#Salud: Estudios demuestran que los suplementos y medicamentos comunes podrían causar daño hepático

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En los últimos años, los casos de daño hepático
asociado a medicamentos de uso frecuente y suplementos
naturales
muestran un aumento preocupante. Según datos
recientes, la incidencia de lesión hepática inducida por
medicamentos
(DILI) se ha elevado a más de 19 casos por
cada 100,000 personas en países occidentales, convirtiéndose en una
de las causas principales de insuficiencia hepática aguda. Muchos
de estos incidentes están ligados tanto a fármacos ampliamente
utilizados como a suplementos “naturales” y hierbas
populares.
El problema se agrava por la percepción, muchas
veces errónea, de que los productos vendidos sin receta son
completamente seguros. Esta falsa sensación de seguridad puede
llevar a consecuencias críticas para la salud pública.

¿Cómo
afectan los medicamentos y suplementos al hígado?

El hígado actúa como el principal filtro y
procesador de sustancias químicas en el cuerpo. Su función incluye
metabolizar
medicamentos
y compuestos naturales, transformándolos para
facilitar su eliminación. A pesar de esta capacidad de depuración,
dicho proceso puede generar compuestos tóxicos o desencadenar
respuestas inmunes que dañan el propio tejido hepático.

El daño hepático ocasionado por medicamentos, conocido como
hepatotoxicidad, puede presentarse de muchas
formas. Una de las más graves es la hepatitis aguda, pero también
pueden aparecer alteraciones menores, como el aumento asintomático
de enzimas hepáticas en sangre, hasta lesiones tan severas que
requieren trasplante de hígado.

Entre los medicamentos más implicados se
encuentran:

Paracetamol: responsable de casi el 40% de los
casos de insuficiencia hepática aguda en EE. UU., especialmente en
situaciones de sobredosis. El metabolismo genera un subproducto
tóxico que, en exceso, destruye células hepáticas.

AINES (antiinflamatorios no esteroides):
Diclofenaco, naproxeno e ibuprofeno pueden causar hepatitis
medicamentosa incluso en dosis terapéuticas, por mecanismos
inmunoalérgicos y generación de metabolitos reactivos.

Metotrexato: usado para enfermedades
autoinmunes, puede generar fibrosis progresiva.

Antibióticos como la amoxicilina/ácido
clavulánico y la nitrofurantoína son frecuentes en los reportes de
lesión hepática, incluso a corto plazo.

Otros implicados: fármacos para tuberculosis
(isoniazida, rifampicina), antiepilépticos, estatinas y ciertos
antidepresivos.

El peligro se multiplica con la combinación de varios
productos
, el uso en personas con enfermedades hepáticas
previas y la automedicación sin control.

El
daño hepático por suplementos: una tendencia en aumento

El consumo de suplementos herbales y dietéticos
está en alza. Solo en Estados Unidos, alrededor de 15,6 millones de
adultos consumen productos para bajar peso o mejorar la salud
general, muchas veces sin supervisión médica. Esto ha llevado a un
claro aumento en los reportes de lesión hepática asociada a
suplementos
.

El riesgo aumenta por varios factores:

Ausencia de regulación estricta: muchos
suplementos no requieren probar su seguridad antes de salir al
mercado.

Dosis elevadas y combinaciones de múltiples
ingredientes.

Contaminantes y adulteraciones, como la
presencia de metales pesados o fármacos ocultos.

Información engañosa sobre inocuidad y
beneficios en redes sociales y medios digitales.

La población vulnerable, como adultos mayores, mujeres jóvenes y
personas con enfermedades crónicas, es especialmente susceptible.
El daño hepático por suplementos varía desde alteraciones leves y
reversibles hasta insuficiencia hepática fulminante, en algunos
casos, fatal.

Medicamentos
con mayor riesgo de hepatotoxicidad

Ciertos medicamentos de uso común tienen mayor
probabilidad de causar daño hepático. Entre los principales riesgos
observados están:

Aumentos leves de enzimas hepáticas: frecuente
con muchos fármacos, suele resolverse al suspender el producto.

