#Salud: Este es el mínimo de ejercicio que necesitas para reducir el riesgo de diabetes

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La diabetes tipo dos ya forma parte del día a día de muchas familias. Entre trabajo, casa y pantalla, la mayoría siente que no tiene tiempo para hacer deporte. Sin embargo, la evidencia muestra que con muy poco ejercicio regular ya se puede reducir el riesgo y proteger mejor el azúcar en sangre, sobre todo con actividades tan simples como caminar a buen ritmo.

Cuánto ejercicio mínimo ayuda a reducir el riesgo de diabetes

Las guías de salud actuales indican que el objetivo general son unos ciento cincuenta minutos semanales de ejercicio moderado, como caminar ligero o ir en bicicleta suave. Ese nivel de movimiento ayuda a que el cuerpo use mejor la glucosa, mejora la sensibilidad a la insulina y apoya el control del peso.

No hace falta llegar ahí desde el primer día. Una persona puede empezar con tiempos cortos, incluso pocos minutos por jornada, y aumentar poco a poco. La clave está en la constancia y en mantener una intensidad en la que todavía se pueda hablar, pero ya cueste cantar sin parar.

Por qué ciento cincuenta minutos a la semana son el objetivo recomendado

La cifra de ciento cincuenta minutos semanales no es un número al azar. Procede de estudios que observan menos casos de diabetes tipo dos y mejor control del azúcar en quienes cumplen ese nivel de actividad. No exige sesiones largas; puede repartirse en varios días, por ejemplo pequeños paseos después de algunas comidas o trayectos al trabajo caminando.

Los expertos hablan de ejercicio moderado cuando el corazón late más rápido, se respira algo más fuerte, pero todavía se mantiene una conversación sin dificultad. Caminar con paso vivo, subir cuestas suaves o pedalear sin prisa encajan muy bien en esta idea.

Empezar con menos tiempo también marca la diferencia

Aunque el objetivo final sean esos minutos, los beneficios empiezan antes. Con unos pocos ratos activos por semana ya se observan mejoras en el metabolismo y en la forma en que el cuerpo maneja el azúcar. La frase cualquier movimiento cuenta cobra aquí todo su sentido.

Una persona que hoy se siente muy sedentaria puede decidir dar solo un pequeño paseo tras el almuerzo o la cena. Esa decisión encarna la idea de mejor poco que nada y crea una base realista para aumentar el tiempo de actividad en las semanas siguientes.

Qué tipo de ejercicio ayuda más a prevenir la diabetes

La prevención de la diabetes tipo dos no exige rutinas extremas ni gimnasios caros. Lo que marca la diferencia es combinar ejercicio aeróbico y trabajo de fuerza, siempre adaptado al nivel de cada persona y a su contexto diario.

En el grupo aeróbico se incluyen actividades sostenidas que elevan ligeramente el pulso, como caminar ligero, ir en bicicleta, bailar o nadar a ritmo suave. En la parte de fuerza entran los movimientos que hacen trabajar los músculos, ya sea con el propio peso, con bandas elásticas o con cargas ligeras.

Foto Freepik

Ejercicio aeróbico sencillo: caminar rápido y moverse más en el día

Entre todas las opciones, caminar rápido suele ser la más sencilla y accesible. Permite salir por el barrio, no requiere material y se adapta bien a distintas edades. Cada paseo activo ayuda a que el cuerpo use mejor la glucosa y a que aumente la resistencia.

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Muchas personas integran ese movimiento en gestos cotidianos como subir escaleras en lugar de usar el ascensor, bajarse una parada antes del transporte o alargar unos minutos el paseo con el perro. Lo importante es moverse cada día un poco más que ayer.

Ejercicios de fuerza dos veces a la semana para cuidar el azúcar

El trabajo de fuerza también juega un papel clave. Más músculo significa más lugar donde almacenar y usar glucosa, lo que se traduce en músculo que protege del azúcar alto. Las guías sugieren al menos dos días de fuerza a la semana, siempre con ejercicios seguros y sencillos.

Ejemplos prácticos son las sentadillas apoyándose en una silla, las flexiones contra la pared o levantar botellas de agua como si fueran mancuernas. No se necesita mucha carga; lo importante es notar que los músculos trabajan y se fatigan un poco.

Cómo integrar este mínimo de ejercicio en una rutina ocupada

Quien tiene una agenda llena suele sentir que no puede reservar una hora entera para hacer ejercicio. Una estrategia útil es dividir el movimiento en bloques muy cortos, repartidos durante el día. Tres ratos breves pueden sumar fácilmente el tiempo recomendado al final de la semana.

También ayuda romper largos periodos sentado. Levantarse cada cierto tiempo, caminar unos pasos por la casa o la oficina y hacer un par de movimientos de piernas ya reduce la inactividad prolongada y favorece el control del azúcar.

Trucos sencillos para moverse más sin cambiar toda la agenda

Una persona ocupada puede aprovechar llamadas de teléfono para caminar por el pasillo o por la manzana. Esas pequeñas pausas activas actúan como recordatorios de movimiento. Otra idea es caminar después de comer, aunque sea un recorrido corto alrededor del trabajo o del barrio.

Elegir las escaleras cuando sea posible y buscar menos tiempo sentado en reuniones o ratos de ocio suma minutos de actividad sin grandes cambios de agenda. Con ese enfoque, el ejercicio deja de ser algo extra y empieza a formar parte natural de la jornada.

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