#Salud: la última es la prueba definitiva

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El cariño felino rara vez es ruidoso. Un gato suele decir “me importas” con gestos pequeños, repetidos y cotidianos, más que con largos ratos de mimos. Por eso, muchas personas conviven con su gato y aún dudan si de verdad existe ese vínculo.

También conviene recordar que una misma señal puede significar cosas distintas. El ronroneo, por ejemplo, suele acompañar el bienestar, pero también puede aparecer si hay miedo o dolor. La clave está en el contexto: postura, orejas, mirada y distancia.

Señales claras de cariño en el lenguaje corporal del gato

Cuando un gato se siente a gusto con alguien, su cuerpo lo delata. Se mueve con calma, no va en tensión y se acerca sin prisas. No es “obediencia”, es relajación y elección: el animal decide estar cerca porque se siente bien.

Parpadeo lento, cola en alto y saludos con la cabeza

El parpadeo lento, a veces llamado “beso gatuno”, es una señal de calma. Si el gato entrecierra los ojos al mirar a una persona y luego los abre despacio, está comunicando que no hay amenaza. Responder con el mismo parpadeo, sin invadir el espacio, suele reforzar el momento.

La cola en alto, recta y con la punta suave, funciona como un saludo amistoso. Suele aparecer cuando el gato se acerca con paso tranquilo. Si además roza la cabeza o las mejillas, está mostrando aceptación y cercanía, como quien saluda a alguien de su confianza.

Frotarse y marcar con su olor, te está incluyendo en su grupo

Al frotarse con mejillas, costados o base de la cola, el gato deja su olor y mezcla a esa persona con su “entorno seguro”. No es dominancia, es afiliación social: una forma de decir “perteneces a mi grupo”. Si después se aparta, también está comunicando; respetar esa pausa mantiene la relación en buen tono.

Gestos de apego en casa: cuando busca contacto y rutina contigo

En casa aparecen señales que suenan a costumbre, pero en realidad hablan de vínculo. Un gato que busca estar en la misma habitación, que pide juego o que repite rituales con una persona suele estar mostrando comodidad y preferencia.

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Ronroneo, amasar y “acicalarte”, señales de bienestar contigo

El ronroneo suele indicar confort cuando es suave y el cuerpo está suelto. Si las orejas están relajadas, la mirada es blanda y no hay rigidez, lo más probable es que esté disfrutando. Si el gato se encoge, esconde la cabeza o respira raro, conviene observarlo porque el ronroneo también puede aparecer ante estrés o malestar.

El amasado con las patas, sobre una manta o sobre el regazo, viene de la etapa de cachorro y se asocia a seguridad. Los lamidos, cuando no son insistentes ni nerviosos, funcionan como acicalamiento social: una forma de cuidar a quien considera cercano.

Foto Freepik

Seguirte por la casa y traerte “regalos”, quiere compartir tiempo y atención

Seguir a una persona de habitación en habitación no siempre es dependencia; muchas veces es interés social. Y cuando trae juguetes, o incluso alguna presa, suele estar compartiendo algo “valioso” o replicando una conducta instintiva de enseñanza. Lo recomendable es no castigar; agradecer con voz calmada y redirigir con juego ayuda a cortar el ciclo sin romper la confianza.

La última, la prueba definitiva: te elige como su lugar seguro

La señal más concluyente aparece cuando el gato elige a una persona como lugar seguro. No se trata solo de cercanía, sino de vulnerabilidad: en los momentos en que necesita bajar la guardia, decide hacerlo a su lado. Muchos expertos en conducta felina coinciden en que esta elección resume el vínculo: preferencia, calma y sensación de protección.

Dormir encima de ti o acurrucarse a tu lado, confianza en su punto más vulnerable

Dormir sobre el cuerpo, o pegado a un costado, es una muestra potente de confianza. Durante el sueño el gato pierde control del entorno, así que elige el sitio donde se siente más protegido. Algunos no duermen encima, pero sí cerca, y también cuenta. Si además se tumba muy relajado y llega a mostrar la barriga, está exponiendo una zona vulnerable que solo enseña cuando se siente a salvo. Para cuidarlo, mejor no moverlo de golpe; una manta cerca y un ambiente tranquilo suelen bastar.

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