#Salud: Esto es lo que esconden los escapes de pis al toser, reír o estornudar

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Sentir que se escapa una gota de orina cuando se tose, ríe o
estornuda es algo más común de lo que muchos piensan, pero eso no
lo convierte en algo normal ni inevitable. Muchas personas han
aprendido a resignarse a estas pérdidas, ya sea después del parto,
tras cierta edad, o por simples costumbres sociales y
familiares.

Hablar de escapes de
orina
requiere quitarle la etiqueta de “normalidad” y comenzar
a verlo como un aviso de que algo falla en el
cuerpo.
Cuidar y entender el suelo pélvico, tanto en
mujeres como en hombres, es esencial para la calidad de vida, el
bienestar físico y la autoestima.


¿Por qué ocurren los escapes de orina: causas y factores de
riesgo?

El escape de orina involuntario, también conocido como
incontinencia urinaria, aparece cuando los mecanismos naturales que
impiden la fuga de orina fallan al aumentar la presión
dentro del abdomen
. Situaciones cotidianas como reír,
toser o saltar pueden ser el detonante. La causa más habitual es el
debilitamiento de la musculatura del suelo pélvico
y del esfínter uretral, que no logran resistir la presión y
permiten la salida de orina.

Varios factores elevan el riesgo de sufrir estos episodios. El
embarazo y el parto, especialmente el vaginal, provocan
estiramientos y cambios en la musculatura pélvica. El
envejecimiento suele ir de la mano con la pérdida de tono muscular.
La obesidad aumenta la presión sobre la vejiga de
forma mantenida, el estreñimiento exige esfuerzo crónico al
defecar, y la tos crónica, muy frecuente en personas fumadoras,
también puede perjudicar. Incluso cirugías en la zona pélvica,
el sedentarismo prolongado, las malas posturas y
el levantamiento de peso sin técnica adecuada tienen un efecto
negativo sobre la capacidad de controlar la vejiga.

Existen distintas formas de incontinencia, aunque la más
frecuente es la incontinencia de esfuerzo, asociada directamente a
ese aumento de la presión abdominal. Otras variantes
incluyen la incontinencia de urgencia (cuando
existe una necesidad repentina y fuerte de orinar) y la
incontinencia mixta, combinación de ambas.

El papel
fundamental del suelo pélvico

El suelo pélvico actúa como una red que
sostiene toda la base del abdomen. Está compuesto por músculos,
ligamentos y tejidos que rodean la uretra, la vejiga, el
recto e incluso la próstata en el caso de los hombres.
Su
función principal es mantener los órganos en la posición correcta y
controlar la salida de la orina y las heces.

Cuando esta estructura pierde tono, flexibilidad o coordinación,
cualquier presión extra puede superar la resistencia del sistema y
provocar escapes. Además, un suelo pélvico con demasiada tensión
(hipertonía) puede ser tan problemático como uno
debilitado.
El equilibrio entre fuerza, flexibilidad y
control es lo que garantiza la continencia.

Foto Freepik

Factores
cotidianos que dañan el control urinario

Muchos hábitos diarios dañan la salud del suelo pélvico, aunque
pasan desapercibidos. Empujar con fuerza al orinar o al defecar es
uno de los más frecuentes y peligrosos, ya que
obliga a la musculatura a realizar esfuerzos para los que no está
pensada. Aguantarse las ganas de orinar repetidamente o hacerlo
“por si acaso” desestructura los reflejos normales del cuerpo.

Las malas posturas, como estar muchas horas sentado sin moverse
o de pie sin variar el peso, afectan la estabilidad pélvica. Llevar
ropa ajustada, fajas muy ceñidas o tacones altos también
tienen impacto
, ya que modifican la posición natural de
los órganos y limitan la movilidad.

El tabaquismo, además de provocar tos crónica, reduce la calidad
de los tejidos. Prácticas deportivas de impacto, rutinas
hiperpresivas como los abdominales clásicos, y el levantamiento de
pesas sin técnica hacen que el suelo pélvico sufra presión
excesiva e innecesaria.
No menos importante es la mala
gestión respiratoria: contener el aire o hacer apneas durante el
esfuerzo aumenta la presión intraabdominal y puede provocar
fugas.


