#Salud: Esto es lo que debes hacer cuando tienes hipo y no se te quita

0
122


El hipo común suele ser corto y pasa sin esfuerzo. Llega,
interrumpe una comida o una charla, y se va. Cuando dura horas,
cambia el ánimo y agota. Una diseñadora contaba que, tras una cena
con refrescos y risas, pasó la madrugada con hipo que iba y venía,
sin poder dormir ni concentrarse al día siguiente.

Entiende las
causas del hipo persistente

El hipo
aparece por contracciones involuntarias del
diafragma y el cierre súbito de las cuerdas
vocales. Este reflejo puede dispararse por cosas cotidianas, como
comer muy rápido o beber bebidas con gas, o por cambios bruscos de
temperatura. También puede intervenir el nervio
vago
o el nervio frénico, que regulan el
diafragma. Cuando estos nervios se irritan, el hipo se
prolonga.

La vida diaria aporta varios desencadenantes. Un atracón, un
brindis con alcohol, un episodio de ansiedad o un estómago hinchado
alteran el ritmo natural de la respiración. El resultado es un
espasmo repetido. Algunas personas lo notan tras una risa intensa o
al masticar chicle y tragar aire. Aun así, suele ser un fenómeno
benigno y pasajero.

Hay situaciones que requieren más atención. Infecciones
respiratorias, como una neumonía, pueden inflamar áreas cercanas al
diafragma y al nervio frénico. La
enfermedad por reflujo gastroesofágico irrita el
esófago y perpetúa el reflejo. Trastornos del sistema nervioso
central, accidentes cerebrovasculares o lesiones craneales cambian
la señal que el cerebro envía al diafragma. Tumores en el tórax o
el abdomen, o un absceso por debajo del diafragma, ejercen presión
y activan el hipo por largos periodos.

El papel de los medicamentos también cuenta. Algunas anestesias,
tratamientos que afectan la motilidad gástrica o ciertos fármacos
pueden favorecer el reflejo. Desequilibrios metabólicos, como
alteraciones renales u hormonales, cierran el círculo. Lo
importante es saber que el hipo que dura más de 48 horas exige una
mirada clínica para identificar la causa real.

Factores
cotidianos que provocan hipo duradero

Una comida apurada irrita el estómago y empuja aire a la
garganta, lo que altera el patrón del diafragma.
Los refrescos crean burbujas, hinchan y desencadenan espasmos. El
estrés acelera la respiración y acorta la exhalación, un detalle
que tensa el diafragma y lo vuelve más reactivo. Un ejemplo simple
es el hipo tras una presentación en público, cuando la ansiedad
corta el aire y se combina con tragos rápidos de agua. En noches
frías, un cambio brusco de temperatura al salir a la calle también
puede activar el reflejo y alargarlo más de lo esperado.

Problemas
médicos detrás del hipo que no cede

Las infecciones del aparato respiratorio inflaman tejidos
cercanos y favorecen contracciones que no paran. Un trastorno
neurológico altera el control automático de la respiración y
perpetúa el hipo. Un tumor, una hernia o un absceso bajo el
diafragma pueden presionar nervios y provocar episodios prolongados
con dolor o dificultad para tragar. El reflujo ácido quema, irrita
el esófago y mantiene el estímulo. En estos casos, la evaluación
médica no se pospone, ya que el diagnóstico precoz guía el
tratamiento y reduce riesgos.

Prueba
estos remedios caseros para calmar el hipo

Cuando el hipo molesta pero parece leve, hay recursos simples y
sensatos. La respiración profunda ayuda a relajar
el diafragma y a romper el ciclo del espasmo.
Beber agua fría en sorbos pequeños estimula el
nervio vago y resetea el reflejo. Hacer gárgaras
con agua fría, chupar un cubo de hielo o beber del lado opuesto del
vaso cambian la mecánica de la deglución y, con frecuencia, lo
frenan.

Otro truco clásico consiste en colocar una pequeña cantidad de
azúcar en la lengua y dejar que se disuelva, lo que activa
receptores orales y modula el reflejo. Una pizca de vinagre puede
ofrecer un estímulo breve y útil. Para estómagos sensibles, una
mezcla suave de agua con un toque de bicarbonato puede calmar la
acidez ocasional, siempre en poca cantidad. Presionar el pecho con
suavidad, con los brazos alrededor del torso, añade resistencia al
movimiento del diafragma y ayuda a estabilizarlo.

