En septiembre de 2025, un vídeo se esparció como pólvora en las
redes sociales de Honduras y más allá. En las imágenes, el pastor
evangélico Jorge Pompa le solicita a un creyente
que entregue los documentos de su terreno como señal de fe y para
recibir una bendición divina. Este terreno, según los reportes,
tiene un valor cercano a los 130 mil dólares (más de tres millones
de lempiras). La petición, realizada durante un culto, avivó el
debate sobre la ética en la religión y el rol de los líderes
espirituales.
La escena grabada en el vídeo parece salida de una
historia de ficción, pero ocurrió en pleno culto.
Jorge Pompa se levantó ante la congregación y, con voz firme, se
dirigió directamente al dueño de un valioso terreno.
“¿Prefieres dinero o la bendición de Dios?”,
preguntó, usando un tono persuasivo y casi apremiante. El ambiente
reflejaba el peso del momento y la expectativa generalizada de la
asamblea.

Según Pompa, Dios mismo le habría dado la orden en una visión
nocturna. Por eso, exigió la entrega de inmediato de los papeles
del terreno. No sólo hablaba de una donación
simbólica, sino de entregar la propiedad completa, que se
estima supera los 130 mil dólares.
El pastor aseguró que este acto sería como plantar una semilla
de fe, capaz de generar una abundancia mayor e, incluso, prometió
que la “siembra” podría crecer hasta medio millón de dólares. Pero
lo más llamativo fue la presión para recibir una decisión
inmediata. El feligrés, visiblemente tensionado, terminó
accediendo a las demandas ante la mirada de todos los
presentes.
Reacciones en redes sociales y el debate público
El vídeo rápidamente fue compartido en Twitter, Facebook e
Instagram, acompañado por cientos de comentarios cargados de
indignación. Usuarios de todas las edades y creencias externaron su
desacuerdo con la forma en la que el pastor solicitó el
terreno.
Se multiplicaron las acusaciones de manipulación
espiritual y abuso de confianza. Además,
muchos cuestionaron la legitimidad de pedir bienes personales bajo
supuestas órdenes divinas. Comentarios como “manipulación
disfrazada de fe”, “engaño a la buena voluntad” o “nadie debería
dar su patrimonio bajo presión” se volvieron comunes en las
redes.
También surgieron voces que defendieron la libertad religiosa,
recordando que donar bienes a una iglesia es legal si la persona lo
hace por voluntad propia. A pesar de esto, la crítica pública se
centró en la forma insistente y la presión ejercida sobre el
creyente, dejando claro el miedo a un patrón de abuso dentro de
ciertos grupos religiosos.
¿Abuso de la fe o acto legítimo de generosidad?
Este caso expuso dos percepciones muy distintas. Por un lado,
están quienes piensan que el feligrés fue presionado,
manipulado y prácticamente estafado por el líder
religioso. El vídeo muestra la urgencia, la falta de
opciones y el uso del discurso divino para obtener una respuesta
favorable. Para este grupo, la entrega no fue realmente voluntaria,
sino condicionada por factores externos, tanto sociales como
religiosos.
Por otro lado, hay quienes consideran que este tipo de
actos son legítimos si nacen de la fe. Si alguien
quiere donar una propiedad por creencias personales, ¿quién debe
intervenir? Este argumento se basa en la libertad de culto y la
autonomía personal. Sin embargo, incluso entre ellos, se reconoció
que la presión social y el entorno del culto ponen en tela de
juicio la real “libertad” de la decisión.
En suma, la polémica surge porque la religión, cuando se mezcla
con bienes materiales, puede convertirse en un terreno muy
resbaloso. No es lo mismo donar con libertad que hacerlo con miedo
a perder la bendición prometida.
Implicaciones éticas y mensajes para la sociedad
Cuando un líder religioso traspasa la frontera entre la fe y el
patrimonio personal, surgen preguntas difíciles y necesarias.
¿Hasta dónde puede llegar la influencia de un pastor sobre su
congregación? ¿Quién protege a los creyentes de posibles abusos
disfrazados de promesas divinas?
Pensar de manera crítica, exigir transparencia y fomentar el
diálogo abierto ayuda a proteger a personas vulnerables ante
posibles abusos. Los líderes religiosos tienen una enorme
responsabilidad sobre sus palabras y acciones,
especialmente cuando involucran el patrimonio de sus
seguidores.
El debate no solo es relevante para Honduras y su comunidad
religiosa, sino para cualquier sociedad que valore la confianza y
la transparencia. Cuando hay fe, también debe haber cuidado.
Cuestionar es una señal de respeto, no una falta de
credibilidad.
Un pastor de Honduras le pidió a un hombre
que le entregara su terreno por “orden de Dios”. pic.twitter.com/CZDsxEnHTc— MDZ Online (@mdzol) September 4, 2025