Hepatitis aguda medicamentosa: un evento serio
que puede evolucionar hacia insuficiencia hepática.

Colestasis (retención de bilis): Asociada a
antibióticos y contraceptivos hormonales.

Insuficiencia hepática fulminante: causada
frecuentemente por paracetamol, AINES como la nimesulida y
suplementos adulterados.

Te podría interesar:

Es importante la vigilancia médica y no
desestimar síntomas como fatiga, ictericia o dolor abdominal. Las
complicaciones pueden verse agravadas en personas que usan alcohol,
tienen edad avanzada o toman varios medicamentos al mismo
tiempo.

Foto Freepik

Suplementos
herbales y dietéticos más asociados al daño hepático

Los productos menos controlados a menudo cargan los riesgos más
grandes. La evidencia señala varios suplementos y
hierbas
como responsables de un número creciente de
lesiones hepáticas:

Cúrcuma (curcumina): Aumentó su popularidad por
supuestos efectos antiinflamatorios, pero se han documentado casos
graves de hepatitis.

Té verde: las formas concentradas en cápsulas
causan daño oxidativo en el hígado.

Garcinia cambogia: promovida para bajar de
peso, ligada a hepatitis fulminante, especialmente cuando se
combina con otros ingredientes.

Ashwagandha: utilizada en la medicina
ayurvédica, reportes recientes revelan cuadros severos en
consumidores regulares.

Arroz de levadura roja: su uso masivo como
suplemento natural para el colesterol presenta el mismo perfil
tóxico que las estatinas.

Cimicifuga racemosa (cohosh negro): Publicitada
para la menopausia, con riesgo documentado de lesiones hepáticas en
mujeres jóvenes.

Estos productos gozan de gran popularidad
gracias a campañas comerciales y una falsa equivalencia entre
“natural” e “inofensivo”, ocultando riesgos clínicos reales.

Mecanismos
del daño: ingredientes, contaminantes y adulteraciones

La toxicidad hepática de los suplementos no
suele recaer en un solo ingrediente. La combinación de múltiples
extractos, vitaminas y aditivos crea una mezcla con efectos
imprevisibles. Muchas veces, los lotes contienen
contaminantes industriales, pesticidas, metales o
incluso fármacos ocultos, que potencian el daño.

La ausencia de estándares de calidad complica
la identificación del agente causal. Los fabricantes pueden usar
ingredientes de baja pureza o adulterados para potenciar los
efectos, lo que aumenta la carga tóxica sobre el hígado. Este
cuadro dificulta que pacientes y médicos asocien rápidamente los
síntomas hepáticos al suplemento o medicamento específico
usado.

Factores de riesgo
y grupos vulnerables

El riesgo de daño hepático por
medicamentos
o suplementos es mucho mayor en ciertos
grupos:

Edad avanzada: el hígado pierde capacidad de
metabolizar compuestos con los años.

Mujeres: estudios registran una mayor
proporción de casos graves en mujeres jóvenes, en parte por el uso
creciente de productos para el control de peso y la menopausia.

Personas con enfermedades hepáticas
preexistentes
: cualquier exposición adicional puede
precipitar daños irreversibles.

Uso de megadosis y mezclas: consumir varios
suplementos o medicamentos al mismo tiempo incrementa el riesgo
exponencialmente.

Embarazo: Cambios fisiológicos pueden aumentar
la susceptibilidad al daño.

Consumo de alcohol o drogas recreativas: estas
sustancias compiten en la ruta de metabolización, elevando la
toxicidad.

La falta de consulta médica y la
automedicación, acentuadas por la información engañosa en internet,
agravan el problema.

La realidad detrás de los suplementos y medicamentos populares
muestra un escenario más complejo del que la mayoría imagina.
Aunque muchos productos cumplen una función terapéutica clara o
prometen beneficios naturales, la información demostrada evidencia
que el hígado carga con la peor parte. Reconocer los riesgos,
buscar siempre la asesoría de profesionales y demandar regulaciones
estrictas resulta esencial para proteger la salud hepática a largo
plazo.

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