Estos métodos tienen sentido en situaciones puntuales. Funcionan
mejor en hipos cortos, relacionados con comidas, bebidas o nervios.
No reemplazan la consulta si el hipo es persistente, si se acompaña
de dolor, fiebre, vómitos, pérdida de peso o si impide comer y
dormir. Un enfoque prudente combina remedios caseros seguros con
una observación atenta de los síntomas.

Te podría interesar:
Foto Freepik

Técnicas
de respiración y agua para detenerlo rápido

Respirar hondo, retener el aire por unos segundos y soltarlo de
forma lenta, relaja el diafragma y desactiva el
espasmo. Repetir el ciclo, con calma, da señales claras al cuerpo.
Beber agua fría con hielo intensifica el estímulo
del nervio vago. Tomar agua desde el borde opuesto
del vaso, inclinando el tronco, cambia la coordinación entre
respiración y deglución y rompe el patrón. En algunos casos,
respirar unos instantes dentro de una bolsa de papel bajo
supervisión ayuda a elevar el dióxido de carbono y a equilibrar el
reflejo. Se evita si hay problemas respiratorios.

Ingredientes
de cocina que ayudan a relajar el espasmo

Una cucharadita de azúcar o miel se deshace en la lengua y
produce un estímulo breve que puede cortar el hipo. Un pequeño
sorbo de vinagre de manzana activa receptores y puede ser útil
cuando hay irritación leve. Para el estómago sensible, un poco de
agua con bicarbonato puede calmar, siempre en dosis moderadas. No
se abusa de estos recursos ni se repiten en exceso. Si aparece
ardor intenso, náuseas o dolor, se detienen y se consulta.

¿Cuándo
ir al médico y qué tratamientos esperar?

El hipo que dura más de 48 horas requiere valoración clínica.
También se consulta si vuelve una y otra vez, si interfiere con la
alimentación o el sueño, o si viene con otros síntomas. La
presencia de pérdida de peso, cansancio marcado, vómitos, dolor
torácico o dificultad para respirar eleva la urgencia. Un turno a
tiempo evita complicaciones como deshidratación, irritación de las
cuerdas vocales o arritmias en personas con antecedentes
cardíacos.

El médico tomará una historia detallada y buscará la
causa subyacente. Hará preguntas sobre comidas,
bebidas, hábitos y fármacos. Puede solicitar análisis de sangre,
pruebas para evaluar el sistema nervioso, estudios
del aparato digestivo o imágenes. En casos puntuales, una
tomografía de tórax o abdomen ayuda a detectar problemas que
afecten al nervio frénico o a estructuras
cercanas. Si hay sospecha de reflujo, se valora un tratamiento que
reduzca el ácido. Si existe una infección, se atiende con el manejo
adecuado. Cuando se identifica un fármaco como posible disparador,
se ajusta el plan terapéutico.

En el consultorio existen medicamentos que
relajan el diafragma o modulan el reflejo. Fármacos como
baclofeno o clorpromazina pueden
aliviar el espasmo. En algunos casos se usan
metoclopramida o gabapentina, y
si hay reflujo se considera omeprazol u otro
supresor de ácido. El objetivo es calmar el hipo y tratar la
condición de base. Si hay una enfermedad neurológica, se sigue el
plan del especialista. Cuando el hipo es intratable, se evalúan
opciones como bloqueos del nervio vago, acupuntura
o procedimientos más avanzados, siempre con indicación clara y
seguimiento estrecho.

Señales que indican
urgencia médica

Un hipo que se instala por días y viene con dolor abdominal
intenso, vómitos persistentes, fiebre, tos con dificultad para
respirar o fatiga que no cede merece consulta inmediata. Si la
persona no puede comer o beber, si nota deshidratación o si el
sueño se ve interrumpido por horas, se busca atención sin demora.
En pacientes con pérdida de peso sin explicación o con antecedentes
neurológicos, el control temprano marca la diferencia.

Opciones de
tratamiento profesional efectivas

El equipo médico combina entrevista clínica, exploración física
y estudios dirigidos para aclarar el origen. Una vez detectado el
problema, se ajusta el tratamiento. Se cambian fármacos que puedan
contribuir al
hipo
, se inicia terapia para ERGE cuando
corresponde y se indican medicamentos que apagan
el espasmo del diafragma. Si la causa es un
proceso inflamatorio o una infección, se trata con el esquema
adecuado. En casos seleccionados, la estimulación del
nervio vago o procedimientos sobre nervios
implicados ofrecen alivio cuando todo lo demás falla. Con un plan
claro, la mayoría de pacientes mejora y recupera su rutina sin
interrupciones.

¿Le resultó útil este artículo?



Source link