¿Cómo prevenir y fortalecer el suelo pélvico para evitar los
escapes?

La mejora de esta situación empieza con la consulta a un
profesional preparado, como fisioterapeutas especializados en suelo
pélvico. El diagnóstico adecuado permite identificar el
estado del músculo
, si existe debilidad, excesiva tensión
o cualquier otra alteración.

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El tratamiento habitual es individualizado y suele comenzar con
fisioterapia y ejercicios específicos. La revisión
de los hábitos posturales y de movimiento es fundamental,
incluyendo revisiones de las rutinas deportivas y pautas
ergonómicas para el día a día. La alimentación balanceada y
la hidratación también desempeñan un papel
esencial
, ya que previenen el estreñimiento y favorecen la
función muscular.

Reducir el consumo de irritantes como el café, el alcohol y las
bebidas carbonatadas ayuda a mantener una vejiga tranquila. Además,
es recomendable evitar el tabaco y mantener el peso en rangos
saludables para limitar la presión sobre la
pelvis
. Mantener una vida activa y una buena gestión
emocional minimiza el impacto del estrés, que suele aumentar la
tensión pélvica y dificultar la relajación muscular.

Ejercicios
y hábitos que fortalecen el suelo pélvico

Entre los recursos más eficaces para mejorar la fuerza y la
resistencia del suelo pélvico están los ejercicios de
Kegel
. Consisten en realizar contracciones voluntarias de
los músculos que rodean la uretra y el ano. Estos deben hacerse
guiados por un especialista para evitar errores de técnica.

Otra opción son los ejercicios hipopresivos,
que combinan respiración y trabajo postural para reducir la presión
sobre los órganos internos y activar la musculatura profunda.
Actividades como la natación, el baile suave, el pilates y el yoga
también favorecen el control muscular, siempre que se adapten a
las necesidades de cada persona y se eviten los ejercicios
de alto impacto
sin preparación específica.

El control de la respiración es clave en todos los movimientos y
ejercicios. Aprender a no contener el aliento ni realizar apneas
durante esfuerzos previene el incremento brusco de la presión
abdominal.

Errores
frecuentes y mitos sobre los escapes de orina

A pesar de la importante labor informativa, siguen muy presentes
falsas creencias que dificultan la solución de este problema.
Pensar que solo afecta a mujeres, o que aparece de forma natural
tras el parto o con la edad, es limitar el acceso a una posible
recuperación.

No todos los casos se benefician cortando el chorro de la orina,
técnica no recomendada fuera del entorno sanitario, ya que
puede dañar el buen funcionamiento de la vejiga.
Los ejercicios de Kegel no son la única arma, ni sirven igual para
todo el mundo; hay casos en que se requiere un enfoque distinto, en
especial ante una hipertonía muscular.

Los hombres también pueden y deben cuidar el suelo pélvico, ya
que ellos no están exentos de sufrir pérdidas o
molestias.
La constancia en la práctica de ejercicios y la
vigilancia de los hábitos de vida marcan la diferencia en la
recuperación o prevención de estos episodios.

Mantener
el suelo pélvico saludable cambia la vida

Adoptar hábitos que protejan y fortalezcan esta zona es una
inversión directa en la salud, el bienestar y la autoestima. La
incontinencia
urinaria
no tiene porqué asumirse como la consecuencia
inevitable de la edad, el parto o los cambios hormonales. El primer
paso es entender que se puede y se debe buscar ayuda profesional
para ganar calidad de vida. La constancia, la individualización del
abordaje y la información clara son la base para romper el
círculo de silencio y normalización de los escapes de pis.

Cuidar del suelo pélvico es un acto de autocuidado y respeto
corporal que merece atención diaria, marcada por ejercicios,
posturas correctas y hábitos saludables. El cambio está en la
información y la práctica cotidiana.

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