A lo largo de la vida, el cuerpo humano experimenta numerosos
cambios. Aunque la mayoría de las estructuras llegan a su tamaño
definitivo en la juventud, hay dos partes del
cuerpo que no dejan de cambiar con el tiempo: la nariz y
las orejas. Este fenómeno no pasa desapercibido e intriga tanto a
especialistas como al público en general.
¿Por qué crecen
la nariz y las orejas?
El crecimiento de la nariz y las orejas no se debe a un aumento
en la cantidad de células, sino a cambios en el
cartílago y los tejidos circundantes. El
cartílago, un tejido flexible y resistente presente en diferentes
partes del
cuerpo, pierde elasticidad con los años. Esto lo hace más
vulnerable a los efectos de la gravedad, lo que
provoca el alargamiento de estas estructuras.
Además, otro aspecto clave es la pérdida de
colágeno en la piel. Con el tiempo, la piel que
recubre la nariz y las orejas se vuelve más delgada y menos firme,
lo que contribuye a que estas zonas parezcan más prominentes. Es un
proceso que combina el desgaste natural del cuerpo con los efectos
del envejecimiento.
Gravedad y
desgaste: el papel del tiempo
Conforme pasan los años, la gravedad juega un
papel importante en la transformación de estas partes del cuerpo.
En el caso de las orejas, los lóbulos se vuelven más largos y
tienden a inclinarse hacia abajo. Por otro lado, la punta de la
nariz puede hundirse ligeramente debido al debilitamiento del
tabique nasal, una estructura vital hecha de cartílago.
Estos cambios suelen ser más evidentes a partir de los 30 a 40
años, pero se acentúan notablemente en la tercera edad. Estudios
han demostrado que los lóbulos de las orejas crecen alrededor de
0,22 milímetros al año en personas mayores de 30
años, un detalle que puede parecer mínimo, pero se vuelve más
visible con el tiempo.

Diferencias entre
hombres y mujeres
Aunque este fenómeno ocurre tanto en hombres como en mujeres,
algunos estudios señalan que las diferencias
hormonales y genéticas pueden influir en qué tan
pronunciados son estos cambios. En general, los hombres suelen
experimentar un mayor aumento, especialmente en las orejas. Esto
podría deberse a una mayor exposición al sol y al instinto
biológico de muchos hombres de no protegerse tanto contra los
efectos del envejecimiento de la piel en comparación con las
mujeres.
Factores externos:
¿Cómo influyen?
Factores como la exposición al sol, el
tabaquismo y una mala alimentación también pueden acelerar este
proceso. La radiación ultravioleta contribuye a la pérdida de
elasticidad en la piel, mientras que el tabaco reduce la producción
de colágeno, una proteína esencial para mantener la firmeza de los
tejidos.
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Incluso, algunos hábitos como el uso de pendientes pesados
pueden afectar los lóbulos de las orejas, exagerando el efecto de
alargamiento con el paso del tiempo. Aunque no son la causa
principal, estos factores externos pueden aumentar la percepción
del “crecimiento” de estas partes del cuerpo.
¿Se puede prevenir?
Aunque no se puede evitar por completo el envejecimiento, hay
medidas que pueden retrasar este proceso y
minimizar el impacto visual. Una buena rutina de cuidado de la
piel, que incluya el uso de protector solar y productos
hidratantes, ayuda a conservar la firmeza de los tejidos. Además,
evitar el tabaquismo y mantener una dieta balanceada rica en
vitamina
C y colágeno puede marcar una gran diferencia.
En el caso de las orejas, optar por pendientes ligeros o
alternar su uso también puede ser útil para evitar el estiramiento
prematuro de los lóbulos.
A medida que envejecemos, la nariz y las orejas se convierten en
testigos visibles del paso del tiempo. Este crecimiento continuo,
aunque imperceptible en el día a día, está marcado por la pérdida
de elasticidad del cartílago y los efectos inexorables de la
gravedad. Si bien no se puede detener por completo, adoptar ciertos
cuidados puede suavizar estos cambios y mantener estas partes del
cuerpo en su mejor estado posible. Al final, aceptar estas
transformaciones como parte del proceso natural de la vida también
es una forma de valorar nuestra propia evolución
como personas.