#Salud: Esto es lo que puede ocurrir si adelantas a la Guardia Civil en la carretera

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Adelantar en carretera siempre genera un pequeño cosquilleo,
pero hacerlo frente a un coche de la Guardia Civil multiplica la
tensión. A muchos les pasa: ves el icono verde, el uniforme y te
preguntas si será mejor quedarse detrás. La Dirección
General de Tráfico (DGT)
ha resuelto esta duda con una
respuesta clara y directa, eliminando los mitos que giran alrededor
de este tema tan común.

No existe ninguna norma especial que impida adelantar a la
Guardia Civil de Tráfico cuando circulan por carretera sin luces o
sirenas activadas. Estos vehículos oficiales, en condiciones
normales, tienen los mismos derechos y
obligaciones
que cualquier otro coche que va por la vía.
La clave está en cumplir la normativa de tráfico, anticipar bien la
maniobra y respetar la velocidad máxima.

Adelantar a la Guardia
Civil:

Muchos piensan que es preferible no rebasar nunca a un coche de
la Guardia Civil para evitar problemas. Sin embargo, la
DGT ha sido clara: puedes adelantar a un vehículo
oficial siempre que lo hagas de forma legal y segura. No hace falta
quedarse atrás solo por tratarse de la autoridad.

La maniobra de adelantamiento exige sentido
común
. Primero hay que comprobar los retrovisores,
señalizar con tiempo y asegurarse de que se puede volver a la
derecha sin poner en peligro a nadie. Adelantar por la izquierda,
nunca por la derecha, y sólo cuando la visibilidad y el estado de
la vía lo permitan. Todo igual que con cualquier otro coche.

La diferencia llega si la Guardia Civil lleva luces azules o
sirenas en funcionamiento: ahí debes facilitarle el paso porque
tienen prioridad total. En ese caso, la
recomendación es clara: deja libre el carril y crea un
corredor de emergencia si es necesario.

Límites de velocidad

Hasta hace poco, en carreteras secundarias se permitía superar
el límite de velocidad en 20 km/hora si el lugar estaba
habilitado para adelantar. La
DGT
eliminó este margen y ahora no existe ninguna excepción: el
límite es el que marca la vía y no se puede superar bajo ningún
concepto, ni siquiera para adelantar, da igual si hay un Guardia
Civil delante o cualquier otro vehículo.

Freepik

En autopistas o autovías, si circulas detrás de un coche oficial
que va por debajo del límite de 120 km/h, puedes adelantarlo sin
miedo y sin pisar más el acelerador de la cuenta. Respetar los
límites se ha convertido en una regla estricta y hay radares
atentos a cualquier exceso.

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Seguridad y
sentido común en la carretera

La DGT insiste: la seguridad es la prioridad.
Hacer adelantamientos bruscos, sin distancia suficiente o con
maniobras peligrosas puede terminar con una sanción, aunque el
coche que adelantes no sea oficial. Frenar fuerte, invadir el
arcén, cambiar de carril sin señalizar… todas esas acciones pueden
ser motivo suficiente para que te den el alto.

La presencia de un vehículo de la Guardia Civil no debería
cambiar tu comportamiento al volante si ya conduces cumpliendo las
normas. Si te mantienes dentro de los límites, no haces maniobras
sospechosas y señalizas cada movimiento, la vigilancia de la
patrulla solo será un factor más en el tráfico, no una amenaza.

¿Qué pasa si te
adelantan ellos?

A veces sucede lo contrario: la Guardia Civil te adelanta, a
menudo con prisa pero sin luces ni sirenas. En estos casos, tampoco
existe un trato diferente. Solo tienen preferencia cuando circulan
en situaciones de urgencia, debidamente indicadas. Mientras tanto,
deben seguir las mismas normas y pueden ser sancionados si cometen
una infracción al adelantar, igual que cualquier conductor.

Si detectas alguna maniobra inusual por parte de un coche
oficial, es recomendable mantener la calma y continuar tu camino
cumpliendo con las normas. Ellos están sometidos a los mismos
controles y responsabilidades para asegurar la seguridad vial.

La DGT recuerda que las sanciones por adelantar de forma
incorrecta pueden ser graves. No respetar la distancia lateral,
realizar un adelantamiento en línea continua o no señalizar con los
intermitentes puede costar dinero, puntos y, lo más importante,
poner vidas en peligro.

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