#Salud: ¿Gastroenteritis o intoxicación alimentaria? Cómo reconocer cada una

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Muchas personas confunden la gastroenteritis con la intoxicación alimentaria porque, a primera vista, ambas se parecen mucho: aparecen de forma incómoda, con dolor de barriga, vómitos y diarrea, y casi siempre hay alguna comida en mal estado de por medio. Sin embargo, detrás hay causas distintas y formas de contagio diferentes. Entender esos matices ayuda a decidir qué hacer, cuándo vigilar en casa y cuándo pedir ayuda médica, sin tecnicismos innecesarios y con una explicación clara y cercana.

Qué es la gastroenteritis y cómo se contagia

La gastroenteritis es una inflamación del estómago y del intestino que suele estar causada por virus, como norovirus o rotavirus, y en menor medida por bacterias. En el día a día muchas personas la llaman “gripe estomacal”. Se trata de una infección contagiosa, por lo que puede pasar de una persona a otra a través de manos sucias, baños compartidos, juguetes o alimentos que se han contaminado al prepararlos. También puede aparecer tras beber agua contaminada, sobre todo en viajes o zonas con poca higiene. Los síntomas más habituales incluyen fiebre, dolor de barriga, diarrea acuosa y una sensación general de malestar que agota a quien la padece.

Síntomas típicos de la gastroenteritis

La gastroenteritis suele empezar con una sensación de cuerpo cortado y estómago raro, seguida de náuseas, vómitos, diarrea, algo de fiebre y escalofríos. A menudo hay cansancio intenso y en algunos casos aparecen dolores musculares y de cabeza, como si se tratara de una gripe ligera que se ha ido al intestino. Es muy habitual que, en pocos días, otras personas de la casa, de la escuela o del trabajo comenten que también están “molestas del estómago todo el día”, lo que refuerza la idea de contagio por un virus.

Qué es la intoxicación alimentaria y por qué aparece de golpe

La intoxicación alimentaria es una enfermedad causada por toxinas o gérmenes presentes en un alimento o bebida, muchas veces debido a mala conservación, falta de higiene al cocinar o interrupciones en la cadena de frío. También se relaciona con alimentos caducados o con aspecto y olor normales, pero que en realidad ya no son seguros. En muchos casos no se contagia de persona a persona, porque el problema está en la comida y no en el contacto directo. Suele comenzar de forma brusca, pocas horas después de haber comido algo sospechoso, y puede deberse a bacterias como Salmonella o a toxinas producidas por Staphylococcus aureus.

Foto Freepik

Síntomas de intoxicación alimentaria que suelen asustar

La intoxicación alimentaria se presenta como un cuadro muy intenso y rápido, con vómitos repetidos, diarrea fuerte y dolor de barriga tipo retortijón, a veces acompañado de fiebre baja y sudor frío. Mucha gente recuerda bien el alimento que cree que le hizo daño, por ejemplo comida en mal estado, mariscos crudos, mayonesa casera, carne poco hecha o lácteos que habían pasado varias horas fuera de la nevera. Aunque los síntomas pueden ser muy molestos y angustiar a la persona afectada, en la mayoría de los casos mejoran en uno o dos días si se mantiene una buena hidratación.

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Gastroenteritis o intoxicación alimentaria: tres claves para distinguirlas

Para diferenciar entre gastroenteritis e intoxicación alimentaria conviene fijarse en tres aspectos sencillos. El primero es el tiempo que tardan en aparecer los síntomas. En la intoxicación alimentaria, las molestias suelen empezar pocas horas después de comer y a veces varias personas que compartieron el mismo plato se encuentran mal casi al mismo tiempo. En la gastroenteritis, los síntomas suelen aparecer uno o varios días después del contacto con alguien enfermo, con superficies contaminadas o con agua insegura. El segundo punto es si hay más personas enfermas alrededor sin haber compartido la misma comida, algo típico de los virus intestinales. El tercero es la duración, ya que la gastroenteritis tiende a alargarse más días que una intoxicación leve.

Cuándo ir al médico y señales de alarma

En ambas situaciones la prioridad es evitar la deshidratación. Conviene buscar atención médica con rapidez si la diarrea tiene sangre, si la fiebre es muy alta y sostenida, si los vómitos impiden mantener incluso pequeños sorbos de líquido, o si aparecen signos claros de deshidratación como boca muy seca, orina muy oscura o mareos al ponerse de pie. También preocupa un dolor abdominal intenso o que deja el vientre rígido, y cualquier cuadro de este tipo en bebés, personas mayores o pacientes con enfermedades crónicas. Mientras tanto, lo más seguro es beber sorbos frecuentes de agua, sueros orales o caldos claros, y evitar el alcohol, las bebidas muy azucaradas y los antiinflamatorios sin indicación médica.

Comprender que no siempre se puede saber con total certeza si se trata de gastroenteritis o intoxicación alimentaria, pero sí identificar patrones, da tranquilidad y ayuda a tomar mejores decisiones en casa. La hidratación, el reposo y el sentido común al elegir qué comer en esos días suelen marcar la diferencia en la recuperación. Ante cualquier duda seria, o si los síntomas se agravan en poco tiempo, lo más prudente es pedir orientación a un profesional de salud que pueda valorar el caso de forma individual.

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