial ante accidentes.

Por qué evitar shorts
y monos cortos

Entre las prendas menos recomendables para viajar en avión están
los shorts y los monos de tiro corto. Al dejar
grandes zonas de piel expuesta, multiplican el riesgo de sufrir
quemaduras por contacto directo con los toboganes de
evacuación
en emergencias. La fricción directa con el
material de los toboganes puede provocar lesiones fuertes, que se
agravan si además se presenta fuego o situaciones de temperatura
extrema.

No solo se trata de la salida rápida en un accidente, también
importa la exposición a superficies contaminadas. Los baños
de avión
y los pisos suelen ser zonas con bacterias y
suciedad que se adhieren con facilidad a la piel sin protección.
Cubrir las piernas, por mínimo que parezca, reduce la posibilidad
de infecciones o reacciones alérgicas. Apostar por pantalones
largos ofrece una defensa sencilla pero efectiva frente a estos
problemas, sin sacrificar demasiado el confort si se eligen tejidos
frescos y cómodos.

El
problema de los leggings y prendas sintéticas

Las prendas muy ajustadas elaboradas con tejidos
sintéticos
, como los leggings de poliéster o licra,
representan otro gran error en los vuelos. El riesgo principal está
ligado a incendios inesperados o presencia de chispas: los
materiales sintéticos pueden derretirse al
exponerse a altas temperaturas, quedando adheridos a la piel y
complicando lesiones y su tratamiento.

Además, el ambiente presurizado del avión influye en la
circulación y la acción de estar sentado mucho tiempo. La ropa
demasiado pegada puede aumentar la incomodidad, limitar la
movilidad y favorecer la sudoración excesiva, algo especialmente
incómodo en vuelos largos. Los leggings no solo son inseguros por
el material, sino que a nivel fisiológico pueden dificultar la
sensación de confort que tanto busca el pasajero durante el
vuelo.

Foto Freepik

Sandalias y
calzado inadecuado en vuelo

El tercer gran error, y uno de los más visibles en temporada de
calor, es elegir sandalias o cualquier calzado
abierto
para viajar en avión. Los pies quedan totalmente
desprotegidos ante impactos, caídas de objetos o la necesidad de
moverse apresuradamente en caso de evacuación. En muchas
emergencias, los pasajeros pisan superficies calientes, objetos
cortantes o materiales deslizantes, por lo que un zapato cerrado y
seguro puede marcar la diferencia.

Te podría interesar:

La higiene sigue siendo otra razón de peso. Los pasillos y baños
del avión no están completamente limpios y andar descalzo o
prácticamente sin protección multiplica el riesgo de infecciones
fúngicas y bacterianas. Incluso pequeños accidentes, como un
derrame de líquidos en cabina, pueden resultar incómodos y
peligrosos para quienes llevan sandalias. Un pie cubierto no solo
cuida la salud, también protege ante cualquier imprevisto en pleno
vuelo.

Alternativas
seguras y cómodas para viajar

La mejor opción para viajar está en prendas de fibra
natural
como algodón o lino, que combinan comodidad con
protección. Los pantalones largos y las prendas de manga larga
resultan aliados clave: evitan el contacto directo con superficies
peligrosas y ayudan a regular la temperatura dentro de la cabina,
donde puede hacer más frío del esperado pese al clima exterior. La
ropa por capas permite a cada pasajero ajustar su abrigo según sus
necesidades, sin sacrificar nunca la seguridad.

El calzado cerrado, ligero y que sujete bien el
pie, completa un atuendo pensado tanto para el bienestar como para
la seguridad. Zapatillas deportivas sencillas o zapatos planos con
suela antideslizante reducen riesgos y ofrecen libertad de
movimiento al mismo tiempo.

La adaptabilidad es el criterio clave: llevar una chaqueta
ligera o un pañuelo grande permite ajustarse a cambios de
temperatura, mientras que elegir ropa que no oprima ni moleste
durante horas ayuda a mantener la circulación adecuada. Prepararse
para imprevistos no significa renunciar a la comodidad, sino
priorizar la protección personal en un contexto donde cualquier
detalle puede ser determinante.

El consejo de las
azafatas
nunca falla: piensa en cubrir la mayor parte posible
de piel, elige materiales frescos y opta siempre por el confort sin
perder de vista la seguridad. Viajar bien vestido es viajar más
tranquilo.

¿Le resultó útil este artículo?



Source link