#Salud: la verdad que nadie te cuenta

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El atún de lata está en muchas despensas, pero casi nadie se para a pensar qué cambia de verdad entre el atún en aceite y el atún en agua. Los dos pueden encajar en una alimentación sana, aunque su impacto en el cuerpo, el sabor y el uso diario no es el mismo.

Según lo que busque cada persona, controlar el peso, cuidar el corazón, ahorrar tiempo al cocinar o ganar sabor, una opción puede encajar mejor que la otra. Entender estos matices ayuda a elegir con calma, sin miedo y sin caer en mensajes simplistas.

Diferencias reales entre atún en aceite y atún en agua que afectan al cuerpo

A nivel de calorías, el atún en agua es claramente más ligero. Suele aportar alrededor de unas cien calorías por cada porción estándar, mientras que el atún en aceite sube bastante por la grasa del líquido de cobertura.

La cantidad de proteína se mantiene muy parecida en ambas versiones, alta y constante, por lo que la lata en sí sigue siendo una buena fuente de proteína de alta calidad. El gran cambio está en la grasa. El atún en agua aporta solo la propia del pescado, y el de aceite añade una ración extra de grasas saludables si el aceite es de oliva.

Aquí aparece la parte menos conocida. Parte del omega-3 pasa al aceite y se pierde al escurrirlo, aunque la presencia de grasa también ayuda a conservar mejor la vitamina D. Elegir bien no es solo mirar las calorías, también la calidad de la grasa que acompaña a ese pescado.

Calorías, grasas y omega-3: lo que no se ve en la etiqueta

En la práctica, una lata en aceite puede acercarse al doble de calorías que una en agua. Quien la toma suma no solo el pescado, también el aceite que se ha ido impregnando. Esto se traduce en más energía, útil para personas muy activas, pero no siempre deseable.

El atún en agua, en cambio, ofrece menos calorías y un perfil más sencillo, solo pescado y un poco de sal. La clave está en el tipo de aceite. Si es oliva, sobre todo si es virgen o poco refinado, la grasa resulta aliada del corazón. Si se trata de aceites baratos y muy refinados, la calidad nutricional baja de forma clara.

Proteínas, saciedad y control del peso

Desde el punto de vista de la proteína, ambas conservas juegan en la misma liga. Aportan proteína de alta calidad, útil para preservar músculo y aumentar la saciedad en las comidas.

Lo que cambia es la densidad energética del plato. Para quien prioriza el control del peso, el atún en agua encaja mejor, porque permite sumar salsas ligeras, verduras o legumbres sin disparar calorías. Para una persona con alto gasto energético, o que busca un plato más completo en un solo paso, el atún en aceite de oliva resulta una opción práctica.

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Foto Freepik

Sabor, textura y usos en la cocina: cuándo conviene cada tipo

En la mesa la diferencia se nota. El atún en aceite ofrece sabor más intenso y una textura jugosa, ideal para comer directamente del envase con un poco de pan, añadir a una tostada o combinar con solo tomate y cebolla. Pide muy poco para quedar bien.

El atún en agua tiene un perfil más neutro. Encaja mejor en recetas ligeras, donde se quiere controlar al milímetro la grasa añadida. Funciona muy bien en ensaladas con muchas verduras, mezclado con yogur o queso fresco, o en rellenos donde la salsa ya aporta suficiente untuosidad.

Qué tipo de atún encaja mejor con cada plato

En platos fríos, como ensaladas frescas o cenas suaves, el atún en agua permite añadir un chorrito de buen aceite al gusto y ajustar la cantidad de grasa del conjunto. Evita que el resultado quede pesado y mantiene la receta bajo control.

En cambio, para tostas, empanadas, pastas cremosas o platos rápidos que necesitan golpe de sabor sin mucha preparación, el atún en aceite suele dar mejor resultado. Ayuda a que la mezcla no quede seca y aporta un fondo aromático que ahorra tiempo en la cocina.

Mitos frecuentes sobre el atún en aceite y en agua que confunden a muchos

Circulan varios mitos que generan confusión. El primero dice que el atún en aceite es siempre malo. No es cierto. Todo depende del tipo de aceite, de la cantidad que se toma y del contexto de la dieta. Otro mito afirma que el atún en agua no tiene grasa, cuando en realidad conserva la propia del pescado, rica en omega-3.

También se tiende a pensar que cualquier aceite sirve igual. La realidad es que un aceite de oliva de calidad no se comporta igual que un aceite refinado barato. Por eso conviene mirar la etiqueta nutricional y buscar cierto equilibrio en el conjunto de la alimentación, en vez de demonizar una sola lata.

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