Mario Ureña era dirigente del transporte público de la Ruta SO y también comunicador, una voz conocida en Santiago Oeste, República Dominicana. Pasó años mediando entre choferes, sindicatos y autoridades, en un sector marcado por conflictos, presiones políticas y tensión diaria. Defendía mejores condiciones para los conductores y un servicio más seguro para los usuarios, siempre con un enfoque de diálogo, aun en medio de amenazas, agresiones y obstáculos para que la ruta pudiera operar con normalidad.

Un líder gremial cercano a la comunidad
Choferes y vecinos lo veían como un mediador disponible, alguien que atendía llamadas, respondía mensajes y se aparecía en las paradas cuando había problemas. Su opinión pesaba en discusiones sobre rutas, tarifas, derechos de los trabajadores y seguridad en las calles. Perder a una figura que buscaba acuerdos, en medio de una crisis abierta del transporte en Santiago Oeste, genera un vacío emocional fuerte, como si se apagara una voz que intentaba poner calma donde otros solo sumaban más conflicto.
Qué ocurrió en el programa “Café de Diario 55” el día del infarto
El cuatro de diciembre de dos mil veinticinco, Mario acudió al programa “Café de Diario 55”, en Super TV 55, para hablar de la tensión entre choferes, autoridades locales y grupos que se oponían a la Ruta SO. Estaba en el set, esperando su turno para entrar en el debate, cuando comenzó a sentirse mal y se desvaneció en pleno directo. La transmisión se interrumpió, el equipo pidió ayuda y se intentó asistirlo de inmediato, pero el dirigente murió poco después por un infarto fulminante, a pesar de los esfuerzos por reanimarlo.
En el estudio hubo silencio, gestos de alarma, rostros que pasaron de la tensión del debate al miedo real por la vida de una persona. Quienes seguían el programa desde sus casas vieron cómo la conversación se cortaba de golpe, y muchos luego conocieron la noticia por redes, con un impacto todavía mayor al saber que todo había ocurrido en tiempo real.
La noticia corrió rápido por grupos de choferes, organizaciones del transporte, medios locales y redes sociales. Compañeros de ruta, periodistas y ciudadanos expresaron tristeza y respeto, recordándolo como un dirigente firme, pero dialogante, que defendía a su gente frente a la alcaldía, la policía y otros sectores. Su muerte también abrió una conversación incómoda sobre el peso del estrés, los conflictos diarios y la presión que viven quienes lideran causas públicas, sobre todo cuando esos temas se discuten frente a cámaras.

Lo que este caso nos recuerda sobre el corazón y el estrés
La muerte de Mario Ureña pone en primer plano la relación entre estrés constante y salud del corazón. La vida de un dirigente gremial implica reuniones tensas, amenazas de pérdidas económicas, discusiones públicas y una preocupación diaria por la gente que representa. Esa carga se acumula, y cuando se mezcla con problemas de salud no atendidos, el riesgo de infarto aumenta de forma silenciosa.
Este caso invita a poner atención a señales como dolor en el pecho, falta de aire, sudor frío o mareos súbitos, y a no dejarlos pasar como algo “normal” del cansancio. También recuerda la importancia de hacerse chequeos médicos frecuentes, hablar con un profesional si hay antecedentes cardíacos y actuar rápido si alguien presenta síntomas en casa, en la calle o, como aquí pasó, en un estudio de televisión.



