#Salud: Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando corres con frío

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Cuando una persona decide correr con frío, el cuerpo entra en modo defensa para mantener su temperatura interna en torno a los treinta y siete grados. El corazón, los pulmones, los músculos, el metabolismo, el ánimo y las defensas se ajustan casi al instante para soportar el aire gélido. Mientras muchos asocian el invierno con sofá y manta, quienes se calzan las zapatillas en esta época descubren una forma sencilla de cuidarse, de combatir el bajón anímico y de sentirse más despiertos cuando el día parece encogerse.

Qué le pasa a tu corazón y a tu respiración cuando corres con frío

En cuanto el termómetro baja, los vasos sanguíneos de la piel se estrechan, un proceso llamado vasoconstricción que ayuda a conservar el calor en los órganos clave. El corazón responde bombeando algo más rápido y con más fuerza, porque debe mover la sangre a través de vasos más cerrados y seguir alimentando a los músculos activos. La circulación se concentra en el centro del cuerpo y se reduce en manos, orejas o nariz, de ahí la sensación de frío en las extremidades.

El aire frío y seco supone un pequeño reto para la respiración. Al inicio del entrenamiento, las vías respiratorias pueden irritarse y la entrada de aire puede parecer más brusca, sobre todo si la persona acelera de golpe. Un calentamiento suave, con ritmo muy cómodo, permite que bronquios y pulmones se adapten poco a poco y reduce esa molestia inicial.

Al mismo tiempo, el contacto del aire helado con la cara genera una sensación casi eléctrica que despeja la cabeza. Muchas personas describen este impacto como un “botón de encendido” mental que mejora la atención durante las primeras zancadas.

Músculos, metabolismo y grasa: por qué correr con frío quema más

En ambiente frío, los músculos tardan más en ganar elasticidad. El cuerpo puede responder con pequeños temblores al principio, una forma automática de producir calor mediante contracciones rápidas que también consumen energía. Todo el sistema muscular funciona como una estufa interna que necesita combustible extra.

La clave está en que el metabolismo se acelera para mantener la temperatura. El organismo activa mecanismos de producción de calor, conocidos como termogénesis, y eso hace que el gasto de calorías por minuto sea mayor que en un día templado, incluso si el ritmo de carrera es similar.

Cómo se calientan los músculos y por qué el ritmo se siente distinto

Con frío, los impulsos nerviosos viajan algo más despacio y las fibras musculares se notan “tiesas” durante los primeros minutos. El ritmo que en primavera parece cómodo, en enero puede sentirse pesado al inicio. Cuando el cuerpo entra en calor, el movimiento fluye mejor, el paso se vuelve más suelto y se puede mantener un trote constante sin agobio por el calor. Ese trote suave de finales de noviembre o diciembre no es un castigo, sino una forma simple de cuidarse si va acompañado de un calentamiento paciente que reduce tirones y molestias.

Foto Freepik

Por qué el cuerpo quema más calorías y activa la grasa parda

Para no enfriarse, el organismo gasta energía extra solo en producir calor. La misma distancia recorrida en invierno implica más trabajo interno que en un día templado, por lo que la quema de calorías es mayor. En este contexto entra en juego la grasa parda, una grasa activa que funciona como un pequeño radiador interno. Cuando la exposición al frío es controlada y repetida, este tejido se vuelve más eficiente a la hora de transformar energía en calor.

El resultado es un auténtico “impulso metabólico”: el invierno no solo entrena las piernas, también entrena el uso que el cuerpo hace de la energía. No sustituye a una buena alimentación ni a un descanso correcto, pero sí puede ayudar a quienes buscan reducir grasa corporal de forma gradual.

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Ánimo, defensas y sensaciones mentales al correr con frío

En los meses fríos, los días son más cortos y la luz natural escasea. Muchas personas notan apatía, sueño constante y menor motivación para concentrarse. Salir a correr al aire libre, incluso en jornadas nubladas, aporta una dosis de luz suficiente para reajustar el reloj interno y levantar el ánimo.

El ejercicio moderado favorece la liberación de serotonina, relacionada con la sensación de bienestar, y ayuda a regular la melatonina, hormona ligada al ciclo de sueño. Con el tiempo, quienes mantienen esta rutina invernal suelen notar que se duermen mejor y que el despertar es menos pesado. A esto se añade la sensación de aire frío en la cara, que despeja la mente y facilita una concentración más clara durante la carrera y después.

En paralelo, el esfuerzo sostenido pero razonable en bajas temperaturas actúa como pequeño estímulo para el sistema inmune. El cuerpo aprende a manejar mejor los cambios ambientales y a responder con más rapidez ante los retos diarios.

Un antídoto contra el bajón invernal: luz, serotonina y mejor sueño

La carrera al aire libre se convierte en una herramienta sencilla contra el típico bajón de invierno. La luz natural, aunque tenue, ayuda a estabilizar el estado de ánimo, rompe la sensación de letargo y contrarresta la falta de claridad diurna que favorece la desgana. El movimiento activa la circulación y genera una cascada de señales químicas que se traducen en más energía durante el día y un descanso nocturno más profundo. El ciclo se invierte: en lugar de sofá y apatía, aparece el hábito de moverse y sentirse mejor por dentro.

Cómo el frío entrena también las defensas del cuerpo

Cuando una persona corre con frío de forma regular, sin abusar del volumen ni de la intensidad, el organismo ajusta sus “guardianes” internos. Aumenta la actividad de ciertas células de defensa y se refuerza la capacidad de respuesta frente a virus comunes. El frío deja de ser un enemigo permanente y pasa a ser un estímulo controlado.

El matiz es importante: sesiones muy largas y extenuantes, sumadas a falta de sueño o mala alimentación, pueden provocar el efecto contrario y debilitar las defensas del cuerpo. Por eso, los entrenamientos invernales funcionan mejor cuando son moderados, constantes y compatibles con una recuperación adecuada.

Qué necesita el cuerpo para correr con frío de forma segura

Para que todos estos efectos sean positivos, el cuerpo necesita tres apoyos básicos. Primero, un calentamiento gradual, con unos minutos de movimiento suave y progresivo, ayuda a que músculos, articulaciones y respiración se adapten sin sobresaltos. Segundo, la ropa por capas ligeras permite entrar en calor sin sudar en exceso; sentir un ligero frescor al salir es normal e incluso deseable, porque el organismo se irá calentando sobre la marcha. Conviene proteger manos, cabeza y pies, que son las zonas donde se pierde más calor.

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