El cáncer de estómago sigue siendo una de las principales causas
de muerte por cáncer en países de habla hispana. Aunque su
incidencia ha descendido en las últimas décadas, muchas personas
siguen llegando tarde al diagnóstico porque los síntomas tempranos
son sutiles o poco conocidos.

El cáncer de estómago, también llamado cáncer
gástrico, se origina en la mucosa que recubre el estómago
y en la mayoría de los casos, se trata de un
adenocarcinoma. América Latina y España siguen
presentando tasas importantes, especialmente en personas mayores de
50 años, aunque puede presentarse en adultos jóvenes. Los
factores de riesgo más frecuentes incluyen la
infección por Helicobacter pylori, antecedentes familiares, dieta
baja en frutas y verduras, consumo alto de sal o procesados,
tabaquismo y abuso de alcohol.
El gran reto es que este tipo de cáncer muestra pocos síntomas
en sus etapas iniciales, pero cuando las molestias son evidentes,
la enfermedad suele estar más avanzada y las opciones de
tratamiento se complican. Por eso la detección
temprana es vital y la clave está en prestar atención
incluso a señales inesperadas.
Síntomas clásicos y atípicos del cáncer de estómago
Muchos asocian el cáncer gástrico con dolor abdominal, pérdida
de peso, náuseas y vómitos. Sin embargo, existen síntomas menos
comunes, especialmente en los primeros meses, que suelen pasar
desapercibidos. Entre estos se encuentran cambios en el sentido del
gusto y manifestaciones bucales como un
sabor metálico o desagradable y sensación rara al
tragar.
Estos síntomas inusuales, aunque pueden parecer triviales o poco
relacionados con el estómago, pueden ser la primera alarma de que
algo no va bien.

¿Por qué un sabor extraño en la boca puede ser señal de
alerta?
El sabor extraño, metálico o amargo en la boca
puede estar vinculado a trastornos en la mucosa gástrica, incluso
antes de que el tumor sea visible o sintomático. Los procesos
precancerosos y el inicio del cáncer pueden provocar que se alteren
los jugos gástricos y la percepción sensorial oral, generando
sensaciones poco habituales, que van más allá de una simple
disgeusia tras tomar un medicamento.
Los médicos explican que, a medida que la mucosa gástrica
cambia, también lo hacen las señales que viajan desde el estómago
al cerebro. Cuando la inflamación o incluso pequeñas lesiones se
extienden, éstas afectan el funcionamiento normal de las glándulas
y nervios relacionados con el gusto, produciendo sabores
anormales sin causa dental ni infecciosa.
Otras manifestaciones bucales asociadas al cáncer gástrico
No sólo el sabor extraño debe llamar la atención. El cáncer de
estómago puede presentarse también con boca seca,
sensación pastosa o lesiones en la mucosa oral. A veces aparecen
úlceras que no terminan de curar, encías inflamadas o sangrado poco
habitual. También puede sentirse dificultad para tragar, sensación
de quemazón o dolor inexplicable al comer alimentos ácidos o
salados.
Estas manifestaciones suelen relacionarse con alteraciones
generales del organismo ante el cáncer, la disminución de la
inmunidad o, en algunos casos, efectos secundarios de tratamientos.
Aun así, cuando estos síntomas aparecen sin justificación clara y
persisten, conviene considerarlos como posibles señales de
alerta.
Diagnóstico y manejo del síntoma bucal
Un enfoque clínico completo incluye la valoración por un médico
general, a veces por un odontólogo, y pruebas como exámenes de
sangre, evaluación de la mucosa oral o endoscopía digestiva.
Si existe sospecha, la endoscopía con biopsia
es la herramienta más útil para diagnosticar lesiones iniciales en
el estómago. En el análisis oral, se buscan lesiones persistentes,
áreas adormecidas o cambios en la saliva que puedan orientar el
diagnóstico. Cuanto antes se estudie el síntoma, mayor será la
probabilidad de tratar el cáncer en etapas donde la curación es
posible.
Estar alerta a síntomas poco comunes como un
sabor extraño en la boca puede ser la diferencia entre detectar el
cáncer de estómago a tiempo o enfrentarlo tarde. Si este síntoma
aparece y persiste, no lo ignores. Consulta siempre a un
profesional de la salud, infórmate sobre tus factores de riesgo y
no temas exigir una valoración completa.


